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Reflexionando sobre la seguridad alimentaria en Guatemala

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A nivel global se estima que por lo menos 795 millones de personas enfrentan carencias alimentarias (WFP, 2016). México tiene uno de los índices de disponibilidad energética más elevados del mundo (Urquía, 2014), pero según los últimos datos disponibles (correspondientes al 2014), 20.6% de la población vivía en “pobreza alimentaria” y 42.4% enfrentaba algún grado de “inseguridad alimentaria” (CONEVAL, 2014).


El concepto de “seguridad alimentaria” comenzó a ser utilizado en la arena internacional en la década de 1970, desde entonces su definición ha incorporado una creciente complejidad.

La doctora Ayari G. Pasquier Merino, presentó un trabajo que retoma la definición propuesta por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sussiglas en inglés), utilizada usualmente como referencia en ámbitos políticos y académicos. Se considera entonces que existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico,social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.

La FAO ha propuesto analizar la seguridad alimentaria a partir de cuatro dimensiones —disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad, que son monitoreadas a través de una serie de indicadores estadísticos a nivel nacional (FAO, 2016). Esta metodología permite hacernos de una idea general, hacer comparaciones entre países,identificar tendencias y ubicar regiones particularmente vulnerables. Sin embargo, los indicadores utilizados dejan de lado múltiples factores relevantes5 y en muchos casos no existen los datos correspondientes.

El trabajo analiza estas dimensiones desde una perspectiva etnográfica, partiendo del marco conceptual del desarrollo humano y las capacidades. La investigación fue desarrollada en una comunidad ubicada en el municipio "Las Margaritas, Chiapas, integrada por 25 familias de origen guatemalteco". Algunos de sus integrantes llegaron como refugiados en 1982, huyendo de la violencia militar de su país, otros nacieron en campos de refugiados en la década siguiente. A pesar de las peculiaridades vinculadas con su experiencia del refugio, estas familias comparten gran parte de los problemas cotidianos que enfrentan muchas otras familias rurales, en particular aquellas que han sido desplazadas de manera forzosa por motivos económicos, políticos, religiosos o ambientales, pero también con muchas de las que siguen vinculadas al campo, aunque no tengan tierras.

En este contexto la investigación plantea indagar los factores de vulnerabilidad que enfrentaban las familias para lograr una disposición, acceso y utilización de alimentos de manera estable a lo largo del tiempo y sobre sus capacidades para responder a las crisis que afectan su seguridad alimentaria. De manera paralela, se analizan las desigualdades dentro de la comunidad, con la intención de mostrar la diversidad de situaciones y estrategias existentes dentro de un grupo con frecuencia homologado bajo la etiqueta de “pobreza extrema”. Por último, con base en este estudio se busca reflexionar sobre algunos de los límites que enfrentan las políticas de disminución de la pobreza que operan en la región, buscando vincular el análisis de la escala local con el contexto más general de la pobreza y la política pública en la escala nacional.

La seguridad alimentaria depende de la disponibilidad y el acceso a alimentos, pero también del tipo de dieta y de prácticas de higiene en la preparación y consumo de alimentos relacionadas con enfermedades gastrointestinales que afectan la capacidad de aprovechar los nutrientes.

Las familias a las que se refiere este estudio llevan una dieta pobre y poco variada. Hacen dos o tres comidas al día, dependiendo de la disponibilidad de alimentos y la carga de trabajo. Su dieta se basa en el consumo de tortillas de maíz nixtamalizado, acompañadas con un poco de frijol, si hay, si no solo con salsa enlatada de tomate con chile. La comida principal suele incluir caldo, a veces con un poco de pollo, otras con quelites y verdura. Se consumen también algunas frutas de temporada, sobre todo naranja y plátano, recolectadas por lo general en los caminos.La principal fuente de proteína animal es el huevo, que se consume dos o tres veces por semana, por lo general frito en aceite.
El pollo se consume una vez por semana o menos, en pequeñas cantidades y cocinado en caldo. La carne de res y cerdo se consume cuando mucho una vez al mes, a veces cada dos o tres meses, cuando varias familias se organizan para comprar un animal en pie. Las familias más pobres solo tienen acceso a estos alimentos durante las celebraciones colectivas. Para salir a trabajar se acompaña la comida con pozol, bebida preparada con agua, masa de maíz y azúcar.

La vulnerabilidad alimentaria tiene que ver sobre todo con problemas de acceso o, dicho con otras palabras, con su condición de pobreza y marginación. Entre los factores que definen esta situación se destacan, para el caso de estudio, la falta de activos productivos, el carácter inestable y precario de los trabajos disponibles, la escasez de fuentes de ingreso alternativas y la falta de acceso a tierras de cultivo. A esto se suma la falta de acceso a agua potable y la carencia de servicios de salud y educación de buena calidad y de ciertas prácticas higiénicas. 

Por último, dado que el análisis de la vulnerabilidad lleva implícito una visión temporal, debemos también considerar que, frente a la precariedad de los activos y modos de sustento de las familias, cualquier contratiempo puede obligarlos a reducir su consumo de alimentos.

Las crisis que enfrentan obedecen a múltiples causas. Entre éstas destaca la enfermedad de alguno de sus miembros, que limita sus capacidades productivas y puede orillarlos a vender los pocos insumos productivos que poseen o a endeudarse, superando por un tiempo la crisis pero empobreciéndose ulteriormente. Otra situación frecuente es la migración “fallida” del jefe de familia, pues suele pagarse el viaje con préstamos costosos y cuando no logran conseguir trabajo, o dejan de comunicarse, las familias se quedan endeudadas, sin ingresos y sin fuerza de trabajo, dependientes de las ayudas de su red parental. Esta situación muestra el acceso a la seguridad social como un elemento central en las políticas de seguridad alimentaria.

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