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Aprovechamiento productivo y desarrollo tecnológico del frijol liborino

Agricultura Bioseguridad Colombia

La Corporación colombiana de investigación agropecuaria - AGROSAVIA, agricultores del municipio de Liborina (Antioquia) y el Institute Earlham del Reino Unido unieron esfuerzos a través del Fondo Newton de dicho país, para identificar y seleccionar genotipos que permitan mejorar las condiciones del cultivo de frijol liborino y potenciar su consumo, aprovechando su fácil digestibilidad y adaptabilidad al cambio climático.

Esta variedad local es un producto agrícola emblemático y con trascendencia e importancia económica en Liborina. En 2022, los agricultores recibirán semillas genéticamente constituidas para multiplicarlas, una vez se identifiquen las características genéticas deseables, para atender las necesidades de los interesados.

 Su fácil digestibilidad, buena adaptabilidad al cambio climático, resistencia a suelos con bajos nutrientes y sequía, y su tolerancia a altas temperaturas, convierten al frijol liborino, característico por su coloración amarilla moteada, en una interesante alternativa productiva, comercial y sostenible para los productores de la región y potencialmente, en otras zonas con limitantes de temperaturas altas y bajas precipitaciones.

Entre las montañas del occidente antioqueño sobre la cuenca media del río Cauca está ubicado Liborina, municipio que dio origen al nombre de esta variedad nativa, seleccionada desde tiempo atrás por los agricultores, quienes consideran a su frijol como el producto agrícola más emblemático e históricamente el de mayor trascendencia cultural, gastronómica y económica en la región.

Hasta esta localidad llegó AGROSAVIA, la Corporación colombiana de investigación agropecuaria, quien gracias a la financiación del Fondo Newton del Reino Unido en asocio con el Institute Earlham de dicho país, viene desarrollando un proyecto tendiente a identificar y seleccionar genotipos con características deseables, tanto en campo mediante el enfoque de fitomejoramiento participativo como en laboratorio a través de técnicas de genómica, para mejorar las condiciones del cultivo y potenciar el consumo del frijol liborino, aprovechando sus ventajas comparativas con otras variedades disponibles en el mercado nacional.

En la ejecución de esta iniciativa participan integrantes de la organización Aliturc, la Asociación de Amigos de Liborina y los productores del municipio, que se llenan de orgullo por cultivar y consumir su propio frijol, que en ocasiones se convierte en una excelente alternativa como proteína vegetal para los habitantes y que ahora se perfila dentro de las nuevas tendencias de alimentación, como productos vegetarianos y veganos.

Para Andrés J. Cortés, investigador Ph.D. de AGROSAVIA, “a nivel productivo el frijol liborino presenta muy buena adaptabilidad al cambio climático y fácil digestión, característica que le permite a personas que no pueden consumir granos, disfrutar de su sabor exquisito y composición nutricional sin temor a enfermarse. Precisamente, estos atributos dejan ver el potencial bioeconómico de esta variedad en el mercado nacional e internacional”.

Con esta iniciativa, AGROSAVIA desde el Centro de Investigación La Selva contribuye a la transformación sostenible del cultivo y proyecta devolverle en el primer trimestre del 2022 a los agricultores, semillas constituidas genéticamente para que sean ellos mismos quienes se encarguen de multiplicarla, ajustándose a la normatividad y siguiendo protocolos sanitarios, y así abastecer con semilla de buena calidad a todos los productores interesados.

“Los productores del municipio tienen un rol muy importante en esta iniciativa de investigación participativa quienes, con sus conocimientos y experiencias, en acople con el método científico, contribuirán a mejorar y consolidar la producción sostenible del frijol liborino. Ellos argumentan que las semillas que conservan y que siembran desde sus ancestros, hoy por hoy cargan menos granos, lo cual es un factor asociado a la degradación del material vegetal. Esa es precisamente la limitante que queremos solucionar con esta iniciativa”, comentó Diana Peláez, investigadora senior del proyecto y máster en Genética y Fitomejoramiento.

El frijol común (Phaseolus vulgaris) es un alimento básico en la canasta familiar en algunas regiones del país; por ejemplo, en Antioquia esta leguminosa presenta un consumo per cápita de 12 kg/año aproximadamente, convirtiéndose en una de las principales fuentes de proteína vegetal, que aporta nutricionalmente micronutrientes como hierro y zinc.

Los liborinos quieren ver brillar su frijol amarillo
En su territorio, Liborina cuenta con gran diversidad agroambiental que va desde lugares en clima cálido a 450 msnm a orillas del río Cauca, pasando por zonas de clima medio hasta llegar al Páramo de Santa Inés a 3150 msnm.

Teniendo en cuenta estas condiciones, se establecieron cuatro parcelas experimentales en este municipio, ubicadas en zonas con alturas comprendidas entre los 1000 y los 2000 msnm, para validar el comportamiento agronómico, adaptación y rendimientos, bajo diferentes condiciones agroambientales de 44 accesiones que están en evaluación.

Estos materiales fueron aportados por los productores y otros que se trajeron desde el Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Cali (Valle del Cauca).

Estos trabajos están orientados a identificar factores diferenciales en las parcelas establecidas, a partir de la determinación de marcadores de resistencia al virus del mosaico común, sequía y tolerancia a otros estreses abióticos. Con esta información, a futuro se podrán implementar acciones que mejorarían la productividad de este valioso material por sus atributos agronómicos, nutricionales y culturales. Incluso con técnicas clásicas de mejoramiento genético, hoy es posible aumentar en variedades de frijoles los niveles de hierro y zinc para combatir la desnutrición, especialmente en mujeres y niños.

De acuerdo con Diana Peláez “después de identificar los mejores materiales, la idea es impulsar la siembra de nuevas áreas que permitan atender la demanda por esta variedad y fortalecer su comercialización, considerando la denominación de origen como un elemento diferenciador para su mayor difusión y aprovechamiento gastronómico, como aporte al desarrollo económico, sostenible y pacífico de las comunidades del cañón del río Cauca”.

Ya las parcelas terminaron su primer ciclo de evaluación; se espera que al terminar el segundo en octubre de este año y en conjunto con los productores, se identifiquen los materiales con mejor comportamiento productivo, que tengan atributos deseables y valiosos dentro del contexto de una agricultura sostenible.

Los aportes que generará esta iniciativa fortalecerá el sector económico agropecuario del municipio, la productividad del frijol liborino y el mejoramiento de la calidad de vida de más de 50 pequeños agricultores y sus familias. Además, este material se recomendará para sembrar en otras áreas en el país que tengan limitantes de temperatura y accesibilidad a humedad, como alternativa para solucionar problemas de nutrición con respecto a poca proteína en su dieta.

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