El vino es un alimento y debe tratarse como tal, de su calidad dependerá qué tan saludable es el vino. Razón por la cual Vinicola Torres Alegre y Familia promueve la elaboración y vinificación con responsabilidad, deber que favorece al consumidor de vino, al vino como producto, al vino como industria nacional y por tanto, al productor de vino. Por eso, en su blog explican el efecto negativo que pueden tener algunos tipos de plástico en el vino.
Uno de tantos factores de los que se debe tener conciencia y que deberían cuidarse en una elaboración responsable del vino como alimento que es:
En la actualidad se ha ampliado la utilización de materiales de plástico en la vinificación: los recipientes para las fermentaciones, recipientes para guarda de los vinos, el uso de mangueras, los tapones de plástico y otros. Pero, ¿cómo afecta el uso del plástico en la elaboración de vino?
Desafortunadamente, el uso de muchos plásticos en el vino implica un aumento de la presencia de compuestos como los ftalatos. Estos compuestos son nocivos para la salud al grado que Argentina y Francia hayan sufrido inmovilizaciones de sus productos por exceder los límites de esta sustancia y que en consecuencia, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) haya adoptado resoluciones relativas a la determinación de los ftalatos en los vinos y bebidas espirituosas con el fin de mejorar la posición del sector ante el comercio internacional.
Los ftalatos son una clase de compuestos químicos con petróleo de alta duración que son empleados principalmente, para incrementar la flexibilidad y duración de los plásticos (PVC). Además, los ftalatos son sustancias disolventes y suavizantes, que no posen una unión química (a los plásticos) y se liberan fácilmente, contaminando el suelo, el aire, el agua y alimentos.
La mayor preocupación de las investigaciones más recientes, es que los ftalatos poseen una actividad “antiandrogénica”, es decir, que inhibe los efectos andrógenos masculinos, por lo que estos son interruptores endocrinos. Así, los principales afectados o que tienen más facilidad de correr riesgos a causa de estas sustancias, son nuestros bebés, especialmente los varones, ya que se ha demostrado que este compuesto químico reduce la concentración de espermatozoides, reduce la fertilidad masculina y además, puede afectar la “posición” de los testículos y malformaciones de los genitales. En las niñas se ha relacionado con problemas de desarrollo sexual prematuro, sobre todo el mamario.
La OIV, a través de algunos comunicados, ha acordado nuevas metodologías de detección de ftalatos y normas que persiguen mejorar las condiciones de producción y comercialización de los productos de la vid y garantizar que se tengan en cuenta los intereses de los consumidores. Esto ha sucedido después de que China haya impulsado recientemente una campaña de control de estas sustancias mediante tomas de muestreos aleatorios y análisis a productos alimenticios (incluyendo el vino) importados en sus aduanas.
Así, podemos darnos cuenta de que consumir vinos elaborados, añejados y tapados con recipientes o tapones de plástico implica un riesgo para nuestra salud o la de nuestros descendientes. La alternativa saludable y que además, aporta otras características valiosas en la calidad del vino es la elaboración en tanques de acero inoxidable, madera o concreto y que los tapones utilizados sean de corcho natural.
Hay quienes usan plásticos, porque lo prefieren con tal de reducir los costos de producción y otros simplemente porque desconocen sus desventajas en la calidad e higiene del vino, pero en todos los casos, el uso de plástico en la elaboración de vino va en aumento porque la industria del vino nacional no cuenta con un concejo regulador de higiene que le ponga límites.
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