Chile ha consolidado su posición como un actor estratégico en el comercio internacional de alimentos y bebidas, gracias a una oferta exportadora sólida, diversificada e impulsada por la innovación biotecnológica.
En un contexto global marcado por el cambio climático, la inseguridad alimentaria y la necesidad de sistemas productivos sostenibles, el país andino ha sabido posicionarse como un proveedor confiable y de alto valor agregado.
De acuerdo con un reciente estudio de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (SUBREI), Chile figura entre los tres principales exportadores mundiales en más de 58 categorías de productos, destacando especialmente en el rubro de alimentos. Este liderazgo se manifiesta en exportaciones clave como cerezas frescas, ciruelas deshidratadas, jurel congelado, mejillones en conserva, vinos, frutos secos y filetes congelados de salmones, productos que han conquistado mercados exigentes en Asia, Europa y América del Norte.
Uno de los pilares de este éxito ha sido la apuesta por la calidad, la trazabilidad y la sostenibilidad de los procesos. La industria chilena de alimentos y bebidas ha incorporado tecnologías avanzadas y prácticas de producción responsables que responden a las nuevas exigencias del consumidor global. A esto se suma un entorno institucional que ha facilitado el crecimiento del sector a través de acuerdos comerciales estratégicos, programas de promoción de exportaciones y un ecosistema favorable para la innovación.
La biotecnología como motor del crecimiento
Un elemento diferenciador del modelo chileno ha sido la incorporación de la biotecnología en la industria agroalimentaria. Desde mejoras genéticas en frutas y hortalizas hasta soluciones de conservación y trazabilidad basadas en inteligencia artificial, el país está apostando por un enfoque científico y tecnológico para garantizar la calidad, la inocuidad y el rendimiento de sus exportaciones.
En el sector acuícola, por ejemplo, el uso de biotecnología ha sido determinante para mejorar el bienestar animal, optimizar la nutrición de los peces y reducir el impacto ambiental. Estos avances han fortalecido la reputación de Chile como líder mundial en la producción de salmón, un producto de exportación clave con altos estándares sanitarios y ambientales.
En el ámbito de los productos del mar, la biotecnología también ha permitido extender la vida útil de mejillones, ostiones y otros mariscos exportados, asegurando su frescura desde el origen hasta su destino final. Este tipo de innovación ha sido fundamental para conquistar mercados tan lejanos como China o Emiratos Árabes Unidos, donde la demanda por alimentos premium y funcionales va en aumento.
Innovación, diversificación y nuevos mercados
La diversificación ha sido otro eje estratégico para el sector chileno. Más allá de sus tradicionales socios comerciales, como Estados Unidos, la Unión Europea y China, Chile está ampliando su presencia en mercados emergentes de Medio Oriente, el sudeste asiático y África, donde los productos alimentarios de alta calidad tienen una creciente demanda.
ProChile, la agencia de promoción de exportaciones, ha desempeñado un papel crucial en esta expansión, impulsando la presencia de alimentos y bebidas chilenas en ferias internacionales, misiones comerciales y plataformas digitales. Gracias a estas acciones, productos como el vino orgánico, las aguas minerales premium, los snacks saludables y los superalimentos andinos —como las nueces, las semillas y los berries— han encontrado nuevas oportunidades de negocio a nivel global.
Un socio confiable en tiempos de cambio
En un mundo donde la seguridad alimentaria y la sostenibilidad se han vuelto prioridades globales, Chile se perfila como un socio confiable y estratégico. Su industria de alimentos y bebidas no solo entrega productos de calidad, sino que lo hace con un enfoque basado en la innovación, la biotecnología y el compromiso con el medio ambiente.
Así, el país continúa construyendo su liderazgo en el comercio internacional de alimentos, consolidando una marca-país que representa confianza, sabor y futuro.