FoodNewsLatam - Juventud y acuicultura de algas: una nueva ola de innovación en los sistemas agroalimentarios de América Latina

Juventud y acuicultura de algas: una nueva ola de innovación en los sistemas agroalimentarios de América Latina

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La transformación de los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe está encontrando un motor inesperado pero poderoso: la juventud rural. Según un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor del 39% de los jóvenes de la región ya trabaja en algún eslabón de la cadena agroalimentaria, desde la producción primaria hasta la distribución o la transformación industrial.

Al mismo tiempo, nuevos sectores como la acuicultura de algas están surgiendo como alternativas sostenibles que ofrecen empleo, resiliencia climática y oportunidades de innovación verde.

Durante el Foro Regional de Juventudes y Bioeconomía 2025, celebrado en Santiago de Chile, expertos y emprendedores coincidieron en que los jóvenes están impulsando una revolución agroecológica y tecnológica. Con acceso a información digital, educación técnica y nuevas plataformas de financiamiento, las generaciones más jóvenes están transformando el modo en que se produce y se consume alimento en la región. La agricultura tradicional se combina ahora con biotecnología, inteligencia artificial, sensores climáticos y modelos circulares de producción.

Uno de los casos más prometedores es el crecimiento de la producción de algas marinas, una industria en expansión que, según la FAO, podría triplicar su valor en América Latina hacia 2030, impulsada por la demanda de alimentos saludables, suplementos naturales y bioproductos sostenibles. Países como Chile, México, Perú y Brasil lideran esta tendencia, con jóvenes emprendedores que están aprovechando el potencial de las algas para la alimentación humana, la acuicultura y la elaboración de bioplásticos y biofertilizantes.

En Chile, el mayor productor regional, se están implementando programas piloto que combinan la reforestación marina con la generación de ingresos locales. Jóvenes biólogos y técnicos marinos están cultivando especies como el Gracilaria y el Macrocystis pyrifera, utilizadas para obtener agar, alginatos y proteínas vegetales de alta calidad. Además, el país avanza en la certificación de “algas azules”, garantizando trazabilidad y sostenibilidad.

En México, cooperativas juveniles en la península de Yucatán están desarrollando alimentos innovadores a base de espirulina y sargazo procesado, mientras que en Perú, startups de biotecnología están utilizando microalgas para producir suplementos nutricionales ricos en omega-3, antioxidantes y pigmentos naturales para la industria alimentaria y cosmética.

La FAO y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destacan que la acuicultura de algas no solo representa una fuente de proteína alternativa, sino también una herramienta estratégica para mitigar el cambio climático, ya que las algas capturan grandes volúmenes de dióxido de carbono y contribuyen a la regeneración de ecosistemas costeros. Además, su cultivo requiere poca agua dulce y no compite con tierras agrícolas, lo que la convierte en una opción atractiva para zonas afectadas por la desertificación.

Sin embargo, el mayor desafío radica en fortalecer los marcos regulatorios, la capacitación técnica y el acceso a financiamiento. La creación de redes regionales de jóvenes productores y centros de innovación marina es clave para consolidar el crecimiento del sector.

Con el impulso de la juventud y la biotecnología marina, América Latina tiene la oportunidad de posicionarse como líder global en soluciones alimentarias sostenibles, diversificando su matriz productiva y promoviendo una economía azul inclusiva y resiliente.

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