La lucha contra la obesidad en México ha entrado en una nueva etapa. El Gobierno federal ha presentado una ambiciosa estrategia de salud pública con un enfoque innovador de integrar el respeto por la biodiversidad nacional, la promoción de alimentos tradicionales y el uso responsable de la biotecnología para prevenir enfermedades crónicas derivadas del sobrepeso.
Bajo el nombre “Salud Viva”, esta campaña permanente apunta a revertir la llamada “epidemia silenciosa” que afecta a millones de personas en el país.
Obesidad: un problema de salud pública con impacto estructural
Según los datos oficiales más recientes, el 75% de los adultos mexicanos tiene exceso de peso, y 4 de cada 10 adolescentes (38%) ya presenta sobrepeso u obesidad. En niños en edad escolar, la cifra alcanza al 34%, lo que significa que uno de cada cuatro vive con obesidad. Esta condición se asocia directamente con un incremento acelerado en enfermedades como la diabetes tipo 2, hipertensión arterial y problemas cardiovasculares.
Estas cifras no solo reflejan un problema individual de salud, sino un desafío estructural que amenaza con desbordar al sistema de salud pública en las próximas décadas.
Un enfoque integral: salud, territorio y ciencia
“Salud Viva” se diferencia de anteriores campañas por articular tres dimensiones clave: el reencuentro con la biodiversidad alimentaria nacional, el acceso a productos saludables desde la producción local y la biotecnología aplicada a la nutrición preventiva. De esta forma, busca devolver protagonismo a alimentos tradicionales de alta densidad nutricional, al tiempo que combate el consumo excesivo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
El programa se basa en tres hábitos sostenibles, fáciles de adoptar por toda la población:
- Dos días sin bebidas azucaradas a la semana.
- Dos días sin alimentos ultraprocesados, especialmente los que presentan sellos de advertencia.
- 30 minutos diarios de caminata, promoviendo el movimiento y el contacto con espacios públicos o naturales.
Este enfoque, lejos de centrarse en la restricción, se orienta a recuperar costumbres saludables basadas en el patrimonio natural y cultural de México.
Biodiversidad alimentaria como medicina preventiva
Uno de los ejes más novedosos de “Salud Viva” es su vinculación con la biodiversidad alimentaria mexicana, al revalorizar productos ancestrales como el amaranto, el maíz nativo, los quelites, los nopales, y frutas como el tejocote o el zapote. Al mismo tiempo, promueve que estos alimentos se adquieran en tianguis, mercados locales o directamente del productor, con el fin de fortalecer la economía campesina y reducir la dependencia de grandes cadenas comerciales.
Martí Batres, director del ISSSTE, presentó un decálogo de acciones prácticas, entre las que destaca la necesidad de comprender cómo la industria ha desplazado alimentos tradicionales mediante el marketing y la producción en masa de alimentos ultraprocesados. También se sugiere evitar harinas y azúcares refinados, leer etiquetas nutricionales, consumir frutas enteras y complementar la dieta con proteínas ricas en omega 3.
Biotecnología al servicio de la nutrición preventiva
La campaña “Salud Viva” también propone el uso estratégico de biotecnología alimentaria de bajo impacto, con investigaciones orientadas a optimizar cultivos nativos, enriquecer su perfil nutricional y prolongar su conservación sin recurrir a aditivos sintéticos. Esta visión científica y soberana permite que México avance hacia una nutrición más accesible y sostenible, sin renunciar a su diversidad natural.
Además, se plantea fortalecer el primer nivel de atención médica, promoviendo el chequeo preventivo como hábito, y no como respuesta a una enfermedad ya desarrollada. Esto incluye facilitar el acceso a diagnósticos tempranos de enfermedades metabólicas mediante tecnología aplicada en centros comunitarios de salud.
Hacia una cultura alimentaria regenerativa
“Salud Viva” no solo busca reducir las cifras de obesidad, sino también construir una cultura alimentaria que regenere el cuerpo, la comunidad y el territorio. Se trata de una estrategia que conecta la salud personal con el equilibrio ambiental, el conocimiento científico y la sabiduría tradicional. Con este enfoque integral, el Gobierno de México propone una transformación profunda: cambiar los hábitos para recuperar la salud, respetar la tierra y empoderar a los ciudadanos con información y acceso a mejores opciones alimenticias.