FoodNewsLatam - Alerta en la cadena cárnica, lo que el brote de gripe aviar en Brasil revela sobre la dependencia externa de Colombia

Alerta en la cadena cárnica, lo que el brote de gripe aviar en Brasil revela sobre la dependencia externa de Colombia

Colombia Cárnicos

La reciente aparición de un brote de gripe aviar en Brasil ha encendido las alarmas no solo en el sector avícola, sino en toda la industria cárnica colombiana. Este hecho pone en evidencia la fragilidad del sistema alimentario del país ante eventos sanitarios externos, especialmente cuando parte del abastecimiento depende de las importaciones.

Brasil se ha consolidado como uno de los mayores proveedores de proteína animal del mundo, y su papel ha sido clave para Colombia en los últimos años. En particular, la carne de pollo brasileña ha sido fundamental para complementar la producción nacional, que si bien ha mostrado avances, aún enfrenta limitaciones frente a la creciente demanda del mercado interno.

Durante 2024, Brasil exportó más de 5 millones de toneladas de pollo, cifra que lo mantiene como el principal exportador mundial. Colombia, ante la necesidad de controlar la inflación alimentaria y evitar desabastecimientos, ha encontrado en el país vecino un aliado estratégico. Esto ha sido especialmente relevante para mantener estables los precios de la carne de ave, considerada la fuente principal de proteína animal en la dieta de los colombianos.

Sin embargo, la detección de un brote de influenza aviar altamente patógena en una granja comercial en el estado de Río Grande do Sul cambió el panorama. Aunque el brote fue contenido en una zona específica, generó una reacción internacional en cadena: más de 21 países impusieron restricciones totales o parciales a las importaciones de carne avícola brasileña. China, la Unión Europea, México, Corea del Sur, Chile y Canadá, entre otros, cerraron temporalmente sus mercados.

Colombia no ha aplicado un veto formal, pero el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y el Ministerio de Agricultura han reforzado los controles sanitarios. Se han activado protocolos de vigilancia y análisis de riesgos para evitar el ingreso del virus al país, al tiempo que se revisan alternativas de abastecimiento en otros mercados y se evalúa el potencial de la industria nacional.

El problema, sin embargo, va más allá del pollo. La dependencia estructural de Colombia respecto a ciertos productos cárnicos importados —no solo carne de ave, sino también bovina y porcina— deja ver las vulnerabilidades de una industria que todavía no logra producir de manera eficiente y autosuficiente para su población.

Además, la crisis en Brasil se agrava con los desastres climáticos en el estado afectado, donde intensas lluvias e inundaciones han dificultado aún más la producción y la logística. Esto representa una amenaza no solo para la carne de pollo, sino también para otras cadenas cárnicas vinculadas a insumos, transporte y comercio exterior.

La coyuntura representa una advertencia contundente: Colombia necesita fortalecer su industria cárnica en todos los frentes. Esto implica incentivar la producción nacional, modernizar las plantas de beneficio, mejorar las condiciones sanitarias y avanzar en procesos de tecnificación que garanticen una oferta sostenible y competitiva.

También es urgente diseñar una política pública que contemple escenarios de contingencia y diversificación de mercados. La interdependencia global obliga a tener planes sólidos frente a interrupciones externas, especialmente en productos clave como las carnes, fundamentales para la seguridad alimentaria del país.

Aunque hasta ahora no se ha registrado escasez significativa ni aumentos abruptos de precios, un cierre prolongado del mercado brasileño podría impactar a consumidores y productores colombianos. La oportunidad está en convertir esta crisis en un impulso para repensar la estrategia del país frente a su sistema cárnico, desde la producción primaria hasta la comercialización.

En conclusión, el brote de gripe aviar en Brasil no solo es una amenaza sanitaria puntual: es un llamado de atención a Colombia para construir una industria cárnica más sólida, menos vulnerable y capaz de garantizar su propio abastecimiento en tiempos de incertidumbre.

 

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