Guayaba, tomate de árbol y lulo, entre otras frutas que contienen altos contenidos de antioxidantes –vitamina C, carotenoides, antocianinas y compuestos fenólicos–, actuarían en el cuerpo reduciendo y previniendo los efectos colaterales del COVID-19.
INOCUIDAD
Antracnosis en aguacate Hass se combatiría con manejo integrado
Las estrategias de manejo integrado de esta enfermedad –causada por el hongo Colletotrichum spp.– se debe enfocar tanto en el control cultural, químico y biológico como en el manejo agronómico. Investigadores y docentes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira dan estas y otras recomendaciones para los cultivos de aguacate Persea americana var. Hass, teniendo en cuenta que la antracnosis se considerada como una de las enfermedades de alto impacto económico en este cultivo de exportación.
Mujeres de Bogotá lideran procesos de agricultura urbana
En huertas caseras o sembradas en zonas recuperadas del abandono en las localidades de San Cristóbal, Rafael Uribe, Bosa, Ciudad Bolívar y Suba, seis mujeres de la capital siembran habas, lechugas, plantas aromáticas, tomate de árbol, acelgas, especias, calabaza, frijol, quinua, y papa criolla, entre otras variedades.
Mejores resultados en Cebolla larga gracias al policultivo
Sembrar cebolla larga o en rama, acompañada de otros cultivos como papa, lechuga o zanahoria, contribuye a la biodiversidad de los agro-ecosistemas, ya que amortigua los efectos perturbadores en el suelo, entre otros beneficios. Este ha sido uno de los principales hallazgos del proyecto
Hojas de badea: eficientes para el tratamiento de la hipertensión
Después de una serie de pruebas de laboratorio, las hojas de badea (Passiflora quadrangularis L.), planta familiar de la granadilla y el maracuyá y autóctona del Huila, mostró ser efectiva en el control de la presión arterial alta (o hipertensión), afección que padecen alrededor de 4 millones de personas en Colombia.
Mayor compromiso con la seguridad sobre cultivos ilícitos de Palmicultores
La política de seguridad y defensa en las áreas rurales es una de las prioridades del Gobierno y por eso trabaja intensamente por proteger a los habitantes de las zonas rurales”, aseguró el ministro de Defensa, Diego Molano Aponte, durante su intervención en el XLIX Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite que se realiza actualmente de manera virtual.
El Ariari, una reserva agroalimentaria en riesgo
El Ariari, una reserva agroalimentaria en riesgo
Pese a que esta zona del Meta podría garantizar la seguridad alimentaria y nutricional (SAN) de las poblaciones que la conforman, su manejo actual se enfoca en la producción de cultivos como palma, cacao y café, los cuales no atienden las necesidades de la región.
“Por lo general los campesinos de esta región se enfrentan a todo tipo de afectaciones y problemas relacionados con la titulación de tierras, la imposibilidad de vender sus productos a precios justos o dificultad de acceso a vías para el transporte de sus cultivos, por lo que constantemente ven deteriorada su seguridad alimentaria y nutricional”.
Así lo señala la nutricionista y dietista Lizeth Melisa Medina Moreno, magíster en Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien como descendiente de una familia campesina evaluó si efectivamente la política pública de seguridad alimentaria en el Meta está orientada a cumplir y garantizar el derecho alimentario en la zona del Ariari.
Asegura además que aunque estas políticas se describen como participativas, lo cierto es que los campesinos de la zona dicen que desconocen por completo la política de seguridad alimentaria y nutricional del departamento, así como las estrategias que abandera.
“Para garantizar las necesidades de un territorio es clave que las políticas públicas sean participativas, y eso es lo que se está intentando hacer ahora con la reformulación de las políticas de SAN en el país: volcarlas al derecho humano, a la alimentación”, comenta la magíster.
Agrega que “las comunidades campesinas se deben empoderar, pues algo que evidencié en mi trabajo de investigación es que estas pocas veces reclaman su derecho alimentario, ya que no ven al Estado como garante, lo que obedece en parte a la invisibilidad a la que han sido sometidos durante años”.
En su estudio, después de hacer una revisión de investigaciones relacionadas, hizo entrevistas a diferentes actores del territorio entre campesinos, coordinadores del mercado campesino de Villavicencio, ingenieros agrónomos asociados con las alcaldías de algunos municipios, y con quien entonces lideraba la política de SAN en el Meta.
Junto con su director de tesis, el profesor Fabio Alberto Pachón Ariza, la magíster aplicó una herramienta para evaluar las estrategias que tenía la política pública dentro del departamento y si tenía un enfoque de construcción participativa.
Una de las estrategias consistía en formar una zona agroalimentaria en la región del Ariari, ya que es la que produce más alimentos y abastece a gran parte del país. No obstante, esta zona busca consolidar cultivos que no están orientados a garantizar la alimentación en la población campesina, sino a la comercialización externa a través de productos como el café, el cacao y la palma.
Afectación directa al campesinado
Según las entrevistas que nutrieron la investigación, algunos campesinos relatan que su seguridad alimentaria y nutricional se ve directamente afectada, en parte porque no pueden vender sus productos, y cuando lo hacen se ven obligados a hacerlo a precios que no les generan ningún tipo de beneficio, ni siquiera para volver a cultivar lo cosechado. Ante esta situación, muchos de ellos prefieren perderlos o regalárselos a sus familias, vecinos o visitantes de la zona.
La situación se agrava por el hecho de que sus hijos ya no quieren trabajar la tierra y prefieren irse a los poblados de los municipios, pues dedicarse a sus cultivos no les garantiza tener lo suficiente para sostener un hogar. “Esto está haciendo que cada vez más nos encontremos con un campesinado envejecido, que con el tiempo influirá en la producción de alimentos y en la capacidad de consumo por parte del resto de la población colombiana, quienes dependemos en gran parte de ellos”, relata uno de los agricultores entrevistados.
Otra de las problemáticas es el poco acceso a vías que les permitan transportar sus productos. “Este departamento tiene zonas donde no llegan los camiones, y cuando lo hacen tardan mucho tiempo, por lo que los campesinos deben pagar altos costos en esta logística que les genera pérdidas económicas y poca rentabilidad para sus cosechas”, describe la investigadora.
Por último, los campesinos relatan que muchos de ellos no cuentan con la titulación de sus tierras, lo que les afecta al momento de solicitar un crédito ante alguna entidad financiera para sacar a flote sus productos.