La yerba mate es mucho más que una bebida. En Argentina, es una tradición profundamente arraigada, una forma de socializar, de compartir y de conectarse con los demás. Aunque también se cultiva en Brasil, Paraguay y Uruguay, Argentina lidera la producción y el consumo mundial de yerba mate, y es en este país donde la infusión se ha transformado en un verdadero símbolo nacional.
¿Qué es la yerba mate?
La yerba mate se obtiene de las hojas secas y molidas del árbol Ilex paraguariensis, originario de la región subtropical de América del Sur. Estas hojas se utilizan para preparar una infusión de sabor amargo, con un toque ahumado, muy particular. Gracias a su contenido de cafeína y otras xantinas como la teobromina, el mate es conocido por su efecto estimulante, que ayuda a mantenerse despierto y enfocado durante el día.
En Argentina, el mate no solo se toma por sus propiedades energizantes, sino también por la conexión emocional y cultural que genera. Es habitual verlo en oficinas, parques, hogares y hasta en reuniones formales. Compartir el mate, incluso entre personas desconocidas, es una muestra de confianza y hospitalidad.
Beneficios para la salud
La yerba mate contiene antioxidantes, vitaminas del complejo B, potasio y magnesio, y se ha asociado con varios beneficios potenciales para la salud. Entre ellos, se destacan:
Mejora de la concentración y la memoria: gracias a sus compuestos estimulantes, favorece la atención y el rendimiento cognitivo.
Aumento de energía física: suele usarse como apoyo para la actividad deportiva o para reducir la fatiga.
Efectos antiinflamatorios y antimicrobianos: que ayudan al sistema inmunológico.
Estimulación del metabolismo y posible efecto protector sobre los huesos.
No obstante, los expertos recomiendan un consumo moderado, especialmente en personas con problemas cardíacos o sensibilidad a la cafeína, ya que su uso excesivo puede causar insomnio, nerviosismo o sobreestimulación.
¿Cómo se prepara?
Existen tres formas tradicionales de consumir la yerba mate:
Mate tradicional: Se coloca yerba seca en un recipiente llamado “mate” (o “porongo”, si está hecho de calabaza), se le agrega agua caliente (sin hervir, idealmente entre 70 y 80 °C) y se bebe con una bombilla metálica. Este es el método más común en Argentina y suele compartirse en rondas.
Tereré: Es una variante refrescante que se prepara con agua fría o jugos naturales, generalmente con hielo. Aunque es más típica de Paraguay y del noreste argentino, cada vez gana más popularidad en todo el país, especialmente durante el verano.
Mate cocido: Similar al té tradicional, consiste en infusionar la yerba en agua caliente, ya sea en polvo o en saquitos. Es muy utilizado en escuelas y lugares de trabajo por su practicidad.
Una bebida con identidad
Argentina produce más de 800 millones de kilos de yerba mate por año y consume más de 260 millones, lo que equivale a unos 100 litros por persona anualmente. Las provincias de Misiones y Corrientes concentran la mayor parte del cultivo y elaboración, y la industria genera miles de empleos directos e indirectos.
Hoy en día, la yerba mate ha cruzado fronteras y gana adeptos en todo el mundo. Sin embargo, sigue siendo en Argentina donde mantiene su carácter ritual, íntimo y cotidiano. Ya sea en un amanecer en la Patagonia, una sobremesa familiar o una charla entre amigos en Buenos Aires, el mate sigue siendo una de las costumbres más queridas del país.