FoodNewsLatam - El café colombiano, símbolo nacional, una nueva ley impulsa consumo interno y apoya al corazón rural del país

El café colombiano, símbolo nacional, una nueva ley impulsa consumo interno y apoya al corazón rural del país

Colombia Bebidas

Colombia, una nación mundialmente reconocida por la calidad de su café, ha dado un paso histórico al declarar oficialmente esta bebida como símbolo nacional.

A través de la Ley 358 de 2024, el Congreso de la República reconoció el café como la bebida nacional de Colombia, una decisión que va más allá de un gesto simbólico y que busca generar un impacto estructural en el desarrollo rural, el fortalecimiento cultural y el impulso económico de una de las cadenas productivas más emblemáticas del país.

Esta legislación llega en un momento significativo: la conmemoración del Día Nacional del Café y los 98 años de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC), el gremio que representa a más de 557.000 familias caficultoras. La nueva ley no solo destaca el valor cultural y patrimonial del café, sino que reconoce su rol estratégico como motor de desarrollo sostenible en las zonas rurales del país.

Una bebida con raíces profundas
El café colombiano no es simplemente un producto de exportación: es parte de la identidad del país. Su aroma, sabor y variedad lo han posicionado entre los mejores del mundo, y su cultivo ha moldeado la vida social y económica de miles de municipios andinos durante generaciones. 
El artículo central de la ley resalta precisamente este valor: declara al café como expresión cultural, social, económica y símbolo de unidad nacional, y compromete al Estado a promover su consumo, proteger la cadena productiva y fomentar acciones que garanticen su sostenibilidad en el tiempo.

Fortalecer el consumo interno: una apuesta estratégica
Uno de los objetivos principales de la Ley 358 es elevar el consumo interno de café, que actualmente se encuentra en alrededor de 2,5 kilogramos por persona al año, una cifra baja si se compara con otros países productores o consumidores tradicionales. Para ello, la ley contempla el diseño de campañas educativas y de promoción, incentivos para nuevos modelos de negocio y el respaldo a innovaciones en la forma de consumir el café.

Esto incluye el desarrollo de nuevas categorías como bebidas frías, cafés en lata, energizantes, infusiones especiales y eventos culturales temáticos centrados en el café colombiano. La meta es posicionarlo no solo como una bebida de la mañana, sino como un producto versátil, moderno y adaptable a todos los gustos y momentos del día.

Resultados positivos en la producción
La declaratoria también se enmarca en un escenario de cifras alentadoras para el sector. Según datos recientes de la FNC, la producción de café colombiano en 2024 alcanzó los 13,9 millones de sacos, mientras que solo entre enero y abril de 2025 ya se han contabilizado 14,9 millones, reflejando un notable dinamismo en la cadena productiva.

El gremio cafetero también destacó que el 90 % del área sembrada en Colombia está compuesta por variedades resistentes a la roya, una plaga que históricamente ha afectado los cultivos. Asimismo, se renovaron 90.000 hectáreas de cafetales, lo que no solo mejora la productividad sino también la sostenibilidad del sector.

Un impulso al campo colombiano
Más allá del orgullo nacional, la declaratoria del café como bebida oficial de Colombia es una herramienta política y económica para respaldar a las familias caficultoras, que en su mayoría pertenecen a pequeños productores distribuidos en más de 600 municipios. Estas familias enfrentan desafíos como la volatilidad del precio internacional, el cambio climático y la falta de relevo generacional. 
Por eso, desde la FNC se espera que esta ley sea una palanca para generar oportunidades: acceso a mercados, asistencia técnica, innovación en modelos productivos y políticas públicas que protejan al productor desde la raíz.

Un emblema para proyectar a Colombia
En definitiva, declarar al café como bebida nacional es reafirmar el lugar del café colombiano como símbolo de calidad, historia y resiliencia. Es también una oportunidad para renovar la relación de los colombianos con este producto, para entender que en cada taza hay una historia campesina, una geografía diversa y una tradición centenaria. 
La Ley 358 es, sin duda, una invitación a reconocer y respaldar al café colombiano, no solo como una bebida, sino como un patrimonio vivo del país.

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