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México busca fortalecer su sector lechero para reducir dependencia de importaciones

México Lácteos

La industria lechera mexicana atraviesa una etapa crítica que pone en evidencia la necesidad urgente de incrementar la producción nacional.

Actualmente, alrededor del 30 por ciento de la leche utilizada por la industria de alimentos en el país proviene del extranjero, lo que representa una significativa dependencia de importaciones y un reto estructural para el desarrollo del sector lechero mexicano.

Así lo señaló Ricardo Villavicencio, presidente de la Cámara Nacional de Industriales de la Leche (Canilec), durante una conferencia en la que participaron representantes de empresas líderes como Alpura, Lala y Nestlé. El dirigente subrayó que, si bien las importaciones se limitan a leche entera y descremada en polvo, México no cuenta con la capacidad de producción suficiente para satisfacer la demanda interna.

“La industria requiere más producción nacional por una cuestión de eficiencia, logística y costo. Producir localmente implica tener un contacto más directo con los ganaderos, lo que permite mejores acuerdos y reducción de gastos adicionales”, explicó Villavicencio.

Un ejemplo ilustrativo se da en el estado de Chihuahua, uno de los mayores productores de leche del país. Allí, la infraestructura industrial instalada tiene la capacidad de procesar hasta 3 mil millones de litros anuales; sin embargo, la producción actual alcanza apenas la mitad de esa capacidad, con aproximadamente mil 500 millones de litros por año. Este desbalance refleja la necesidad de fortalecer el primer eslabón de la cadena: el sector primario, es decir, los productores de leche.

En este contexto, el Plan México establece como meta elevar la producción nacional de leche desde los actuales 13 mil 300 millones de litros anuales a 15 mil millones. De alcanzarse ese objetivo, se lograría sustituir cerca de mil 500 millones de litros que hoy se importan, lo que representaría un paso decisivo hacia la soberanía alimentaria y la reducción del déficit comercial del sector.

De acuerdo con datos de Canilec, México importa anualmente productos lácteos por un valor de 3 mil 250 millones de dólares, mientras que las exportaciones suman apenas 850 millones de dólares. El saldo negativo de 2 mil 400 millones refleja no solo una brecha productiva, sino también una oportunidad para desarrollar capacidades internas y aprovechar el potencial de los productores locales.

Cabe destacar que el 97 por ciento de los productores de leche en México son pequeños y medianos ganaderos. Por tanto, cualquier estrategia de crecimiento debe incluir políticas públicas que fomenten el financiamiento, la capacitación, la mejora genética del hato lechero y el acceso a tecnología para incrementar el rendimiento por vaca y la eficiencia del proceso productivo.

Villavicencio enfatizó que este desafío debe enfrentarse de forma coordinada, con la participación activa de todos los actores de la cadena de valor: productores, industria, gobierno y consumidores. “Necesitamos entender que el problema de la leche no es exclusivo de un sector. Es un reto compartido que requiere integración, colaboración y visión a largo plazo”, afirmó.

Al fortalecer el sector lechero, México no solo puede reducir su dependencia de importaciones, sino también mejorar la calidad del producto, generar empleos rurales, dinamizar economías locales y avanzar hacia un sistema alimentario más equilibrado, justo y sostenible.

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