En el Reino Unido, un grupo de investigadores ha sorprendido al mundo con el desarrollo de una bebida que podría transformar por completo el mercado de las bebidas sin alcohol.
Se trata de una cerveza que, a pesar de no contener alcohol en su composición, logra producir efectos similares a los que tradicionalmente se asocian al consumo de bebidas alcohólicas, como la relajación y la sociabilidad. El proyecto fue liderado por el neuropsicofarmacólogo David Nutt y materializado en el laboratorio Gaba Labs, ubicado en Hemel Hempstead, a las afueras de Londres.
La nueva bebida, bautizada como Gabyr, se presenta como una alternativa innovadora para quienes buscan la experiencia de compartir una cerveza sin exponerse a los daños provocados por el alcohol. Según sus creadores, apenas cinco minutos después de consumirla se manifiestan sensaciones de relajación y ligera desinhibición. Estos efectos, sin embargo, desaparecen en un lapso de unos 30 minutos, sin dejar rastro de los síntomas indeseables que suelen acompañar a la ingesta alcohólica, como la resaca, la deshidratación o la fatiga prolongada.
La clave de esta innovación reside en la identificación del ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor fundamental en la regulación de la ansiedad y la relajación. Los investigadores observaron que los efectos que los consumidores buscan en el alcohol no están directamente ligados al etanol en sí, sino a la interacción de este con los receptores GABA en el cerebro. Al diseñar un compuesto que actúe de forma selectiva sobre estos receptores, sin estimular otras vías como la dopamina o la endorfina, responsables de la adicción y la agresividad, Gabyr consigue imitar lo positivo de la experiencia alcohólica y evitar lo negativo.
No obstante, la aparición de esta bebida plantea interrogantes que van más allá de la innovación científica. Uno de los temas más discutidos es su impacto en la inocuidad de las bebidas sin alcohol. Tradicionalmente, este tipo de productos han sido considerados seguros, con efectos mínimos sobre el organismo y sin riesgos asociados a la dependencia. Sin embargo, la introducción de un compuesto que modifica estados de ánimo y provoca sensaciones comparables a la embriaguez abre un nuevo debate regulatorio y sanitario.
Por ejemplo, si bien la Gabyr no contiene alcohol, sus efectos podrían alterar la capacidad de concentración y coordinación en quienes la consuman. Esto genera preguntas sobre si debería permitirse su consumo antes de conducir o de realizar actividades que requieran atención plena. El propio Nutt ha sido claro al señalar que, aunque no marque positivo en una prueba de alcoholemia, “nunca se debe conducir bajo cualquier estado de relajación inducida”.
Otro punto clave es la necesidad de evaluar a largo plazo la seguridad de este tipo de bebidas. La industria de bebidas sin alcohol se caracteriza por la búsqueda de inocuidad plena, es decir, la garantía de que los productos no representen riesgos ni inmediatos ni acumulativos. En este sentido, será indispensable que organismos de control alimentario realicen pruebas exhaustivas para confirmar que el consumo de Gabyr no genere efectos adversos en diferentes grupos poblacionales, especialmente en personas con trastornos neurológicos, mujeres embarazadas o jóvenes.
La cerveza Gabyr abre, así, un nuevo capítulo en el mundo de las bebidas. Representa la posibilidad de disfrutar de la experiencia social del alcohol sin sus consecuencias tóxicas, pero al mismo tiempo invita a reflexionar sobre los límites entre innovación, seguridad e inocuidad. El desafío ahora no solo será su aceptación en el mercado, sino también garantizar que su consumo sea realmente seguro en el marco de las bebidas sin alcohol.