FoodNewsLatam - ¿Puede el vino contribuir a la salud bucal y la longevidad? Evidencias científicas y la cultura vitivinícola en América Latina

¿Puede el vino contribuir a la salud bucal y la longevidad? Evidencias científicas y la cultura vitivinícola en América Latina

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En los últimos años, el vino ha dejado de ser visto únicamente como una bebida asociada a momentos sociales o gastronómicos para convertirse en objeto de estudios científicos que analizan su impacto en la salud. Investigaciones recientes han revelado que esta bebida, tradicionalmente ligada a la cultura mediterránea, posee propiedades antimicrobianas que podrían beneficiar la salud bucal y, en algunos casos, incluso asociarse a la longevidad.

Pero ¿qué significa esto para América Latina, una región que no solo es consumidora de vino, sino también una de las principales productoras a nivel mundial?

Un estudio realizado por la Universidad de Pavía en Italia, publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, descubrió que tanto el vino tinto como el blanco contienen compuestos capaces de frenar el crecimiento de bacterias asociadas a enfermedades periodontales, como los estreptococos. Los investigadores identificaron que los ácidos orgánicos presentes en la uva actúan contra estas bacterias, provocando que muchas mueran tras pocas horas de exposición. Aunque el cepillado dental y el uso de enjuagues siguen siendo esenciales, el consumo moderado de vino podría funcionar como un complemento natural para la higiene bucal.

En este contexto, el vino tinto mostró una leve ventaja frente al blanco, lo que coincide con otros estudios que destacan los polifenoles del tinto como antioxidantes con múltiples beneficios para el organismo. La investigadora Maria Daglia, líder del estudio, subrayó que el vino puede actuar como un “agente antimicrobiano eficaz”. No obstante, los expertos son claros: esto no significa reemplazar hábitos de higiene por copas de vino, sino entender que en dosis moderadas podría aportar beneficios adicionales.

El consumo de vino y la búsqueda de la longevidad

Más allá de la salud oral, la relación entre vino y longevidad también ha sido motivo de debate. El investigador Dan Buettner, conocido por identificar las llamadas “zonas azules” —regiones del mundo donde las personas viven más de 100 años con buena salud—, encontró que un hábito común entre estos grupos es el consumo moderado de vino tinto. Sin embargo, organismos como la OMS y estudios como el de la Universidad Autónoma de Madrid, publicado en JAMA Network Open, advierten que no existe un nivel completamente seguro de consumo de alcohol y que incluso en edades avanzadas puede aumentar el riesgo de cáncer.

Pese a ello, Buettner sostiene que los estudios no diferencian adecuadamente entre bebidas alcohólicas, agrupando vino, cerveza y cócteles con alto contenido de azúcar. “Vi encuestas que muestran que más del 90% de las personas mayores de 90 años en las zonas azules bebe vino todos los días, y la mayoría llega a los 100 años sin enfermedades crónicas”, afirma.

¿Qué lugar ocupa América Latina en esta conversación?

América Latina no es ajena a esta tendencia. Países como Argentina, Chile y México son referentes en producción y consumo de vino en la región. Argentina, líder latinoamericano y quinto productor mundial, concentra más del 60% de la producción regional, con el Malbec como emblema. Chile, reconocido por su diversidad de cepas y exportaciones a más de 150 países, se ha posicionado como un jugador clave en el mercado internacional. México, por su parte, vive un auge en la industria vitivinícola, especialmente en Baja California, donde los vinos han recibido premios internacionales.

Para los consumidores latinoamericanos, estas investigaciones refuerzan la idea de que el vino no solo es parte de la cultura y la gastronomía, sino que puede integrarse de manera responsable en un estilo de vida saludable. Sin embargo, los especialistas insisten en la moderación: una o dos copas al día, acompañadas de una alimentación equilibrada y hábitos saludables, parecen ser la fórmula que, hasta ahora, combina lo mejor del placer y la ciencia.

En conclusión, aunque el vino no es una solución mágica para la salud bucal ni la longevidad, su consumo consciente podría aportar beneficios adicionales, especialmente en regiones como América Latina, donde tradición, innovación y bienestar comienzan a ir de la mano en cada copa.

 

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