Hugo Menzella es uno de los referentes de la biotecnología en Argentina y América Latina. Bioquímico, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y docente en la Universidad Nacional de Rosario, ha dedicado su carrera a vincular ciencia y tecnología con la producción. Fundó la empresa Keclon S.A., la primera en Latinoamérica dedicada a enzimas industriales, hoy valuada en más de 20 millones de dólares y con presencia internacional.
Además, dirige el Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (IPROByQ), centro que impulsa proyectos de alto impacto socioeconómico. Su aporte le valió en 2023 el Premio Konex en Ciencia y Tecnología y 41 patentes internacionales.
Menzella se define como biotecnólogo: “La ciencia descubre, la tecnología inventa”. Rechaza la visión romántica del científico pobre y subraya que el desarrollo requiere inversión y retorno económico. Para él, la única vía de crecimiento de un país es la tecnología, ya sea exportable o aplicada para hacer más competitiva la industria local. “En los últimos 50 años, los países más ricos lo lograron gracias a la tecnología”, sostiene.
Su mayor campo de trabajo son las enzimas, proteínas que aceleran reacciones químicas de manera más eficiente, reduciendo costos y sin impacto ambiental. Están presentes en la industria aceitera, alimenticia, textil y energética. Aprovechando el auge del biodiésel, Menzella y su equipo desarrollaron enzimas que aumentaban el rendimiento de extracción del aceite de soja en la región de Rosario, polo mundial en este rubro. Convencer a inversores no fue fácil: “Pedir dinero para algo invisible, de tamaño nanométrico, es un desafío”.
La visión pragmática lo llevó a evitar la industria farmacéutica, de ciclos largos y costosos, y enfocarse en sectores de retorno rápido. Hoy, el mercado global de enzimas industriales supera los 7 mil millones de dólares y sigue creciendo.
Menzella vivió más de una década en Estados Unidos, donde lideró investigaciones en biología sintética aplicada a oncología. En 2010 regresó al país para impulsar el nexo entre ciencia y sociedad. Desde el IPROByQ, dependiente del Conicet y la UNR, promueve la formación de científicos y emprendedores. “Es un laboratorio de errores: equivocarse es fundamental para innovar. Del error surgen los avances, como en la vida misma”. De allí ya nacieron seis empresas biotecnológicas, incluida Keclon, que incluso devolvió al Conicet los fondos iniciales recibidos.
En 2022, tras casi una década de investigación, inauguró la primera planta industrial de enzimas de Sudamérica, en San Lorenzo (Santa Fe). Keclon produce insumos que reemplazan químicos tradicionales, elevan la eficiencia productiva y reducen el impacto ambiental. Con más de 65 empleados calificados, exporta a Brasil y Uruguay. La firma se fundó con 17 millones de dólares de inversión privada y apoyo estatal.
Convencido de que Argentina necesita tecnología para crecer, Menzella insiste en la importancia de un Estado que invierta estratégicamente: “La ciencia genera conocimiento, pero la tecnología es la que convierte ese conocimiento en riqueza para la sociedad”. En sus palabras: “En el Conicet somos los que hacemos el gol. El problema es cuando pateamos poco al arco”.