FoodNewsLatam - Suplementos alimenticios en América Latina ¿solución nutricional o riesgo innecesario?

Suplementos alimenticios en América Latina ¿solución nutricional o riesgo innecesario?

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En América Latina, el consumo de suplementos alimenticios ha crecido exponencialmente en la última década. Cada vez es más común ver personas tomando cápsulas de colágeno, batidos proteicos, vitaminas, omega-3 o mezclas herbales para mejorar su salud, aumentar su energía o “desintoxicar” el cuerpo.

Sin embargo, esta práctica, muchas veces guiada más por las tendencias de redes sociales que por una necesidad médica real, puede traer más riesgos que beneficios.

México encabeza la lista de países latinoamericanos con mayor consumo de suplementos alimenticios, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública y estudios regionales de mercado. Se estima que al menos 6 de cada 10 adultos mexicanos han utilizado algún tipo de suplemento en el último año, y solo una minoría lo hace bajo supervisión profesional. Este fenómeno no solo refleja un interés creciente por el bienestar, sino también una preocupante tendencia a sustituir la comida real por productos procesados en cápsulas o polvos.

La nutrióloga mexicana Yeni Zetina, egresada del Instituto Politécnico Nacional (IPN), advierte que este patrón de consumo sin control médico puede ser contraproducente: “Los suplementos no deben verse como reemplazo de una dieta equilibrada. Pueden ser útiles en casos de deficiencias específicas, pero nunca igualan los beneficios de una alimentación variada y saludable”.

Zetina explica que muchas personas combinan varios suplementos sin saber si realmente los necesitan. “He atendido pacientes que toman hasta seis productos diferentes al día: multivitamínicos, colágeno, magnesio, cápsulas detox, omega-3 y proteína en polvo, todo al mismo tiempo. No saben si están duplicando dosis, interfiriendo con algún medicamento o sobrecargando su hígado y riñones sin necesidad”.

Uno de los factores que más influyen en el auge de los suplementos en países como México, Brasil o Colombia es la percepción de que todo lo “natural” es seguro. Pero esa suposición es errónea. “Natural no siempre significa inocuo”, aclara la especialista. “Hay suplementos herbales que pueden alterar la presión arterial, afectar el metabolismo de medicamentos o incluso causar daño hepático o desequilibrios hormonales cuando se consumen en exceso o sin supervisión”.

De hecho, estudios del Instituto Nacional de Salud Pública indican que solo el 5.7% de quienes consumen suplementos en México lo hacen para corregir deficiencias nutricionales diagnosticadas. El resto los utiliza con fines como mejorar el rendimiento físico, bajar de peso, aumentar masa muscular o simplemente “sentirse mejor”. Esto ha creado un mercado millonario, pero desregulado en gran medida.

A nivel regional, se ha denunciado que muchos de estos productos se comercializan sin contar con la validación de autoridades sanitarias, ni con evidencia científica que respalde sus supuestos beneficios. La industria de suplementos, aunque en crecimiento, enfrenta críticas por la falta de estándares claros en etiquetado, control de calidad e información veraz al consumidor.

Ante este panorama, la recomendación de los profesionales es clara: priorizar una dieta equilibrada, adaptada a las necesidades individuales, como base para una buena salud. “Una alimentación rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables puede cubrir prácticamente todas las necesidades nutricionales del cuerpo humano”, insiste Zetina.

En casos específicos —como anemia, osteoporosis, embarazo, o dietas vegetarianas estrictas— los suplementos pueden ser útiles, pero siempre bajo supervisión médica o nutricional. “Lo más importante es evitar la automedicación nutricional. La nutrición no se trata de modas virales ni de soluciones mágicas. Es un proceso que debe estar basado en evidencia, personalización y acompañamiento profesional”, concluye la experta.

La Educación, regulación y hábitos sostenibles, en el auge de los suplementos en América Latina debe ir acompañado de una mayor educación nutricional, campañas informativas y una regulación más estricta del mercado. De lo contrario, el riesgo de efectos adversos, malgasto económico y frustración aumentará entre los consumidores.

El mensaje es claro: los suplementos no reemplazan una dieta saludable, ni garantizan bienestar por sí solos. Comer bien, moverse más y descansar adecuadamente siguen siendo las mejores estrategias para una vida larga y saludable.

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