Un nuevo estudio liderado por investigadores de la Universidad de São Paulo (USP) pone en entredicho una de las creencias más difundidas por la industria de suplementos alimenticios: que gran parte de la población necesita consumir whey protein para mantener una dieta saludable o mejorar el rendimiento físico.
Publicado en la Revista de Saúde Pública, el estudio se basa en datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (POF) 2017-2018, uno de los registros alimentarios más completos de Brasil. En total, se analizaron los hábitos nutricionales de más de 46.000 personas de todas las regiones del país. El resultado fue claro: menos del 3% de los brasileños presenta una ingesta proteica por debajo de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere un consumo diario de 0,8 gramos de proteína por cada kilo de peso corporal.
En promedio, los brasileños obtienen alrededor del 18% de sus calorías diarias a partir de proteínas, superando el rango ideal establecido por la OMS, que oscila entre el 10% y el 15%. Esto demuestra que, en general, no existe un déficit de proteínas en la dieta de la población, ni siquiera entre los grupos socioeconómicos más vulnerables.
Entonces, ¿por qué el whey protein se ha vuelto tan popular? Para los investigadores, el marketing desempeña un papel crucial. La industria de suplementos ha construido una narrativa poderosa que asocia el consumo de proteínas en polvo con músculos más grandes, más energía y mejor salud. Sin embargo, esta visión es reduccionista y desconecta el nutriente del contexto general de una dieta equilibrada.
El verdadero desafío nutricional en Brasil no es la cantidad de proteína, sino la baja diversidad alimentaria y el escaso consumo de alimentos frescos. Frutas, verduras y hortalizas siguen siendo ausentes en muchas mesas, en gran parte debido al precio y la accesibilidad. Por ejemplo, entre el 20% más pobre de la población, solo el 3,4% de las calorías provienen de frutas y vegetales, y entre los más ricos, ese valor apenas alcanza el 6,4%.
A esto se suma el alarmante consumo de alimentos ultraprocesados, cargados de grasas saturadas, azúcares y sodio, que elevan el riesgo de enfermedades como obesidad, hipertensión y diabetes tipo 2.
Si bien existen excepciones donde el uso de whey protein puede ser justificado —como en atletas de alto rendimiento, personas en recuperación o con dietas especiales—, para la mayoría de la población no es necesario. Una alimentación balanceada basada en carnes magras, huevos, legumbres, lácteos, frutas y vegetales puede cubrir ampliamente las necesidades proteicas sin recurrir a suplementos costosos.
El estudio concluye con una advertencia clara: es necesario fortalecer la educación nutricional para que las personas hagan elecciones más informadas y conscientes. En lugar de dejarse guiar por la publicidad o tendencias pasajeras, lo ideal es adoptar una alimentación variada, natural y equilibrada.