Cada segundo viernes de octubre, el mundo conmemora el Día Mundial del Huevo, una fecha impulsada por la Comisión Internacional del Huevo (IEC) para reconocer la importancia de este alimento en la salud pública, la nutrición y la seguridad alimentaria global.
En México, la celebración cobra un significado especial: el país se ubica como el cuarto productor mundial, con una producción cercana a los tres millones de toneladas anuales, según datos de la Unión Nacional de Avicultores (UNA).
El huevo, más allá de ser un alimento cotidiano en millones de hogares, representa una historia de eficiencia y fortaleza agroindustrial. El sector avícola mexicano ha consolidado un modelo de autosuficiencia y competitividad, basado en innovación tecnológica, bienestar animal y estándares de inocuidad reconocidos internacionalmente. Cinco estados son los protagonistas de esta producción: Jalisco, Puebla, Sonora, San Luis Potosí y Yucatán, responsables de casi 80% del volumen nacional. De ellos, Jalisco lidera con más de la mitad del total, reflejando un sistema agroalimentario robusto y bien articulado que garantiza el abasto interno y refuerza la posición de México como potencia productora.
“La inocuidad alimentaria es un eje central en la producción y comercialización del huevo”, explica Georgina Romero, directora de Avicultura y Acuicultura de MSD Salud Animal en México. “Las granjas implementan rigurosos sistemas de control, desde la alimentación balanceada de las aves hasta los procesos de recolección, clasificación y empaque, todo bajo normas internacionales de calidad. Estos protocolos aseguran la trazabilidad del producto y reducen los riesgos de contaminación microbiológica, cumpliendo con los más altos estándares de salud pública”.
El valor nutricional del huevo es indiscutible. Considerado una fuente de proteína de alta calidad, aporta todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita para formar tejidos, músculos y enzimas. Además, su riqueza en vitaminas A, D, E y K, complejo B, así como minerales como hierro, fósforo, selenio y zinc, lo convierte en un alimento funcional y completo. Destaca también la colina, un nutriente vital para el desarrollo cerebral y la función cognitiva, especialmente importante durante el embarazo y la infancia.
“El huevo es una proteína accesible, versátil y esencial en todas las etapas de la vida”, subraya Romero. “Contribuye a la prevención de deficiencias nutricionales y al mantenimiento de la salud integral, sin dejar de ser una opción económica y sustentable frente a otras fuentes proteicas”.
Su presencia constante en la gastronomía mexicana —desde un tradicional desayuno con huevos al gusto hasta platillos regionales más elaborados— demuestra su relevancia cultural y social. Por su versatilidad, accesibilidad y densidad nutricional, el huevo se mantiene como un ingrediente imprescindible en la dieta de los mexicanos.
El Día Mundial del Huevo no solo celebra su papel en la cocina, sino que también reconoce su impacto en la economía agroalimentaria nacional. En un contexto global donde la seguridad alimentaria es cada vez más prioritaria, México se consolida como ejemplo de cómo un alimento sencillo puede convertirse en una herramienta poderosa para nutrir a la población, generar empleo y fortalecer el desarrollo sostenible del país.