Por primera vez en la historia, Colombia logró llegar a la final del Campeonato Mundial de Cafés Filtrados, y ese hito llevó el nombre de un paisa que convirtió su pasión por el café en un legado.
Se trata de Carlos Escobar, oriundo de las montañas de Manizales, quien no solo representó a su país, sino que además obtuvo el tercer lugar en una de las competencias más exigentes del mundo del café de especialidad.
La edición más reciente del campeonato, celebrada en Yakarta, Indonesia, reunió a 51 competidores de todo el mundo, la cifra más alta hasta el momento. La competencia estuvo compuesta por dos etapas: una ronda obligatoria, donde todos los participantes debían preparar tres bebidas con un café “misterioso” evaluadas por su aroma, sabor, cuerpo, acidez y equilibrio; y una ronda abierta, en la que cada barista presentaba un café de su elección acompañado de una exposición de diez minutos sobre el origen del grano, las notas sensoriales y su técnica de preparación.
Fue en esta segunda ronda donde Escobar se destacó por su precisión técnica, su creatividad y su habilidad para contar la historia que había detrás de cada taza. Su presentación cautivó al jurado, no solo por la calidad de su bebida, sino por su capacidad de conectar emocionalmente con quienes lo escuchaban.
Detrás de ese éxito había una historia marcada por el esfuerzo, la resiliencia y el reencuentro con sus raíces. Carlos Escobar nació en el seno de una familia cafetera del Eje Cafetero, y desde pequeño vivió de cerca las dificultades del sector: los bajos precios, la inestabilidad económica y los efectos del cambio climático amenazaban la sostenibilidad del oficio. “Llegamos al punto de perder las tierras”, recordó en entrevistas. Esa experiencia lo llevó a alejarse del campo, buscando otras oportunidades.
Estudió ingeniería industrial en la Universidad Nacional de Colombia en Manizales y posteriormente se trasladó a Australia, donde cursó una maestría en administración de negocios. Paradójicamente, fue allí, a miles de kilómetros de su tierra natal, donde redescubrió su conexión con el café, pero esta vez desde el mundo del café de especialidad.
Durante más de 15 años trabajó en Australia como gerente comercial en importantes tostadoras, lo que le permitió profundizar su conocimiento sobre el producto y su potencial transformador. En 2021 llegó incluso a representar a Australia en el Campeonato Mundial de Milán, tras ganar la competencia nacional de ese país. Sin embargo, su anhelo más profundo era volver a competir en una final mundial, pero llevando los colores de Colombia.
Ese sueño comenzó a materializarse cuando regresó a Colombia en 2022. Participó en el campeonato nacional de café filtrado, aunque solo alcanzó el tercer lugar. Las reglas del torneo estipulaban que solo el campeón podía representar al país. No se rindió. En 2024 volvió a intentarlo, y esta vez, con más experiencia y enfoque, se consagró campeón nacional, asegurando su cupo para competir en el certamen internacional.
Durante la competencia mundial, Carlos se mantuvo sólido desde la primera ronda, ubicándose en el segundo lugar, apenas un punto por detrás del representante de Italia. En la final, logró el tercer puesto, convirtiéndose así en el primer colombiano en alcanzar el podio en esta categoría. “Quería el primer lugar. Íbamos con la idea de ganar, y estuvimos muy muy cerca”, afirmó con orgullo.
Más allá del logro personal, Escobar utilizó su plataforma para enviar un mensaje claro: la necesidad de motivar a los jóvenes a quedarse en el campo. “Hay que mostrarles que el café puede ser emocionante, que se puede innovar, que hay tecnología que podemos aplicar. Debemos compartir el conocimiento de otros países productores y hacerlo accesible a los agricultores”, sostuvo.
Carlos Escobar no solo preparó una de las mejores tazas del mundo. También demostró que el café colombiano sigue siendo sinónimo de calidad, tradición e innovación.