FoodNewsLatam - Crece la preocupación en América Latina por la canela molida contaminada con plomo

Crece la preocupación en América Latina por la canela molida contaminada con plomo

México Control Calidad

La reciente actualización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) sobre canela molida con altos niveles de plomo ha encendido alertas en América Latina, donde esta especia es un ingrediente básico en bebidas, postres y recetas tradicionales.

La inclusión de la marca Jiva Organics en la lista de productos contaminados refuerza la necesidad de revisar la cadena de suministro internacional y sus impactos en la salud pública. En la región, el caso adquiere especial relevancia porque México es el mayor consumidor de canela molida en Latinoamérica, empleándola en atoles, moles, pan dulce, café de olla y otros platillos cotidianos. El riesgo de contaminación por plomo, un metal pesado que se acumula en el organismo, preocupa a consumidores y autoridades sanitarias.

Actualizaciones del retiro

La FDA inició en marzo de 2024 un retiro nacional de canela en polvo en EE. UU., tras descubrir que la especia era responsable de elevar los niveles de plomo en purés de manzana para bebés. Desde entonces, se han producido tres actualizaciones relevantes:

  • 30 de agosto de 2024: La marca Asli fue retirada del mercado después de que pruebas estatales confirmaran niveles de plomo de 7.68 ppm y 6.60 ppm, muy por encima del límite aceptado de 1 ppm.
  • 1 de noviembre de 2024: La marca Super Brand también fue incluida en la lista negra tras estudios del Departamento de Salud de Arkansas.
  • 12 de septiembre de 2025: Se sumó Jiva Organics, con resultados de laboratorio que revelaron 2.29 ppm de plomo, lo que refuerza la magnitud del problema.

La lista actualizada incluye, además, productos distribuidos bajo las marcas Spice Class, Oriental Company, Asli y El Chilar, todas con resultados de laboratorio que superan los límites establecidos por la FDA.

Impacto en la región

En América Latina, la canela proviene en gran medida de importaciones asiáticas, especialmente de Sri Lanka, Indonesia y Vietnam. Estos países concentran más del 90% de la producción mundial. Si el plomo proviene de suelos contaminados o de prácticas de adulteración durante el procesamiento, la región queda expuesta, ya que depende de esas importaciones para cubrir la demanda local.

México, como principal consumidor, representa un caso de especial vigilancia. Según estimaciones del sector agroalimentario, un hogar mexicano promedio consume más de un kilo de canela molida al año, ya sea en infusiones, postres caseros o como condimento. El riesgo de que lotes contaminados crucen la frontera plantea un desafío tanto para la Cofepris como para organismos de control de otros países latinoamericanos que comercializan especias importadas en mercados locales.

Riesgos para la salud

El consumo prolongado de canela con plomo puede ocasionar daños neurológicos irreversibles en niños, retraso en el desarrollo cognitivo, problemas de conducta y déficit de atención. En adultos, la acumulación del metal está asociada a hipertensión, insuficiencia renal y complicaciones reproductivas. Las mujeres embarazadas constituyen un grupo de riesgo, ya que el plomo puede atravesar la placenta y afectar al feto.

Factores de contaminación

Existen tres principales vías de contaminación:

  • Absorción natural del suelo: las plantaciones en áreas industriales o con uso intensivo de pesticidas pueden concentrar plomo.
  • Procesamiento industrial: equipos contaminados o deficientes medidas de control de calidad.
  • Adulteración intencional: en algunos casos, se añade plomo para aumentar peso y densidad del producto, una práctica ilegal pero difícil de rastrear.

El caso de la canela contaminada con plomo es un llamado de atención para América Latina, especialmente para México, donde su consumo cultural es mayor. La región debe reforzar los sistemas de inspección en aduanas y laboratorios, garantizar controles sanitarios más estrictos y promover transparencia en la trazabilidad de especias importadas. Proteger la salud pública requiere acción coordinada entre gobiernos, distribuidores y consumidores conscientes del riesgo.

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