FoodNewsLatam - Alerta en Brasil, alimentos ultraprocesados son un riesgo creciente para la bioseguridad alimentaria y la salud pública

Alerta en Brasil, alimentos ultraprocesados son un riesgo creciente para la bioseguridad alimentaria y la salud pública

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Una investigación reciente ha puesto en alerta a las autoridades de salud de Brasil y de otros países, al demostrar que el consumo diario de alimentos ultraprocesados aumenta de forma significativa el riesgo de muerte prematura. Encabezado por el epidemiólogo Eduardo Nilson, del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (Nupens) de la Universidad de São Paulo.

El estudio se convierte en una advertencia crítica sobre el impacto que tiene la dieta moderna en la bioseguridad y la salud pública del país. El informe, publicado en la revista American Journal of Preventive Medicine, analiza la relación entre la ingesta de alimentos ultraprocesados y la mortalidad anticipada. Los hallazgos son contundentes: por cada incremento del 10% en las calorías ingeridas a partir de productos ultraprocesados, se eleva un 3% el riesgo de fallecimiento prematuro. Esta cifra se vuelve alarmante al considerar que, en países como Brasil, el consumo de este tipo de alimentos está en crecimiento sostenido.

La bioseguridad alimentaria se ve comprometida cuando productos altamente industrializados dominan la dieta cotidiana. Estos productos, clasificados bajo el sistema NOVA como "ultraprocesados", contienen múltiples aditivos, colorantes, saborizantes artificiales y otros compuestos industriales. Entre ellos se encuentran los refrescos, pizzas congeladas, dulces empaquetados, embutidos, sopas instantáneas y productos de repostería industrial. Su ingesta no solo desplaza alimentos frescos y naturales, sino que introduce elementos que alteran el metabolismo y la microbiota intestinal.

Eduardo Nilson y su equipo advierten que estos productos poseen un perfil nutricional pobre, alto en azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y calorías vacías. Estos factores contribuyen directamente a enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. "El procesamiento cambia drásticamente la estructura del alimento", señala Nilson, y este cambio influye en la velocidad de digestión, la sensación de saciedad y el funcionamiento de las bacterias intestinales.

En Brasil, el riesgo se agrava debido a la alta disponibilidad de estos productos, especialmente en zonas urbanas y periurbanas. Su practicidad, bajo costo y alta palatabilidad los convierten en una opción frecuente, incluso entre poblaciones vulnerables. Esta situación ha generado preocupación entre expertos en bioseguridad, que señalan que la salud de las futuras generaciones podría verse comprometida si no se toman medidas urgentes.

El estudio también revisó datos de siete investigaciones previas y concluyó que, en países como Estados Unidos, hasta el 14 % de las muertes prematuras podrían estar vinculadas al consumo de alimentos ultraprocesados. Aunque la cifra en Brasil aún no alcanza ese nivel, la tendencia ascendente es motivo de alarma. La necesidad de políticas preventivas se hace cada vez más urgente.

Especialistas como Jessica Crandall, dietista registrada y asesora en FuturHealth, proponen estrategias sostenibles para reducir el consumo de estos productos. Recomienda reemplazar los refrigerios procesados por frutas frescas, utilizar ingredientes naturales en la preparación de comidas y abastecer la despensa con productos básicos sin aditivos ni azúcares añadidos. Un enfoque flexible como el modelo 80/20, donde el 80% de los alimentos consumidos sean naturales o minimamente procesados, podría ayudar a mejorar la salud sin generar rechazo o frustración.

Desde una perspectiva de salud pública, se hace necesaria una respuesta estructural. Esto incluye educación nutricional desde edades tempranas, regulación del etiquetado de productos, restricción de publicidad engañosa y, en algunos casos, impuestos a productos ultraprocesados. Asimismo, se deben fomentar mercados locales de alimentos frescos, fortaleciendo la producción agrícola nacional y promoviendo hábitos alimenticios saludables.

La bioseguridad alimentaria en Brasil no solo depende de controlar contaminantes y garantizar higiene en los procesos, sino también de abordar de manera crítica los patrones de consumo. Optar por alimentos menos procesados, incluso de forma gradual, podría ser una de las estrategias más efectivas para extender la esperanza de vida y reducir la carga de enfermedades prevenibles. En un contexto donde la salud pública está cada vez más vinculada con la calidad de la dieta, reducir el consumo de ultraprocesados se perfila como una prioridad nacional.

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