FoodNewsLatam - Los alimentos que más causan gases e hinchazón abdominal según la evidencia científica de Harvard

Los alimentos que más causan gases e hinchazón abdominal según la evidencia científica de Harvard

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La hinchazón abdominal es una molestia común que afecta a millones de personas en el mundo y que, aunque rara vez representa un problema grave de salud, sí interfiere con la calidad de vida diaria. De acuerdo con la Escuela de Medicina de Harvard, cerca de una de cada diez personas sufre síntomas recurrentes de gases e inflamación tras las comidas, siendo la dieta el principal detonante.

Las doctoras Jacqueline Wolf y Judy Nee, gastroenterólogas de Harvard, señalan que ciertos alimentos, por su composición química y su forma de metabolizarse en el intestino, tienden a producir más fermentación, gases y retención de líquidos. Identificarlos es clave para controlar la digestión y prevenir molestias frecuentes.

Los alimentos con mayor relación con la inflamación abdominal

Harvard identifica ocho grupos principales de alimentos asociados a gases e hinchazón:

- Productos endulzados con jarabe de maíz alto en fructosa presentes en gaseosas, jugos, panes industriales, postres y salsas procesadas. La alta concentración de azúcares simples favorece la fermentación intestinal.

- Frutas ricas en fructosa, como manzanas, sandía, uvas, ciruelas, nectarinas, melocotones y bananos maduros, que en exceso pueden causar malestar digestivo.

- Verduras con fructanos y galactanos, entre ellas cebolla, ajo, alcachofas, espárragos, puerros y coles. Aunque son saludables, contienen fibras difíciles de digerir que generan fermentación.

- Lácteos, debido a la intolerancia a la lactosa, que afecta a un 68 % de la población mundial según la FAO. Yogur natural y quesos maduros suelen ser mejor tolerados.

- Legumbres y frijoles, ricos en fibra y azúcares complejos como rafinosa y estaquiosa, que aumentan la producción de gas.

- Sustitutos del azúcar como sorbitol, manitol, xilitol o eritritol, comunes en chicles y productos “light”, que no se absorben completamente en el intestino.

- Cereales con gluten (trigo, cebada y centeno), que pueden causar inflamación en personas con sensibilidad o enfermedad celíaca.

- Alimentos fermentados como kombucha, kimchi o chucrut, beneficiosos para la microbiota, pero que en exceso producen gas y distensión abdominal.

Implicaciones en la industria alimentaria

La identificación de estos alimentos ha impulsado un mercado emergente de dietas bajas en FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), recomendadas para pacientes con síndrome de intestino irritable (SII). Según Market Data Forecast, el mercado global de alimentos bajos en FODMAP superó los 12 mil millones de dólares en 2023 y podría crecer a un ritmo del 6 % anual hasta 2028, impulsado por la demanda de consumidores que buscan alternativas más digestivas.

Empresas de lácteos, panificación y bebidas han comenzado a desarrollar versiones sin lactosa, sin gluten y con edulcorantes de mejor tolerancia. Este fenómeno refleja cómo los descubrimientos médicos impactan directamente en la innovación alimentaria y en nuevas oportunidades comerciales.

Consejos prácticos para mejorar la digestión

Los especialistas de Harvard recomiendan no eliminar por completo estos alimentos, ya que muchos son saludables y necesarios en una dieta equilibrada. La clave está en observar la reacción individual y moderar el consumo. Además, sugieren:

- Comer despacio y masticar bien.
- Evitar bebidas carbonatadas.
- Beber suficiente agua.
- Caminar de 10 a 15 minutos tras las comidas.
- Realizar masajes abdominales suaves para liberar gases.

Un enfoque equilibrado hacia la salud digestiva

La doctora Wolf enfatiza que la estrategia adecuada no es restringir indiscriminadamente, sino adaptar la alimentación según la tolerancia personal, lo que permite disfrutar de una dieta variada sin sacrificar bienestar.

En definitiva, comprender cómo ciertos alimentos afectan la digestión no solo mejora la salud individual, sino que también impulsa una transformación en la forma en que la industria alimentaria responde a las necesidades de consumidores cada vez más conscientes de su bienestar.

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