FoodNewsLatam - Peras argentinas desafían la ventana comercial de California

Peras argentinas desafían la ventana comercial de California

Argentina Agricultura

La temporada 2025 dejó al descubierto una tensión creciente en el mercado estadounidense de peras. “Este año nos dieron una buena paliza las peras argentinas que estaban en el mercado cuando iniciamos nuestra cosecha”, afirma Chris Zanobini, director ejecutivo de la Junta Asesora de Peras de California. Sus declaraciones reflejan un problema estructural que combina comercio internacional, tecnología poscosecha y cambios profundos en la producción local.

Hace unos 25 años, California contaba con una industria peral sólida, con volúmenes cercanos a las 320.000 toneladas anuales. En contraste, la producción de este año rondó apenas las 107.000 toneladas, lo que representa cerca del 30 % del total de peras producidas en Estados Unidos. Esta reducción responde a múltiples factores: reconversión de huertos, mayores costos regulatorios, presión hídrica y una competencia externa cada vez más agresiva.

Actualmente, más de 60 productores cultivan alrededor de 4.000 acres de perales en el estado. “Son los guardianes de la tierra”, sostiene Zanobini, al destacar que los agricultores californianos operan bajo algunas de las políticas ambientales más estrictas del país. Estas normas, que incluyen límites al uso de agua, control de emisiones y regulaciones laborales, elevan los costos de producción, pero también posicionan a la pera californiana como un producto alineado con estándares de sostenibilidad y responsabilidad social.

Las principales variedades cultivadas —Bartlett y Bosc— se destinan mayoritariamente a la industria procesadora. Sin embargo, el segmento de fruta fresca sigue siendo estratégico. Según estimaciones de la Junta, cerca de 1,4 millones de cajas de 36 libras se comercializan anualmente en fresco, orientadas a un consumidor que valora la calidad organoléptica y el origen local.

Desde el punto de vista comercial, California opera históricamente dentro de una ventana de mercado bien definida. “Nuestro arranque es alrededor del 1 de julio y buscamos terminar en octubre”, explica Zanobini. Esta estrategia evita la superposición directa con la temporada del noroeste del Pacífico, principalmente Washington y Oregón, una convivencia que, según el directivo, ha sido razonablemente equilibrada.

El problema surge cuando las importaciones entran en escena. Desde 2016, las importaciones de peras argentinas a Estados Unidos han crecido aproximadamente un 125 %. La clave está en la tecnología poscosecha: el uso de inhibidores de etileno permite ralentizar la maduración y extender de manera significativa la vida útil del fruto. En términos científicos, estos tratamientos reducen la acción del etileno, hormona vegetal responsable del proceso de maduración, lo que posibilita almacenamientos prolongados sin comprometer la firmeza ni la apariencia externa.

La cosecha argentina se concentra en diciembre y enero, pero gracias al almacenamiento en atmósferas controladas, esas peras pueden llegar al mercado estadounidense muchos meses después. Aunque Argentina abastece cerca del 90 % del suministro durante el invierno, alrededor del 70 % de sus envíos ingresan en abril y mayo, justo antes del inicio de la temporada californiana.
En 2025, esta dinámica se intensificó. Las importaciones se extendieron hasta septiembre, generando un solapamiento inédito. Como consecuencia, un importante minorista nacional postergó un mes su programa de peras de California. “Eso significó un retraso de alrededor del 10 % de la cosecha, y además a un precio más alto”, señala Zanobini.

Para la industria, el desafío no es solo productivo, sino estratégico: cómo competir en un mercado globalizado donde la tecnología y la logística redefinen las temporadas, mientras los productores locales cargan con estándares ambientales y costos crecientes. El futuro de la pera californiana dependerá, en gran medida, de encontrar un equilibrio entre comercio justo, innovación y diferenciación basada en valor, no solo en volumen.

|