El sector porcino mexicano atraviesa un momento dinámico y lleno de contrastes, durante la primera mitad de 2025, la porcicultura nacional registró un desempeño sobresaliente en materia de producción y consumo, mientras que el comercio exterior mostró señales de desequilibrio, con un aumento considerable de las importaciones y una disminución en las exportaciones.
De enero a junio, la producción de carne de cerdo en México alcanzó un volumen histórico de 921 226 toneladas (t), lo que representó un crecimiento de 5.5 % respecto al mismo lapso de 2024. Este desempeño supera el comportamiento de otras proteínas de origen animal, como la carne bovina, que apenas creció 0.2 %, y la de ave, que registró un avance de 3.2 %. Solo en junio, la producción nacional de carne porcina llegó a 167 560 t, cifra que significó un aumento de 10.9 % frente al mismo mes del año pasado y un 2.2 % más en comparación con mayo. Estos resultados posicionan al sector porcino como uno de los más dinámicos dentro de la industria cárnica del país.
El comercio exterior, sin embargo, presentó una tendencia distinta. Durante el primer semestre de 2025, las importaciones de carne de cerdo sumaron alrededor de 925 000 t, lo que equivale a un crecimiento de 13.6 % en comparación con 2024. En términos de valor, las compras externas alcanzaron los 2380 millones de dólares (MUSD), mostrando un incremento de 41.1 % interanual, con un precio implícito promedio de 2573 USD/t. Estos datos reflejan una creciente dependencia del mercado mexicano hacia la carne importada, particularmente de Estados Unidos, que se mantiene como el principal proveedor.
En contraste, las exportaciones mexicanas de carne de cerdo mostraron una caída considerable. Entre enero y junio, los envíos al extranjero pasaron de 99 000 t en 2024 a apenas 82 000 t en 2025, lo que equivale a un descenso de 17.2 %. El valor de estas exportaciones fue de 387 MUSD, una reducción de 7.4 % en comparación anual. Aun con la caída en volumen, el precio promedio de exportación se mantuvo atractivo, en torno a 4720 USD/t, casi el doble del precio de importación. No obstante, la menor colocación de producto en mercados internacionales representa un desafío para los exportadores nacionales, sobre todo frente a la creciente competencia global.
Este comportamiento dispar en producción, importaciones y exportaciones se reflejó en el consumo interno. El consumo aparente de carne de cerdo en México habría alcanzado 1 764 226 t en la primera mitad del año, lo que significa un aumento de 11 % respecto al mismo período de 2024. De ese total, aproximadamente 48 % provino de la producción nacional y el 52 % restante de importaciones. Este cambio en la composición del abasto confirma la mayor influencia del comercio exterior en la satisfacción de la demanda mexicana.
En materia de precios, se observan dos tendencias. Por un lado, el precio promedio nacional al productor, con corte a la última semana de junio, se ubicó en 47.39 pesos por kilogramo, lo que representa una caída acumulada de 1 % en lo que va del año. Por otro, los precios al consumidor mostraron un incremento anual de 10.8 %, lo que sugiere que los hogares mexicanos enfrentan un mercado más costoso, a pesar de la caída en los precios pagados al productor.
En conclusión, la porcicultura mexicana consolida su papel como un sector estratégico dentro del mercado cárnico nacional, con una producción récord y un consumo creciente. No obstante, la alta dependencia de las importaciones y la reducción de las exportaciones plantean retos significativos para la competitividad del sector en los próximos meses.