La reciente actualización del Código Alimentario Argentino (CAA) marca un paso significativo para la modernización del sector y la ampliación del abanico de ingredientes permitidos para uso industrial. Con la publicación de las Resoluciones Conjuntas N.º 13, 14, 15, 16 y 17, firmadas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) del Ministerio de Economía y la ANMAT, se habilita el empleo de nuevas materias primas de origen vegetal con alto valor comercial, tecnológico y funcional.
Los frutos y hojas de aguaribay, las hojas de olivo y las hojas de alcaparra pasan a integrar la lista oficial de ingredientes autorizados, una decisión que abre nuevas posibilidades para el desarrollo de alimentos con perfiles sensoriales diferenciados y atributos funcionales reconocidos. Estas plantas, ampliamente valoradas en la etnobotánica regional, contienen compuestos bioactivos como polifenoles, aceites esenciales, antioxidantes naturales y micronutrientes que pueden potenciar formulaciones en categorías de creciente demanda: bebidas saborizadas, infusiones premium, condimentos, marinados, productos listos para consumir y mezclas para panificados.
A este paquete de novedades se suman insumos derivados de subproductos agroindustriales que habían sido incorporados en los últimos meses: afrecho o salvado de arroz, orujo de manzana seco, torta o bagazo de orujo de uva seco y harina de orujo de uva. Se trata de materiales que, hasta hace pocos años, se destinaban mayormente a la alimentación animal o a usos energéticos, pero que hoy la ciencia nutricional revaloriza por su alta concentración de fibra dietaria insoluble y soluble, minerales como el magnesio y el hierro, y compuestos antioxidantes provenientes de la piel y la pulpa residual. Su uso es especialmente atractivo para líneas de galletitas, panes de alto contenido en fibra, barras nutritivas, pastas funcionales, snacks extruidos e incluso bebidas fermentadas.
La Resolución Conjunta N.º 13 introduce otro insumo de fuerte relevancia comercial: el aceite de palma virgen. A diferencia de otras fracciones refinadas, esta categoría conserva mayor estabilidad oxidativa y un perfil sensorial neutro que facilita su aplicación en margarinas, coberturas, rellenos, productos de panadería y soluciones de fritura industrial. Su incorporación ofrece a los fabricantes locales alternativas de abastecimiento y opciones para reformular matrices grasas según los estándares que exigen los mercados internacionales.
En paralelo, la Resolución Conjunta N.º 16 incorpora nuevos derivados de la nuez pecán —aceite, pasta y harina— atendiendo a una propuesta presentada por la Cámara Argentina de Productores de Pecán (CAPP). La producción nacional de pecán crece a un ritmo sostenido y demanda instrumentos regulatorios que acompañen la expansión de su cadena de valor. Los derivados ahora habilitados permiten diversificar la oferta y abrir oportunidades en categorías como untables premium, pastelería de alto valor agregado, bebidas vegetales, formulaciones proteicas y productos sin gluten. Estudios recientes destacan además el perfil lipídico favorable de la nuez pecán, rica en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes naturales, un atributo que se alinea con tendencias de consumo saludable.
Todas estas actualizaciones se inscriben en los objetivos del Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos. La estrategia apunta a optimizar la utilización de materias primas, minimizar descartes y fomentar la valorización de subproductos mediante su transformación en ingredientes de interés industrial. Para las economías regionales y para PyMEs agroalimentarias, la apertura del CAA a nuevos insumos constituye una oportunidad concreta: acceder a mercados más sofisticados, escalar desarrollos innovadores y mejorar la competitividad mediante el uso eficiente de recursos.



