FoodNewsLatam - Microondas modernos: seguridad científica, regulación y buen uso

Microondas modernos: seguridad científica, regulación y buen uso

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El horno de microondas, presente en más del 90% de los hogares urbanos de América Latina según consultoras de consumo masivo, es uno de los electrodomésticos más adoptados por su eficiencia energética y rapidez. Sin embargo, su popularización ha convivido durante décadas con recelos infundados sobre supuestos riesgos cancerígenos.

Ante la persistencia de estos mitos, especialistas del Instituto Americano de Oncología (AOI) y de agencias internacionales revisaron la evidencia científica disponible, aportando claridad para profesionales de la industria alimentaria, reguladores y usuarios avanzados.

A nivel físico, la tecnología de los microondas opera mediante radiación electromagnética no ionizante, clasificada en la misma categoría que las ondas de radio y el Wi-Fi. Este tipo de radiación carece de energía suficiente para alterar la estructura atómica o romper enlaces moleculares, condiciones necesarias para inducir mutaciones celulares asociadas al desarrollo de cáncer. La función principal del equipo consiste en agitar moléculas de agua presentes en los alimentos para generar calor por fricción, sin dejar residuos, sin volver los alimentos radiactivos ni modificar su composición química más allá de los cambios térmicos normales.

El diseño interno de los hornos —cavidad metálica y malla conductora en la puerta— actúa como una jaula de Faraday. Esto impide la fuga de ondas y mantiene las emisiones externas muy por debajo de los límites establecidos por normas como la IEC 60335 y los criterios de seguridad de la FDA y la OMS. Los equipos destinados al mercado latinoamericano deben cumplir estándares equivalentes, lo que implica pruebas de hermeticidad, calibración del magnetrón y verificación de estructuras absorbentes.

¿Existe algún riesgo de cáncer vinculado al microondas doméstico?
Las revisiones sistemáticas del AOI, la OMS y el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. coinciden en una conclusión clave: no existe evidencia científica que asocie el uso correcto de hornos de microondas con un aumento del riesgo de cáncer. Estudios longitudinales sobre exposición ocupacional —como los realizados en operadores industriales de telecomunicaciones y laboratorios— tampoco han identificado vínculos entre microondas y carcinogénesis dentro de los rangos permitidos.

Para la industria alimentaria, los microondas representan incluso ventajas sanitarias: logran calentamientos rápidos que reducen la proliferación de patógenos, mejoran la inocuidad de comidas preparadas y permiten procesos de pasteurización por lotes a bajo consumo energético. En restauración comercial, su uso también contribuye a la estandarización de tiempos y temperaturas, lo que fortalece los sistemas HACCP.

Los pocos incidentes reportados en el ámbito doméstico responden a malas prácticas, como calentar recipientes no aptos, sobrecalentar agua en vasos lisos o usar el equipo dañado. Plásticos inadecuados —no certificados como “microwave safe”— pueden liberar compuestos orgánicos volátiles o ftalatos al alcanzar temperaturas superiores a las previstas por su diseño.

Recomendaciones para un uso seguro y competente

  • Verificar periódicamente el estado de la puerta, bisagras y sellos. Un cierre defectuoso afecta la eficiencia y puede generar microfugas dentro de parámetros no peligrosos, pero sí inaceptables desde el punto de vista técnico.
  • Evitar operar el equipo vacío: esto daña el magnetrón al no tener agua que absorba la energía emitida.
  • Utilizar recipientes etiquetados como aptos para microondas. Vidrio templado, cerámica sin decoraciones metálicas y plásticos certificados son las mejores opciones.
  • Mantener una distancia razonable durante la operación, no por riesgo de radiación, sino para evitar quemaduras por vapor o aperturas accidentales.
  • Solicitar mantenimiento profesional si el equipo presenta chispazos, ruidos inusuales o pérdida de potencia.

El AOI enfatiza que los esfuerzos para reducir la incidencia del cáncer deben centrarse en factores de riesgo verdaderamente comprobados, como tabaquismo, exposición laboral a carcinógenos, obesidad y antecedentes familiares. En contraste, los microondas continúan siendo una tecnología segura, ampliamente regulada y esencial para la cocina moderna.

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