El vertiginoso ascenso de los sueros orales y otras bebidas rehidratantes, hoy ubicadas en refrigeradores y anaqueles de prácticamente todo el comercio minorista mexicano, ha dejado de ser únicamente un fenómeno de consumo. Su popularidad terminó por llamar la atención de la Secretaría de Hacienda, que detectó un vacío fiscal que permitió por años que estos productos no pagaran ni IVA ni IEPS, pese a no ser clasificados como medicamentos. Ese hueco regulatorio se cerrará a partir de 2026.
La iniciativa, impulsada por el diputado Antonio López Ruiz durante la discusión de la Ley de Ingresos 2026, propone gravar con IEPS a los sueros y bebidas con electrolitos que contengan azúcar o edulcorantes, buscando alinearlos con el tratamiento fiscal de las bebidas azucaradas. El ajuste aprobado por el Congreso fija una cuota de 3.08 pesos por litro desde el 1 de enero de 2026, con la expectativa de sumar 5,000 millones de pesos adicionales a la recaudación del próximo año. “Por su denominación sanitaria, estos productos estaban en un limbo fiscal, pero medicamentos no son”, explica el legislador.
Un producto médico convertido en artículo de consumo masivo
Originalmente diseñados para tratar la deshidratación por diarrea o vómito, los sueros orales ganaron terreno entre deportistas, trabajadores expuestos a altas temperaturas y consumidores que buscan aliviar la resaca. Este salto de uso clínico a consumo cotidiano abrió un mercado altamente competitivo que atrajo a gigantes globales.
Coca-Cola y PepsiCo lanzaron líneas específicas para captar a los nuevos consumidores, mientras farmacéuticas como Grupo PiSA (Electrolit), Abbott (Pedialyte) y AMSA (Solural) ampliaron portafolios con sabores, presentaciones individuales y fórmulas diferenciadas. En paralelo, marcas como Suerox (Genomma Lab) apostaron por productos “sin azúcar” para competir en un entorno donde la percepción de salud pesa cada vez más en la decisión de compra.
El crecimiento ha sido contundente. Datos de NielsenIQ Homescan muestran que la categoría aumentó 15% en volumen y 24% en valor en los últimos tres años. Solo en 2024, los sueros ingresaron a ocho de cada diez hogares, sumando medio millón de nuevos compradores respecto a 2022. La frecuencia también cambió: los consumidores adquieren estos productos cada seis semanas, una semana menos que el año previo.
Aunque suele pensarse que los sueros son productos de nicho, los hogares de menor poder adquisitivo resultan ser los más fieles: los compran en promedio una vez al mes y representan la mitad de la base de compradores, aportando 63% del crecimiento en penetración en tres años.
Impacto comercial y tensiones por el precio
El nuevo impuesto llega en un momento en que los precios ya mostraban presiones. En 2024, el alza promedio fue de 2.9%, pero este año superó el 4.7%, por encima de la inflación. Embotelladoras como Coca-Cola Femsa y Arca Continental anticipan que la carga fiscal reducirá volúmenes de venta, afectando tanto a líneas de sueros como a bebidas rehidratantes como Flashlyte.
Genomma Lab advirtió que trasladará el impuesto al consumidor si la competencia hace lo mismo, aunque resaltó su ventaja competitiva: Suerox no contiene azúcar. De hecho, durante el debate, López Ruiz destacó que Electrolit registra 3.5% más azúcar que otras bebidas del segmento.
El legislador insiste en que los sueros estrictamente médicos quedarán exentos siempre que cumplan normas sanitarias y se elaboren sin azúcar ni edulcorantes. El resto, afirma, debe recibir un trato fiscal coherente con su uso actual: “son bebidas que ya compiten directamente con las que pagan IEPS”.



