Paraguay se posiciona cada vez con más fuerza en el mapa agroalimentario global gracias a dos productos que hoy concentran la atención de los mercados saludables: la chía y el maní.
En un contexto internacional donde los consumidores buscan alimentos con alto aporte nutricional, el país no solo reafirma su liderazgo en producción, sino que también avanza hacia una estrategia clara de industrialización y valor agregado, impulsada por inversiones privadas y políticas públicas orientadas a fortalecer la competitividad.
El Ministerio de Industria y Comercio (MIC) destaca que Paraguay es actualmente el principal proveedor de chía a nivel mundial, participando con más del 50% del mercado global, un hito que lo convierte en uno de los actores más influyentes en la oferta de superalimentos. El mercado internacional ronda las 150.000 toneladas anuales, y el país sudamericano abastece más de 75.000 toneladas, consolidando su reputación por calidad y consistencia productiva.
Sin embargo, el liderazgo no está exento de desafíos. Las heladas registradas en 2024 y la amenaza de nuevas anomalías climáticas obligaron al sector a acelerar estrategias de resiliencia: siembras escalonadas, programas de monitoreo climático y mayor inversión en investigación genética para desarrollar variedades más resistentes. Estas medidas permiten dar un giro hacia una agricultura más científica, capaz de sostener volúmenes estables incluso en escenarios adversos.
Uno de los ejemplos más visibles del dinamismo empresarial es el crecimiento de Hypergrain, firma que en los últimos dos años triplicó su capacidad de acopio, pasando de 2.000 a 5.000 toneladas. Esta expansión se enmarca en una tendencia más amplia: empresas locales fortalecen sus vínculos con productores, renuevan su infraestructura y aprovechan herramientas financieras más flexibles que hoy priorizan la actividad agroexportadora especializada. El sector, además, se beneficia de una demanda mundial en ascenso por alimentos naturales, ricos en proteínas, omega-3, fibra y antioxidantes, lo que abre espacio para escalar la producción sin saturar el mercado.
En este proceso de sofisticación, la instalación de una nueva planta esterilizadora de chía marca un punto de inflexión. Esta infraestructura permitirá ofrecer un producto con mayores estándares sanitarios, apto para mercados que exigen certificaciones estrictas —como Estados Unidos, Europa y Japón— y facilitará exportaciones con mayor valor agregado. Más que un desarrollo industrial, representa una herramienta estratégica para posicionar a Paraguay no solo como productor, sino como transformador de superalimentos de alta calidad.
Mientras tanto, el maní paraguayo también gana terreno como alternativa económica y nutritiva. Con una producción anual de alrededor de 30.000 toneladas, comienza a consolidarse una cadena de procesamiento capaz de generar productos terminados con buena aceptación tanto en el mercado interno como en el externo. Indugrapa, por ejemplo, procesa 3.700 toneladas, de las cuales 2.500 se exportan principalmente a Estados Unidos y Brasil. El resto se destina al consumo local, donde productos tradicionales —como el ka’i ladrillo— conviven con propuestas modernas como la manteca de maní y snacks saludables.
Este avance industrial abre oportunidades para sustituir importaciones, diversificar la matriz productiva y generar empleo rural y urbano. La tendencia global hacia alimentos funcionales y convenientes, sumada a la estabilidad productiva del país, fortalece el potencial del maní paraguayo para expandirse en mercados especializados.
Con un escenario internacional que favorece los superalimentos y una visión interna orientada al valor agregado, Paraguay se proyecta como un referente regional en innovación agroindustrial. Su reto ahora es sostener estas ventajas mediante tecnología, infraestructura y políticas de apertura comercial que conviertan su liderazgo natural en desarrollo económico sostenible.



