América Latina está viviendo una rápida transformación en tecnología alimentaria impulsada por startups, universidades y grandes empresas que buscan soluciones sostenibles para la producción, procesamiento y distribución de alimentos.
En los últimos dos años se han intensificado inversiones y proyectos en áreas como la biotecnología agrícola, la fermentación de precisión, la agricultura celular, y la digitalización de la cadena de suministro, con focos claros en Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia.
En Brasil, el ecosistema de agrotech continúa consolidándose: empresas locales aplican inteligencia artificial para optimizar riego y rendimiento de cultivos, y hay un impulso notable hacia soluciones de bajo carbono en productos lácteos y ganadería que reducen la huella ambiental. Estas iniciativas combinan sensores IoT, modelos de predicción y biológicos agrícolas para aumentar la productividad y la sostenibilidad.
México destaca por la adopción de tecnologías de procesamiento y empaques más sostenibles y por un crecimiento de startups que transforman excedentes alimentarios en ingredientes con valor agregado. Además, las empresas mexicanas están entre las que más exploran ingredientes funcionales y alimentos fortificados orientados a la salud intestinal y nutrición personalizada.
Argentina ha avanzado en soluciones de riego inteligente y en el desarrollo de enzimas e ingredientes a través de biotecnología aplicada; centros de investigación y empresas locales colaboran para escalar procesos biotecnológicos que antes solo estaban en laboratorios, acercando productos como aditivos enzimáticos y proteínas alternativas al mercado regional.
Chile y Colombia se posicionan como hubs tecnológicos regionales: Chile impulsa la trazabilidad y mercados de datos agrícolas, además de incubar startups de agricultura vertical y soluciones climáticas; Colombia concentra plataformas de logística y delivery que optimizan la distribución urbana de alimentos y reducen pérdidas postcosecha. Ambos países atraen inversión para acelerar el paso de prueba de concepto a producción comercial.
Un área que cobra fuerza en toda la región es la fermentación de precisión —técnicas que permiten producir ingredientes, proteínas y aditivos sin depender de la agricultura tradicional— y que podría traer los primeros productos comerciales en corto plazo, según analistas del sector. Al mismo tiempo, la agricultura celular y los biológicos para la protección de cultivos están recibiendo más atención de inversores y reguladores.
La financiación se ha mostrado resiliente en categorías clave: los datos muestran un aumento en inversión para ag-biotech en 2024 y un interés mayor por fondos que apuntan a la sostenibilidad y a la resiliencia de la cadena alimentaria. Esto crea oportunidades para que soluciones locales escalen y lleguen a mercados internacionales.
Retos como la regulación, la estandarización de pruebas y la educación del consumidor siguen presentes, pero el dinamismo del ecosistema —combinado con la riqueza agrícola de la región— coloca a América Latina en una posición ventajosa para liderar innovaciones alimentarias sostenibles en la próxima década. La convergencia entre biotecnología, datos y economía circular promete transformar no solo qué comemos, sino cómo lo producimos y distribuimos en Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y otros países de la región.