FoodNewsLatam - Las tortillas mexicanas, un emblema ancestral que impulsa la industria alimentaria y la exportación en América

Las tortillas mexicanas, un emblema ancestral que impulsa la industria alimentaria y la exportación en América

México Ingredientes

La tortilla mexicana, base de la gastronomía del país y símbolo de identidad cultural, ha trascendido su papel tradicional para convertirse en un motor de crecimiento en la industria alimentaria de América.

Desde los mercados locales hasta las cadenas internacionales de alimentos, este producto ancestral elaborado a partir del maíz nixtamalizado se ha transformado en un referente de innovación, sostenibilidad y expansión comercial, consolidándose como uno de los alimentos más exportados y adaptados del continente.

Su historia se remonta a más de 3,000 años, cuando las civilizaciones mesoamericanas desarrollaron la técnica de nixtamalización, un proceso que consiste en cocer el maíz con cal para aumentar su valor nutricional y facilitar su molienda. Este procedimiento no solo cambió la alimentación del continente, sino que también sentó las bases para una industria que hoy genera miles de millones de dólares anuales. De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), México produce más de 25 millones de toneladas de maíz blanco al año, y una proporción significativa se destina a la fabricación de tortillas y sus derivados.

El impacto de este alimento trasciende fronteras. La exportación de tortillas, harinas nixtamalizadas y productos derivados ha crecido de manera sostenida en los últimos años, impulsada por la expansión de la gastronomía mexicana y el auge del consumo de alimentos auténticos y saludables. Países como Estados Unidos, Canadá, Guatemala, Chile y Colombia se encuentran entre los principales destinos de exportación, donde la demanda de tortillas frescas, chips de maíz y wraps elaborados con harinas tradicionales continúa en aumento.

En Estados Unidos, el mercado de tortillas supera ya los 12 mil millones de dólares anuales, compitiendo directamente con el pan como principal acompañamiento alimenticio. Este crecimiento ha motivado la instalación de plantas de producción industrial de empresas mexicanas en el extranjero, como Gruma (dueña de Maseca y Mission Foods) y Grupo Bimbo, que han modernizado los procesos de producción manteniendo la esencia del maíz nixtamalizado. Estas empresas han incorporado tecnologías que mejoran la conservación, sabor y textura de las tortillas, garantizando su calidad en los mercados internacionales.

El éxito de la tortilla también está vinculado con la tendencia hacia alimentos funcionales y sostenibles. Diversas investigaciones en biotecnología alimentaria han desarrollado harinas enriquecidas con proteínas, fibras, probióticos y compuestos bioactivos, transformando la tortilla en un vehículo nutricional adaptado a los nuevos hábitos de consumo. Además, la utilización de maíces nativos y prácticas agrícolas sostenibles está fortaleciendo la conexión entre las comunidades rurales y la industria alimentaria, generando valor social y económico.

En América Latina, la influencia de la tortilla mexicana ha estimulado la creación de microindustrias y emprendimientos regionales que replican el modelo de producción artesanal con tecnologías de bajo impacto ambiental. En países como Perú, Argentina o Brasil, su consumo se asocia con la expansión de restaurantes de comida mexicana, food trucks y cadenas de comida rápida que integran el maíz como ingrediente base en menús contemporáneos.

Así, la tortilla mexicana ha dejado de ser solo un alimento tradicional para convertirse en un producto estratégico en la economía agroalimentaria del continente. Su presencia en los mercados internacionales demuestra la capacidad de la gastronomía latinoamericana para innovar sin perder sus raíces. Entre tradición, tecnología y globalización, la tortilla se consolida como un ejemplo de cómo un alimento ancestral puede adaptarse a las demandas del siglo XXI y seguir siendo el corazón de la mesa americana. 

|