El creciente consumo de sueros de rehidratación oral como “bebidas energizantes” o remedios rápidos para el guayabo llevó al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) a emitir una advertencia dirigida tanto a consumidores como a actores de la industria.
La entidad recordó que estos productos no son bebidas de consumo general, sino medicamentos de venta libre, diseñados con fines terapéuticos específicos y regulados bajo estrictos parámetros farmacológicos.
Desde el punto de vista regulatorio, el Invima subraya que los sueros de hidratación están formulados para la reposición de líquidos y electrolitos en situaciones clínicas de deshidratación. Su composición —que incluye sodio, potasio, cloruros y, en algunos casos, glucosa— responde a concentraciones definidas en la normativa sanitaria vigente, con el objetivo de lograr un efecto fisiológico concreto. Por esta razón, deben utilizarse exclusivamente de acuerdo con la indicación aprobada en su registro sanitario.
En términos clínicos, algunas presentaciones están indicadas como parte del tratamiento de la deshidratación leve a moderada o moderada a grave, asociada a cuadros de vómitos persistentes, diarrea intensa, fiebre o enfermedades que provocan pérdidas rápidas de líquidos y electrolitos. Otras formulaciones están orientadas a la prevención temprana de la deshidratación en contextos de riesgo, como episodios gastrointestinales incipientes o exposición prolongada al calor, siempre bajo criterios médicos.
El organismo de vigilancia advierte que, al tratarse de medicamentos, estos productos incluyen contraindicaciones, precauciones y advertencias que deben ser conocidas tanto por los usuarios como por los profesionales de la salud. Desde una perspectiva científica, la cantidad y el tipo de electrolitos presentes en cada suero varían según su finalidad terapéutica, lo que impide considerarlos intercambiables o aptos para un consumo indiscriminado.
“Las diferencias en concentración y composición no son arbitrarias: buscan generar un efecto farmacológico específico sobre el estado de salud del paciente”, señala el Invima. En ese sentido, el uso inadecuado o fuera de indicación puede alterar el equilibrio hidroelectrolítico del organismo, especialmente en poblaciones vulnerables como niños, adultos mayores o personas con enfermedades crónicas.
Uno de los principales riesgos asociados al consumo excesivo de estos productos es la hipernatremia, una elevación anormal del sodio en la sangre que puede provocar desde sed intensa y debilidad hasta complicaciones neurológicas en casos severos. Por este motivo, el Invima desaconseja su uso en personas con insuficiencia cardíaca, renal, hipertensión arterial, edemas o en quienes reciben tratamientos que favorecen la retención de sodio, como los corticoesteroides.
Desde la óptica de la industria farmacéutica y de alimentos, esta advertencia también tiene implicancias comerciales y de comunicación. El posicionamiento de los sueros de rehidratación como productos funcionales o “revitalizantes” puede inducir a errores de consumo y generar riesgos regulatorios. El Invima es claro al señalar que estos productos no están indicados como bebidas hidratantes de uso cotidiano, ni como soluciones para dolores de cabeza, resacas, fatiga o recuperación de energía tras el consumo de alcohol.
Asimismo, la entidad recalca que no deben mezclarse ni consumirse junto con bebidas alcohólicas, ni utilizarse fuera de su contexto terapéutico. En el caso de niños, su administración debe ser especialmente cuidadosa y, de ser posible, supervisada por un profesional de la salud.
Finalmente, el Invima hace un llamado a promover un consumo informado y responsable, recordando que la hidratación diaria en personas sanas debe cubrirse principalmente con agua y una alimentación equilibrada. Para la industria, el mensaje es claro: la innovación y la expansión del mercado deben ir de la mano del cumplimiento normativo y de una comunicación clara, basada en evidencia científica y orientada a la protección de la salud pública.
