El organismo europeo ha lanzado la campaña #Safe2EatEU con el objetivo de que la ciudadanía pueda tomar decisiones bien fundamentadas sobre su consumo de alimentos.
La seguridad alimentaria es un concepto que requiere de grandes esfuerzos por parte de los diversos organismos encargados de ello, tanto a nivel regional como internacional.
Tener la garantía de que todo lo que la ciudadanía consume cuenta con unos estándares de seguridad alimentaria muy altos otorga una tranquilidad que no se disfruta en otras partes del mundo. La Unión Europea es el claro ejemplo de un organismo que trabaja en este sentido, estableciendo unos estrictos controles a los alimentos que se comercializan en sus países miembro.
Precisamente es el objetivo de última campaña #Safe2EatEU lanzada por la UE y promovida por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). El objetivo es que la ciudadanía pueda tomar decisiones bien fundamentadas sobre su consumo de alimentos.
Una investigación realizada por la EFSA en colaboración con IPSOS en 2023 reveló que casi el 70% de los europeos manifiestan interés por la seguridad alimentaria. Sin embargo, aproximadamente el 60% considera que la información relativa a la seguridad alimentaria es demasiado técnica y difícil de comprender.
Así, el objetivo también se orienta a concienciar a la ciudadanía sobre diversos aspectos de la seguridad alimentaria. Entre ellos figuran las enfermedades transmitidas por los alimentos, las técnicas adecuadas de manipulación de alimentos, la importancia de leer las etiquetas de los alimentos y el fomento de prácticas de reducción del desperdicio de alimentos.
En este sentido, la campaña también hace hincapié en la importancia de una dieta equilibrada, la seguridad de los complementos alimenticios y la necesidad de demostrar científicamente las declaraciones de propiedades saludables de los productos alimenticios.
Además, pretende concienciar sobre la seguridad de los aditivos alimentarios y los nuevos alimentos, así como sobre la presencia de alérgenos alimentarios.
"En toda Europa, cada día, los ciudadanos eligen qué comprar y qué comer, teniendo en cuenta diversos factores como el precio, el sabor, la sostenibilidad o el origen de los alimentos. Gracias a las estrictas normas de seguridad alimentaria de la UE, pueden tener la certeza de que, independientemente de lo que elijan, los alimentos que compran y consumen son seguros.
La campaña #Safe2EatEU tiene como objetivo establecer el vínculo entre la ciencia relativa a la seguridad alimentaria y los alimentos que acaban en nuestros platos, permitiendo que las personas tomen decisiones alimentarias con confianza", ha asegurado Bernhard Url, director ejecutivo de la EFSA.
La importancia de conocer lo que comemos
Los ingredientes influyen en el sabor de nuestra comida y también en el precio que pagamos. Es importante señalar que los ingredientes alimentarios en Europa, desde los aditivos y los aromas hasta los derivados de las nuevas tecnologías, deben revelarse seguros antes de poder utilizarse en los alimentos.
En la Unión Europea, las autoridades nacionales proporcionan directrices dietéticas a las personas consumidoras para una alimentación saludable. Se trata de recomendaciones con una base científica para la población en general y para grupos como las mujeres embarazadas y los niños y niñas. Proporcionan información práctica, como el tamaño de las porciones para diferentes alimentos y las ingestas diarias o semanales recomendadas.
Las directrices varían de un país a otro, pero en general fomentan el consumo de cereales integrales, frutas y verduras, frutos secos y semillas, leche y productos lácteos bajos en grasa, pescado y agua. Suelen desaconsejar el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y sal debido al procesado de los alimentos.
"Se fomenta el consumo de legumbres y leguminosas como sustitutos parciales de la carne, en particular de la carne roja y procesada. Sustituir las grasas ricas en saturados, como los aceites de palma y coco, la mantequilla y otras grasas animales, por aceites vegetales ricos en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, como el aceite de oliva, girasol alto oleico y colza, también es mejor para su salud", declara Silvia Valtueña Martínez, experta en nutrición en la EFSA.
Los aditivos, muy presentes en nuestra alimentación
Los aditivos son sustancias que normalmente no se consumen como alimentos, ni se usan como un ingrediente característico de los mismos, pero que son añadidas con un propósito tecnológico (por ejemplo, aportar color o dulzor, prolongar su conservación, etc.), de tal forma que el propio aditivo termina formando parte de la composición del alimento en cuya elaboración se han utilizado.
Para que un aditivo pueda autorizarse como tal y utilizarse en la Unión Europea, debe garantizarse su seguridad. Por tanto, cuando los alimentos en nuestros mercados se hayan elaborado usando aditivos según las condiciones de uso autorizadas, deberá entenderse que son seguros.
Aunque el empleo de aditivos no es indispensable, sin ellos no sería posible la comercialización de muchos de los alimentos que hoy día están disponibles en el mercado.
"Todos los aditivos son evaluados y autorizados para garantizar su seguridad. Analizamos la interacción de las sustancias químicas con los alimentos a los que se añaden, como podrían afectar al organismo tras su ingestión y la cantidad que resulta seguro consumir cada día a través de la dieta.
Una vez aprobados, si se emplean en un producto agroalimentario, los aditivos deben quedar reflejados en el etiquetado. De este modo, los consumidores pueden saber qué contienen los alimentos que comen y confiar en que resultan seguros", asegura Camilla Smeraldi, toxicóloga de EFSA.
En la Unión Europea, todos los aditivos alimentarios van identificados por un número E. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) evalúa la seguridad de cualquier nuevo aditivo o de nuevos usos propuestos de aditivos ya existentes antes de autorizar su empleo en la UE. Además, los aditivos están sometidos a un programa de revaluación que garantiza la supervisión periódica de su seguridad en atención a la información científica disponible más actualizada.
Como los aditivos forman parte de la composición del alimento en cuya elaboración se utilizan, siempre se incluyen en el listado de ingredientes de los alimentos. Las etiquetas de los productos deben identificar tanto la función del aditivo en el producto acabado (como colorantes o conservantes) como la sustancia específica, ya sea por su nombre o mediante el número E correspondiente (por ejemplo “goma xantana” o “E-415”).
Los complementos alimenticios también se someten a los controles de la UE
Por otro lado, los complementos alimenticios viven actualmente un auge importante, pero no están exentos de controles en el seno de la UE. Los reglamentos europeos garantizan que todas las declaraciones de propiedades saludables que figuran en las etiquetas, la publicidad u otros productos comercializados estén justificadas científicamente y sean de fácil comprensión para las personas consumidoras.
Una declaración de propiedades saludables es cualquier afirmación sobre una relación entre los alimentos y la salud. Por ejemplo, una declaración de propiedades saludables podría sugerir que un alimento en particular "reduce el peso corporal" o "mantiene la función muscular normal".
Una declaración nutricional, por su parte, afirma o sugiere que un alimento posee propiedades nutricionales beneficiosas como "bajo contenido en grasas", "sin azúcares añadidos" y "alto contenido en fibra". En conjunto, los reguladores europeos y nacionales protegen a los consumidores de la información inexacta o engañosa relacionada con los alimentos.
"En nuestra calidad de científicos de la EFSA, evaluamos rigurosamente las pruebas científicas que subyacen a las declaraciones de propiedades saludables en los envases de los alimentos, garantizando que los consumidores puedan confiar en la información en la que se basan para tomar decisiones con conocimiento de causa", explica Leng Heng, experto en nutrición de la EFSA.
Además, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y sus expertos de toda Europa son responsables de evaluar las pruebas científicas que respaldan estos tipos de declaraciones sobre alimentos.
Los alérgenos, otro ingrediente monitorizado
Es habitual que las personas padezcan algún tipo de alergia o intolerancia a determinados alimentos. Para detectarlos, la información alimentaria que se facilita en los envases son un elemento fundamental. Una alergia alimentaria ocurre cuando el sistema inmunitario del cuerpo reacciona a alimentos específicos.
Aunque las reacciones alérgicas son a menudo leves, también pueden ser graves. Y la única forma de controlar la enfermedad es evitar los alimentos que la provocan. La legislación europea, respaldada por la ciencia, garantiza que los alérgenos más frecuentes figuran de forma destacada en la lista de ingredientes del alimento para que sea fácilmente advertido por las personas consumidoras.
Las personas suelen padecer alergias a los frutos secos, los mariscos y determinadas frutas. Una reacción alérgica puede producirse por una cantidad ínfima de un ingrediente alimentario al que una persona sea sensible. Los síntomas de una reacción alérgica pueden ser leves (picor o erupción cutánea), pero pueden evolucionar hacia síntomas más graves, como vómitos, diarrea, sibilancias y, en ocasiones, anafilaxia.
Las intolerancias alimentarias se producen cuando las personas tienen dificultades para digerir determinadas sustancias, como el gluten, y experimentan hinchazón, calambres estomacales y diarrea. Por lo tanto, es muy importante poder identificar fácilmente los alérgenos en las etiquetas de los alimentos.
Al comprobar los ingredientes en las etiquetas de los alimentos envasados que proporcionan ingredientes alérgenos e información para los alimentos no envasados, las personas pueden alejarse de los mismos claramente si son alérgicos.
"Los requisitos de etiquetado de los ingredientes alergénicos de los productos alimenticios son cruciales para que las personas con alergias puedan evitar ingredientes capaces de provocarles enfermedad. "Además de ofrecer asesoramiento para usarlo en el etiquetado, los científicos evalúan nuevos ingredientes si son alérgenos potenciales y analizan hasta qué punto factores como el procesamiento de los alimentos podrían afectar al potencial alergénico", señala Antonio Fernández Dumont, especialista en seguridad de proteínas en la EFSA.
Los científicos europeos responsables de las alergias alimentarias aportaron su asesoramiento científico al proceso legislativo para el etiquetado de los alimentos. Actualmente, los fabricantes de alimentos vendidos en la Unión Europea deben etiquetar 14 alérgenos según la legislación comunitaria.
Entre ellos se incluyen los cereales que contienen gluten, leche, huevos, frutos de cáscara, cacahuetes, soja, pescado, crustáceos, moluscos, apio, altramuces, sésamo, mostaza y sulfitos. Y la ciencia de los alérgenos sigue evolucionando, por lo que esta lista podría actualizarse en el futuro.