En 2023, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Pontificia Universidad Javeriana convocaron a gobiernos y organizaciones afrodescendientes de 11 países de la región para abrir un diálogo técnico y político sobre la situación de las poblaciones afrodescendientes en el mundo rural.
El encuentro culminó con una hoja de ruta orientada a cerrar brechas históricas en el acceso a servicios públicos esenciales —agua potable, educación, vivienda adecuada, salud y seguridad en la tenencia de la tierra y del agua—, pero también a fortalecer el reconocimiento del rol estratégico que las comunidades afrodescendientes desempeñan en los sistemas agroalimentarios, la gestión de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático, sustentados en sus conocimientos tradicionales y prácticas productivas de alto valor ecológico.
A inicios de 2025, durante el Foro de los Países de América Latina y el Caribe realizado en Santiago de Chile, la FAO y la CEPAL presentaron un informe regional exhaustivo sobre las dinámicas sociales, económicas y territoriales de las poblaciones afrodescendientes en áreas rurales. El documento expone brechas persistentes que limitan el desarrollo pleno de estos pueblos, aun cuando sus contribuciones a la seguridad alimentaria, la resiliencia climática y el abastecimiento de mercados locales son cada vez más evidentes. El análisis territorial incorporó indicadores de acceso a infraestructura, disponibilidad de recursos naturales, niveles de pobreza y participación productiva, revelando disparidades significativamente superiores a las del promedio rural latinoamericano.
Los datos actualizados muestran la magnitud de este grupo poblacional y su relevancia económica. En América Latina y el Caribe viven 153,3 millones de personas afrodescendientes, equivalentes al 23,3% de la población total de la región. De ellas, aproximadamente 26 millones residen en zonas rurales, representando el 22,5% de la población rural latinoamericana. Este sector participa activamente en cadenas productivas clave —agricultura familiar, pesca artesanal, manejo forestal comunitario y mercados locales— que sostienen la disponibilidad de alimentos frescos, la preservación de ecosistemas y la diversificación de ingresos rurales. Sin embargo, persisten brechas estructurales en inversión pública, conectividad digital, acceso a financiamiento, asistencia técnica, infraestructura de riego y reconocimiento jurídico de territorios colectivos, lo que limita su competitividad y capacidad de adaptación climática.
Ante esta realidad, la FAO y la Pontificia Universidad Javeriana desarrollaron un curso virtual de autoaprendizaje dirigido a profesionales responsables del diseño e implementación de políticas públicas, funcionarios de gobiernos nacionales y locales, organizaciones territoriales, cooperantes internacionales, docentes e investigadores. Basado en los insumos técnicos del informe regional, el programa busca ampliar capacidades institucionales y fortalecer la incidencia política, poniendo a disposición contenidos actualizados sobre derechos colectivos, economía territorial afrodescendiente, gestión sostenible de recursos naturales, análisis de datos desagregados y enfoques interculturales para políticas rurales.
El curso se concibe como un instrumento estratégico para promover decisiones basadas en evidencia, fomentar la pertinencia cultural en la planificación pública y facilitar la incorporación de criterios comerciales, productivos y ambientales que impulsen modelos de desarrollo rural más inclusivos. Con ello, FAO y la Javeriana avanzan en la consolidación de una agenda regional que reconozca plenamente el aporte de los pueblos afrodescendientes y garantice su participación efectiva en la transformación de los sistemas agroalimentarios latinoamericanos.













