La industria de alimentos ahora puede satisfacer las necesidades de los consumidores mediante el desarrollo de productos que reducen la respuesta a la glucémica y el contenido de azúcar inferior, de modo que también reduce el consumo de calorías, y mantener ese sabor tan bueno de los alimentos originales.
La obesidad es una enfermedad metabólica crónica que se caracteriza por la acumulación excesiva de tejido adiposo y es considerada como un problema de salud pública. En la actualidad se postula que un elevado porcentaje de individuos dentro de una sociedad cursa con un estado de sobrepeso u obesidad franca y su importancia radica en su relación con otras alteraciones que conforman el síndrome de resistencia a la insulina como diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia, hipertensión arterial, enfermedad coronaria e hiperuricemia.
El incremento del colesterol total, del colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y de los triglicéridos, así como la disminución en el colesterol de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) se han considerado como factores de riesgo aterogénico y se han relacionado con la génesis prematura de enfermedad coronaria y con el desarrollo de macroangiopatía diabética3.
Con el fin de mejorar el perfil de lípidos aterogénicos, se han utilizado varias terapias farmacológicas y no farmacológicas, dentro de las que se encuentra la ingesta de fibras dietéticas.
Se ha reportado que el consumo frecuente de ciertos tipos de fibras solubles en agua y que son fermentables, como la pectina, el psyllium plantago, la oligofructosa y la fibra de avena, pueden disminuir el colesterol total sérico en un rango entre 2 y 32% 4,5.
La inulina es un prebiótico, proveniente de la fructosa, no digerible, libre de sabor y con bajo aporte calórico, que se emplea en la preparación de varios alimentos para darles cuerpo, textura, consistencia, viscosidad y humedad, proporciona una sensación en la boca similar a la grasa y se ha empleado con éxito para reemplazar la grasa en postres helados, aderezos, rellenos y productos lácteos, así como para añadir fibra a productos alimenticios.
Existen reportes controversiales en animales y humanos sobre la influencia que tiene la inulina sobre el perfil de lípidos, así mismo, se desconoce su efecto sobre la sensibilidad a la insulina en el individuo con obesidad y dislipidemia.
Un estudio donde el objetivo fue evaluar el efecto de la administración oral de inulina sobre el perfil de lípidos y la sensibilidad a la insulina en individuos con obesidad y dislipidemia, muestran que, la grasa de la dieta no sólo precipita resistencia a la insulina en el músculo, hígado y tejido adiposo, sino que también parece participar en las anormalidades de la secreción de insulina mediada por glucosa por parte de las células beta.
Una prolongada exposición de los ácidos grasos libres en los islotes pancreáticos suprime la liberación de insulina. El área de la grasa visceral se correlaciona con las concentraciones de glucosa, triglicéridos y colesterol total plasmáticos de ayuno y la hipertrigliceridemia asociada con la obesidad y la resistencia a la insulina es causante de elevadas concentraciones de insulina plasmática con un incremento de ácidos grasos esterificados.
Al estimar en forma inicial la sensibilidad a la insulina por medio de la pinza euglucémica-hiperinsulinémica a nuestro grupo de estudio, se concluyó que todos los participantes eran resistentes a la insulina, por presentar un valor de M muy bajo, seguramente condicionado ello por la obesidad.
Posterior al tratamiento farmacológico no se presentaron cambios en la sensibilidad a la insulina, probablemente por el corto plazo de la administración de inulina, o bien, por carecer dicha sustancia de efecto directo sobre la sensibilidad a la insulina, ya que se ha observado que la inulina no produce ninguna influencia sobre la glucosa sérica, no estimula la secreción de insulina y no modifica la secreción de glucagón18.
Finalmente, la inulina estimula los componentes del sistema inmune, ayuda a la absorción de algunos iones, favorece la síntesis de vitamina B e incrementa la absorción de calcio en ratas y humanos, por lo que su participación en la prevención de osteoporosis y de algunos cánceres como el de mama y colon amplían su campo de estudio.
La administración oral de inulina en los individuos con obesidad y dislipidemia disminuyó las concentraciones de colesterol total, LDL, VLDL y triglicéridos, sin modificar la sensibilidad a la insulina.
Es comercializada como suplemento nutricional , encontrándose también en alcachofas, ajo, cebolla , puerros, espárragos, trigo y plátano.
La Inulina está recomendada para personas con enfermedades bacterianas y teniendo en cuenta que potencia la absorción de calcio aumentando la densidad del hueso, esto podría contribuir a reducir el riesgo de osteoporosis. También por su efecto de aumentar el calcio se recomienda su consumo en niños, adolescentes, embarazadas y ancianos.
Los beneficios de la inulina
- Al tratarse de una fibra, contribuye a mejorar la protección y el equilibrio del intestino, estimulando y restaurando la flora intestinal a través de las bifidobacterias
- Debido a que mejora el funcionamiento del sistema digestivo, favorece la absorción de algunos minerales como el calcio, lo que ayuda a la prevención de la osteoporosis
- Actúa de forma positiva sobre el sistema digestivo, ayudando a regular el tránsito intestinal
- Ayuda a disminuir el colesterol y los triglicéridos
- Estimula los componentes del sistema inmunológico
- Favorece la síntesis de vitamina B
- Ayuda en la prevención de cáncer de colon y de mama
- Inhibe el crecimiento de las bacterias dañinas
- Reduce los niveles de azúcar en la sangre
- Mejora la calidad de vida de personas con colon irritable