Lo que antes se desechaba, hoy puede ser la base de una revolución en la alimentación saludable. En el marco de la feria Espacio Food & Service, la startup chilena Delavid presentó su innovadora propuesta: convertir el orujo de uva —el residuo sólido que queda tras la elaboración del vino— en alimentos funcionales con alto valor nutricional y sin alcohol.
Un doble problema, una sola solución
Chile es reconocido mundialmente por la calidad de sus vinos. Sin embargo, cada vendimia produce toneladas de orujo de uva (mezcla de hollejos, semillas y fragmentos del racimo), un subproducto que en su mayoría termina como compost o se desecha con poco valor añadido. Lo preocupante es que este residuo es una fuente rica en nutrientes: contiene antioxidantes naturales como resveratrol y flavonoides, fibra dietaria (hasta un 50 % del peso seco), proteínas, grasas saludables y minerales esenciales.
Por otro lado, el país enfrenta una crisis de salud pública: más del 74 % de los adultos presenta sobrepeso u obesidad, y 9 de cada 10 personas no consumen suficiente fibra, según datos del Ministerio de Salud. Esta carencia se asocia con enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión y trastornos digestivos.
Fue en este cruce entre oportunidad ambiental y necesidad nutricional donde Felipe Andrés Guzmán Pérez, ingeniero civil en Biotecnología y fundador de Delavid, vio una oportunidad de innovación con impacto.
Upcycling del viñedo: ciencia al servicio de la salud
A través de un proceso patentado de valorización, Delavid rescata el orujo directamente desde las prensas en época de cosecha y lo somete a deshidratación con tecnología de alta precisión. Así, preservan al máximo los compuestos bioactivos del fruto, especialmente los polifenoles, con reconocidos efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
El resultado son polvos funcionales 100 % vegetales y sin aditivos, elaborados a partir de cepas emblemáticas como País, Moscatel de Alejandría, Malbec, Merlot y Cabernet Sauvignon. Cada 100 gramos del producto contiene cerca de 2 gramos de polifenoles totales, evaluados mediante métodos científicos como ABTS, FRAP y ORAC, estándares internacionales para medir capacidad antioxidante.
En colaboración con investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, estudios in vitro en células intestinales (Caco-2) demostraron que los extractos de Delavid reducen marcadores inflamatorios como el TNF-α, lo que sugiere un prometedor efecto antiinflamatorio.
Más allá del polvo: cápsulas y bebidas funcionales
Delavid también ha desarrollado cápsulas concentradas y bebidas antioxidantes sin alcohol, pensadas para quienes desean los beneficios del vino sin consumirlo. “Llevamos el sabor del viñedo chileno a yogures, batidos o infusiones. Es una nueva manera de disfrutar la uva, sin fermentación ni alcohol”, explica Guzmán.
Expansión y futuro
Ya presentes en tiendas gourmet, e-commerce y aeropuertos, la startup prepara su ingreso a retail masivo de la mano de Jumbo Chile (Cencosud). Además, se encuentra afinando sus primeras exportaciones a Latinoamérica, llevando el terroir chileno a nuevos mercados.
Con Delavid, la biotecnología chilena da un paso adelante: transforma residuos en oportunidades, une sostenibilidad con salud y posiciona al país como líder en innovación alimentaria funcional.