En un mundo cada vez más enfocado en la sostenibilidad y la eficiencia energética, Japón vuelve a sorprender con una innovación que podría transformar la forma en que se distribuyen bebidas frías, especialmente en regiones con acceso limitado a la electricidad.
Se trata de una nueva máquina expendedora desarrollada por Coca-Cola, en colaboración con Fuji Electric, que enfría refrescos —como la popular Coca-Cola— sin necesidad de estar conectada a la corriente eléctrica.
La presentación oficial de esta tecnología tuvo lugar en la Expo Mundial 2025, en Osaka, donde se reveló al público esta máquina que no requiere enchufes ni cables para funcionar. Pero lo realmente interesante es cómo lo logra: mediante un sistema alimentado por cartuchos de hidrógeno portátiles, que alimentan una celda de combustible capaz de generar electricidad a partir de una reacción electroquímica entre el hidrógeno y el oxígeno del aire.
Esta innovación no solo representa un avance tecnológico, sino que podría tener un impacto significativo en América Latina, una región con grandes zonas rurales, comunidades apartadas y áreas con acceso irregular o inexistente a la red eléctrica. En estos lugares, la disponibilidad de bebidas frías es limitada, lo cual restringe tanto el confort como las oportunidades comerciales. Aquí es donde esta máquina expendedora sin electricidad podría marcar una diferencia sustancial.
Una solución móvil y autónoma
La clave del sistema es su portabilidad. Al no depender de un suministro eléctrico constante ni estar atada a una infraestructura fija, la máquina puede ser instalada en zonas remotas, eventos al aire libre, mercados ambulantes o incluso en contextos de emergencia, donde el acceso a electricidad es nulo o intermitente. Los cartuchos de hidrógeno que la alimentan son reemplazables, lo que permite una rápida reposición y mantenimiento básico sin necesidad de conocimientos técnicos especializados.
Aunque el diseño actual es más voluminoso que el de las máquinas expendedoras tradicionales, esto se justifica por la inclusión del módulo de hidrógeno y el sistema de refrigeración. A pesar del tamaño, el sistema está pensado para no interferir con la experiencia del usuario al momento de adquirir la bebida.
América Latina: potencial y desafíos
En América Latina, más del 10% de la población vive en áreas rurales o comunidades de difícil acceso, donde el suministro eléctrico puede ser irregular o directamente inexistente. En ese contexto, contar con una solución como esta permitiría expandir el acceso a productos refrigerados sin necesidad de generar grandes inversiones en infraestructura energética.
Además, en un continente azotado regularmente por fenómenos climáticos extremos como huracanes, inundaciones o terremotos, esta tecnología podría emplearse en campamentos de emergencia o zonas de desastre, facilitando el acceso a bebidas frías y eventualmente medicamentos u otros productos sensibles a la temperatura.
El sistema también se alinea con las metas de transición energética y reducción de huella de carbono que muchos países latinoamericanos están comenzando a adoptar. Aunque el hidrógeno aún enfrenta barreras relacionadas con su producción y distribución, su uso como fuente limpia de energía se está expandiendo rápidamente, impulsado por empresas automotrices y gobiernos por igual.
Aspectos por definir
Pese a las ventajas evidentes, todavía hay preguntas sin respuesta. Coca-Cola no ha especificado cuántas horas de funcionamiento puede garantizar un cartucho de hidrógeno ni cuál será la frecuencia o el costo del mantenimiento de estas máquinas. Tampoco se ha informado sobre el precio final de venta o si existirá una estrategia para introducir el sistema en otras regiones fuera de Asia.
Sin embargo, lo cierto es que esta tecnología ya marca un precedente. En un futuro cercano, podríamos ver máquinas expendedoras autónomas en comunidades rurales de Perú, selvas colombianas, o zonas fronterizas de México, ofreciendo una Coca-Cola bien fría… sin necesidad de enchufarla a nada.
