La carne de pollo se ha consolidado como la principal fuente de proteína animal en Nicaragua, no solo por su alto valor nutritivo, sino también por su asequibilidad y su papel clave dentro de la seguridad alimentaria nacional.
Este producto, de amplia aceptación en todos los estratos sociales, se ha convertido en un pilar del sistema agroalimentario nicaragüense, al garantizar el acceso a alimentos de calidad y contribuir al dinamismo económico del sector primario.
De acuerdo con el más reciente monitoreo del Ministerio Agropecuario (MAG), la producción nacional de carne de pollo alcanzó las 358,1 millones de libras durante el periodo enero-octubre de 2025, cifra que refleja la solidez del sector y la eficiencia creciente de las granjas tecnificadas y semitecnificadas del país. Esta cifra representa un crecimiento sostenido respecto al año anterior, impulsado por mejoras en genética aviar, manejo sanitario, nutrición balanceada y adopción de tecnologías de automatización en los sistemas de crianza.
El sector avícola nicaragüense está conformado por un grupo de empresas líderes —entre ellas Tip Top Industrial, Avícola La Estrella y otras productoras regionales— que abastecen tanto el mercado nacional como las exportaciones hacia Centroamérica y el Caribe. Según datos del Centro de Trámites de las Exportaciones (CETREX), las exportaciones de productos avícolas, en especial carne procesada y subproductos, han registrado un aumento de dos dígitos en los últimos dos años, reflejando la creciente competitividad del país frente a sus vecinos.
Desde el punto de vista nutricional, la carne de pollo es una fuente de proteína magra de alta calidad, rica en aminoácidos esenciales, vitaminas del complejo B (B3, B6, B12) y minerales como fósforo, selenio y zinc. Su perfil nutricional favorece el desarrollo muscular, la regeneración celular y el fortalecimiento del sistema inmunológico. En comparación con otras carnes rojas, presenta niveles más bajos de grasa saturada y colesterol, lo que la convierte en una alternativa saludable recomendada por nutricionistas y organismos internacionales como la FAO y la OMS dentro de dietas balanceadas.
A nivel técnico, las granjas avícolas nicaragüenses han avanzado hacia la bioseguridad integral, implementando controles sanitarios rigurosos para prevenir enfermedades como la influenza aviar o la salmonelosis. Además, el uso de piensos formulados con base en maíz, soya y micronutrientes, junto con la incorporación de probioticos y enzimas digestivas, ha mejorado la conversión alimenticia y la calidad del producto final. La eficiencia promedio del sector se sitúa en 1,8 kilogramos de alimento por libra de carne, un indicador que ubica a Nicaragua entre los sistemas más productivos de Centroamérica.
El consumo per cápita de pollo en el país supera las 50 libras anuales, consolidándose como la proteína de mayor demanda frente a la carne bovina o porcina, cuyos costos son más altos. Este patrón de consumo refleja una tendencia global: el pollo es la carne más consumida del mundo, con un crecimiento anual estimado del 2,1 % según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
De esta forma, la producción avícola nicaragüense no solo satisface la demanda interna, sino que impulsa el empleo rural, la inversión agroindustrial y la seguridad alimentaria del país, reafirmando su papel como un sector estratégico para el desarrollo económico y nutricional de Nicaragua.













