Las empresas de producción y procesado de carne, pescado, leche y lácteos, aceites, pan y pasta, azúcar o comida preparada, entre otros, facturaron de media 194 millones al día en los dos primeros meses del año, según la AEAT.
Los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas subieron en febrero un 16,6% en relación al mismo mes del año anterior, a un nivel como no se había registrado desde que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) empezó a elaborar la serie mensual de IPC. Ese alza interanual fue superior al 15,4% que la cesta de la compra se había encarecido en enero y se situó también por encima del pico del 15,7% que había registrado en diciembre.
En los dos primeros meses del año, coincidiendo con ese fuerte aumento de precios, la industria alimentaria disparó sus ventas un 20,5% en relación al mismo periodo del ejercicio previo.
Así lo reflejan los datos que la Agencia Tributaria (AEAT) reúne a través del Sistema de Suministro Inmediato de Información (SII), que recoge la evolución de las ventas de las empresas con un volumen de operaciones superior a los 6 millones de euros, de los grupos de IVA (el régimen opcional al que pueden acogerse los empresarios o profesionales que formen parte de un grupo de entidades) y las de aquellas pymes y autónomos que están acogidos al Registro de Devolución Mensual del IVA (REDEME).
De acuerdo con la información que maneja el organismo, la facturación media diaria de la industria de alimentación ascendió a 194 millones de euros en los dos primeros meses de este año, frente a los 161 millones que recabaron en el mismo periodo del pasado ejercicio.
Bajo el paraguas de industria alimentaria se incluyen, de acuerdo con la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE), las empresas dedicadas al procesado y conservación de carne y productos cárnicos; las de procesado y conservación de pescado, crustáceos y moluscos; las de frutas y hortalizas; las que se dedican a la producción de grasas y aceites vegetales y animales; la fabricación de productos lácteos; la de almidones y amiláceos, las compañías que elaboran productos de panadería y pastas alimenticias; así como las dedicadas a producir otros productos alimenticios (cacaos, azúcar, especias, café, salsas, platos y comidas preparados...)
Existe un cierto comportamiento cíclico en el consumo de alimentos, que tiene a aumentar en épocas de bonanza económica y a decrecer cuando se produce un parón o contracción de la actividad -aunque de forma menos acusada que otros bienes y servicios-.
De ahí que los economistas consultados coincidan en que un incremento de las ventas del 20,5% como el que se ha producido en los dos primeros meses del año entre las grandes empresas de esta industria estaría motivado en buena medida por el efecto de la inflación.
Un aumento de las ventas mayor que el de las distribuidoras
De la información recabada por la Agencia Tributaria se desprende que el repunte de la facturación de este grupo es superior al que se anotó el sector del comercio al por menor en establecimientos no especializados.
Este último, que incluye a los supermercados y grandes almacenes (cuyas ventas no se ciñen en exclusiva a los productos de la cesta de la compra), vio elevarse su cifra de negocio diaria un 13% hasta los 499 millones de euros de media, frente a los 441 millones del mismo periodo un año antes.
La preocupación por el aumento de los precios de los alimentos llevó al Gobierno a aprobar la eliminación del IVA de todos los productos que estaban gravados al tipo reducido del 4% (pan, harinas, leches de origen animal, quesos, huevos...) y a rebajar del 10% al 5% este tributo para los aceites, incluido el de oliva, y las pastas.
El Banco de España, que prevé que los precios de los alimentos en general se incrementarán este año un 12,2% de media (cuatro puntos más de lo que preveía en diciembre), estima que los supermercados han trasladado al precio final "en torno" al 90% de esa rebaja del IVA. Según la entidad, los alimentos beneficiados vieron reducirse de media un 2,5% su precio entre diciembre y enero frente al 1% al que subieron los que se quedaron fuera de la misma.
En plena crisis inflacionaria a nivel global -en la que España se mantiene entre los países europeos donde la tasa general de IPC sube menos- el debate sobre los márgenes empresariales ha ido a más, pese a que las grandes cadenas siguen defendiendo que no los han elevado. Así, el foco ha comenzado a trasladarse hacia los productores, cuyos precios percibidos se habrían elevado alrededor del 30%, según datos del INE analizados por la consultora EY.
En la vecina Francia, el Gobierno ha alcanzado un acuerdo con las grandes distribuidoras del país -que tienen una mayor cuota de mercado que en España- para que reduzcan sus márgenes en una cesta de alimentos de su elección a lo largo del trimestre.
La traslación de una medida de este tipo a España daría oxígeno al bolsillo del consumidor nacional hasta mayo, cuando podría empezar a producirse un alivio en la subida de estos productos básicos por el llamado efecto base -que en el caso de la energía podría empezar a ser visible ya desde este mes de marzo- y por la correlación tradicional de doce meses que existe entre el índice S&P GSCI Spot para las materias primas agrícolas y el IPC español de los alimentos y bebidas no alcohólicas.
