El 56% del consumo mundial de agua dulce destinada a uso industrial se produce en la industria alimentaria y de bebidas. En el sector cárnico, por ejemplo, los mataderos de ganado porcino pueden utilizar entre 250 y 550 litros por cabeza de animal sacrificado, siendo la limpieza de canales y de equipos y la higienización de las instalaciones las actividades que generan más consumo de agua.
En el caso de los mataderos de ganado vacuno, el uso todavía es mayor: entre 500 y 1.000 litros por pieza. Dado que la demanda global de agua aumenta progresivamente en paralelo a episodios de sequía cada vez más frecuentes y prolongados, es más necesario que nunca avanzar hacia nuevos modelos de economía circular y hacia la reducción de la huella hídrica.
En este contexto, el sector agroalimentario requiere implementar nuevas formas de recuperación y reutilización del agua, como la que ha diseñado y desarrollado el Centro Tecnológico BETA de la Universidad de Vic - Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC) en la planta piloto de la empresa cárnica Mafrica, en Sant Joan de Vilatorrada (Bages).
El sistema tecnológico de esta planta permite valorizar y recuperar los residuos, tanto sólidos como líquidos, que genera la misma empresa, con el objetivo de avanzar hacia la estrategia de residuo cero en la industria cárnica. A partir de ocho tecnologías diferentes que se han implantado, se pueden generar siete productos finales: agua reutilizable, biometano, biomasa para caldera, efluentes y enmiendas orgánicas ricas en nutrientes, bioestimulantes y CO2 reutilizable.
Una segunda vida para los residuos: La planta piloto, que se ha puesto en marcha en el marco del proyecto europeo AccelWater, liderado en España por el CT BETA y en el cual también participa el clúster INNOVAC y la misma empresa Mafrica, es un ejemplo real del potencial que pueden tener las soluciones basadas en el concepto de bioeconomía circular. La operación de la planta piloto se inició a finales de 2022 y estará en funcionamiento hasta el 2024. La instalación está ubicada junto a la actual estación depuradora de aguas residuales (EDAR) industrial y consta de dos líneas de tratamiento.
Una primera línea procesa las aguas residuales para recuperar agua de alta calidad con potencial de ser reutilizada en la propia instalación industrial y un producto líquido concentrado en nutrientes con potencial de ser valorizado en agricultura. La segunda línea es la de valorización de los residuos sólidos, con el objetivo de recuperar energía y producir productos de alto valor añadido, como por ejemplo biofertilizantes y bioestimulantes.
Uno de los aspectos más relevantes de esta planta es, precisamente, que pone el foco en la reutilización de aguas residuales tratadas, que después de pasar por varios procesos de tratamiento se pueden destinar a nuevos usos dentro de las propias instalaciones. En cuanto a los residuos sólidos, especialmente materia orgánica animal no destinada al consumo, como por ejemplo vísceras, contenido intestinal, y grasas y lodos del EDAR industrial, las tecnologías escogidas permiten obtener bioenergía en forma de biogás o biomasa apta para ser utilizada en una caldera convencional, hecho que abre la puerta a nuevas estrategias de mejora de la sostenibilidad en la industria cárnica.
Presentación de la planta piloto: La presentación de la planta piloto se hizo en la sede de la empresa Mafrica y contó con la presencia de Isaac Peraire, director de la Agencia Catalana de Residuos (ACR); Mar León, gerente de la Agencia Catalana del Agua (ACA); Eva Espasa, vicerrectora de Investigación y Transferencia de Conocimiento de la UVic-UCC; Laia Llenas, subdirectora del CT BETA; Gerard Masferrer, responsable de I+D+i de Mafrica; y Eudald Casas, director de INNOVACC, entre otros miembros de instituciones vinculadas al proyecto y administraciones.
Laia Llenas explicó los objetivos de la planta piloto en el marco del proyecto Accelwater y puso de manifiesto que “biorrefinerías como esta evidencian que la tecnología actualmente no es un problema; hemos probado que podemos generar productos de valor añadido y ahora lo que nos toca hacer es velar por su viabilidad económica y para suprimir las barreras legislativas”.
En este sentido, hizo mucho énfasis en la necesidad de implicar a la administración y la empresa privada: “Queremos ayudar al sector agroalimentario a ser más competitivo y sostenible, a tener mejores modelos de negocio, y por eso hace falta que todos los actores trabajemos conjuntamente, para que los beneficios reviertan en la sociedad”.
Por su parte, Eva Espasa definió el Centro Tecnológico BETA como “uno de los motores de investigación de la UVic-UCC” y afirmó que la planta piloto en Mafrica “ejemplifica muy bien cómo es y cómo queremos que sea el modelo de investigación de nuestra universidad”.
Lo definió con cuatro puntos: una investigación “con visión y vocación internacional, que crea vínculos con instituciones y personas de todo el planeta; innovadora, que busca nuevas perspectivas, nuevos puntos de vista y enfoques, y que apuesta por ser referente en su ámbito; aplicada y consciente, que trabaja para aportar soluciones en problemas reales y a los retos globales”, y finalmente, “que hace todo esto aterrizando en cuestiones y temáticas con un interés real para el territorio al cual pertenecemos y las personas que habitan, con las cuales busca complicidades”.
Gerard Masferrer se mostró satisfecho de la participación de Mafrica en el proyecto Accelwater y dijo que este es “un claro ejemplo de colaboración entre empresa y universidad” y de cómo estas sinergias “ayudan a resolver problemas reales y a avanzar hacia modelos más circulares”.
En la misma línea, Isaac Peraire señaló que “necesitamos más proyectos como este, que nos ayudan a cambiar la óptica de gestión de residuos yendo a su origen y no a la fase final”. También indicó que el proyecto lleva la marca clara del CT BETA, “que se caracteriza por una investigación de aplicación real, que permite tener resultados tangibles”.
Mar León subrayó que este proyecto, que “ayuda a visualizar los efectos beneficiosos de la economía circular”, entronca con dos de los principales retos del ACA: velar por el buen estado del agua y por la disponibilidad de este recurso. Finalmente, Eudald Casas afirmó que INNOVAC tiene que ser el clúster de referencia de este proyecto y tiene que hacer difusión “para que llegue a todo sector alimentario”.
Al acto también asistieron Marc Mussons, gerente de la UVic-UCC, y Eloi Hernández, presidente del Consejo Comarcal del Bages, entre otros.
AccelWater, un proyecto de ámbito europeo: El proyecto europeo AccelWater tiene como principal objetivo optimizar el consumo de agua en la industria alimentaria y de bebidas mediante la introducción de tecnologías de última generación de recuperación, reutilización, monitorización y control del agua basadas en inteligencia artificial.
También se plantea la recuperación, gestión y optimización de los residuos sólidos y de la energía con el objetivo de lograr la sostenibilidad medioambiental, el ahorro de gastos y el desarrollo de productos de valor añadido.
Este proyecto se implementa con cuatro plantas piloto en industrias clave de la Unión Europea: simbiosis industrial que integra las industrias láctea y cervecera (Grecia), procesamiento del tomate (Italia), procesamiento del pez (Italia) y procesamiento de la carne (España). El coordinador del proyecto es AGENSO (Grecia) y participan 18 socios de 5 países de la Unión Europea.
AccelWater tiene un presupuesto de 9,4 millones de euros y está financiado por la Comisión Europea mediante lo programa Horizonte 2020. El proyecto se inició oficialmente el 1 de noviembre de 2020 y está previsto que finalice el 31 de octubre de 2024.