Las vides conserva un genotipo y permite una fácil y masiva propagación. Esta es sin duda una de las principales razones para la temprana domesticación de la vid. Debido a su edad la mayoría de las variedades de vid de edad (en comparación con otros cultivos) desarrollaron una cierta variabilidad genética intra-varietal.
Provocada por mutaciones y preservada por la propagación vegetativa, la variación puede ser bastante grande y en caso de características distintas, incluso puede dar lugar a nuevas variedades. Este, por ejemplo, es el caso de las variedades Pinot, donde vemos Pinot Noir con bayas azules, Pinot Gris con rojo y Pinot Blanc con los blancos. Aparte de estos ejemplos extremos, la mayoría de las mutaciones sólo tienen efectos pequeños y permanecen bien dentro del rango de la variedad. Ejemplos de ello son las diferencias en el rendimiento, la acidez, la dirección de crecimiento de los brotes, desarrollo de brotes laterales, tamaño de las bayas, pedúnculo o longitud del pedicelo. Esta variación proporcionan la fuente para la selección clonal y permite el desarrollo de clones con características nuevas.
La selección clonal moderna en Alemania comenzó en el siglo 19 con la obra de Gustav Froelich y tuvo tanto éxito que desde mediados de 1950 la mayoría de los viñedos se establecieron con el material de propagación clonal. Como consecuencia, la superficie de cultivo de viñedos plantadas con material no clonal ha disminuido significativamente y hoy es de menos de 500 hectáreas. La disminución de estos viñedos plantea la amenaza de perder material genético valioso.
Reunir, conservar y evaluar potencialmente diferentes genotipos de las variedades tradicionales es un proceso continuo en la selección clonal. En el Instituto de Cría Geisenheim esta tarea se intensificó por primera vez durante la década de 1980, principalmente para el Pinot Noir. Hasta hoy más de 1.000 adhesiones de White Riesling y más de 500 de las variedades Pinot se han conservado en los campos de cría del instituto. A pesar del hecho que esta tarea de recogida de material genético no se centra en las características específicas, la evaluación de estas adhesiones en ocasiones produce candidatos clonales con características demandadas por los productores.
Principales retos actuales y futuros a la cría de uva son los efectos crecientes del calentamiento global. Mientras que hace 50 años, en las condiciones más frías, las variedades tradicionales alemanas fueron madurando hasta octubre o incluso noviembre, en los últimos años la maduración ya comenzó en septiembre o incluso agosto en condiciones significativamente más cálidas y más favorables para la pudrición del racimo.
El Instituto de Cría Geisenheim realizó un estudio para evaluar la diversidad genética dentro de las variedades tradicionales alemanas e identificar clones mejor adaptados a los desafíos del cambio climático, sobre todo en lo que respecta a la infección botritis y baja acidez.
La variabilidad dentro de los cultivares tradicionales (en este caso Riesling, Chardonnay y Pinot Gris) puede ser bastante grande. Esto no es sólo el caso en caracteres como el rendimiento, sino también en acidez titulable y la infección de botritis.
Particularmente estos dos parámetros son de gran importancia para el desarrollo de clones con menor susceptibilidad a la botritis y con mayor acidez, que son importantes para hacer frente a los efectos del cambio climático en Europa Central. El uso del análisis factorial podría proporcionar una herramienta útil para evaluar y caracterizar el desempeño de los clones.
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