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El futuro de Espírito Santo está en la transformación de su industria alimentaria

Brasil Agricultura

El sector industrial de Espírito Santo enfrenta un desafío estratégico: agregar valor a su producción alimentaria y ganar espacio en los mercados internacionales.

El estado, reconocido como el quinto más industrializado de Brasil según la Federación de Industrias de Espírito Santo (Findes), genera un 29,7% de su Producto Interno Bruto (PIB) a partir de la actividad industrial. No obstante, una gran parte de esta producción aún depende de la exportación de materias primas, lo que limita su potencial económico a largo plazo.

Durante un evento realizado por Findes el jueves 22 de mayo, en conmemoración del Día de la Industria celebrado el domingo 25, el economista Ricardo Moreira ofreció un análisis profundo sobre los retos y oportunidades que se presentan para el desarrollo económico del estado. Según Moreira, se avecina un nuevo orden económico internacional que premiará a los países capaces de transformar su PIB en exportaciones con alto valor agregado. A esto lo llamó la “exportabilidad del PIB”.

La industria alimentaria como motor de transformación

Espírito Santo cuenta con más de 20.400 industrias activas, muchas de ellas con vínculos directos con el sector agroalimentario. Para Ricardo Moreira, este sector es clave para impulsar una nueva fase de crecimiento sostenible. “La industria alimentaria tiene el potencial de convertirse en un motor para la economía del estado, siempre y cuando se enfoque en la innovación, la transformación de productos y la expansión hacia nuevos mercados”, afirmó el economista.

El potencial no es solo teórico: Espírito Santo posee una ubicación estratégica, acceso a puertos eficientes, y una producción agrícola diversificada que incluye café, frutas, caña de azúcar y productos forestales. Sin embargo, para avanzar, será necesario invertir en infraestructura, logística y, sobre todo, en planificación a largo plazo. La transformación de alimentos —como el desarrollo de productos procesados, envasados y listos para el consumo— permite no solo aumentar el valor de exportación, sino también generar más empleo calificado y atraer inversión extranjera.

Oportunidades en un mundo que cambia

Moreira destaca que el contexto internacional actual abre una ventana de oportunidad única. La búsqueda global de seguridad alimentaria, sostenibilidad y diversidad de proveedores ha creado una demanda creciente por productos manufacturados en países estables y con políticas previsibles. “Brasil, y en particular Espírito Santo, puede convertirse en un actor relevante en el comercio de alimentos industrializados, especialmente si logra posicionarse como proveedor confiable de productos agrícolas de alto valor añadido”, indicó.

Además, el economista subrayó el papel que pueden jugar las energías limpias, un campo en el que Brasil tiene grandes ventajas competitivas. La industria alimentaria sostenible, basada en fuentes renovables, es una tendencia creciente en los mercados europeos y norteamericanos, lo cual puede abrir nuevas puertas para el estado.

Del proteccionismo al libre comercio: un cambio de paradigma

Durante su intervención, Moreira también reflexionó sobre los cambios ideológicos que están redefiniendo el comercio mundial. “Nunca imaginé ver a la izquierda defendiendo el libre comercio y a la derecha promoviendo el proteccionismo. El mundo ha cambiado, y Brasil debe adaptarse rápidamente si quiere aprovechar esta nueva dinámica económica”, comentó.

El camino hacia el futuro: educación y capital humano

Finalmente, el economista enfatizó que, aunque el país ha mostrado avances importantes —como el crecimiento del PIB, la reducción del desempleo, la baja en la deforestación y la mejora del Índice de Desarrollo Humano (IDH)—, el verdadero desafío está en la formación de capital humano. “La educación será el factor decisivo para el futuro de Brasil. Necesitamos preparar una generación capaz de liderar la industria del mañana, especialmente en sectores estratégicos como el alimentario”, concluyó Moreira.

Espírito Santo tiene todos los elementos necesarios para liderar una nueva etapa de desarrollo basada en la industria alimentaria: materias primas de calidad, ubicación estratégica, experiencia industrial y un entorno económico cada vez más favorable. El reto ahora es convertir esta promesa en una realidad mediante visión de largo plazo, inversión en innovación y una apuesta decidida por la transformación productiva. La industria alimentaria no solo puede ser una fuente de crecimiento económico, sino también un símbolo del nuevo Brasil que emerge en el escenario global.

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