Redagrícola consultó a diferentes actores de la industria cerecera qué expectativas tienen de lo que podría transformarse en una campaña histórica, que por primera vez superará las 100 millones de cajas.
Hay confianza en la capacidad de procesar este inédito volumen de fruta, pero el desafío de áreas cuarentenadas por mosca de la fruta ha levantado algunas preocupaciones logísticas, mientras que tanto productores como recibidores están conscientes de que el desafío principal estará en la calidad.
Es tal el volumen de Lapins que tenemos, que por la razón que sea, que puede ser manejo, o clima, si se desplaza, nos va a dejar problemas.
Jessica Rodríguez, experta en poscosecha y cofundadora de la consultora Trío Kimün. A abrocharse los cinturones, porque la temporada 2024/25 está cerca y apunta a ser histórica.
De acuerdo a las plantaciones que se han realizado en los últimos años, sumado a una temporada que hasta el momento promete buenos rendimientos, saltaremos a producir unas 115 millones de cajas, según Manuel José Alcaíno, presidente de Decofrut.
De acuerdo a los datos de la compañía, son entre 4.000 y hasta 7.000 las nuevas hectáreas que están entrando en producción de cerezas cada año, lo que aumenta el volumen productivo del preciado fruto.
Esto está muy por sobre lo registrado la campaña pasada (2023/24), donde se produjeron 83 millones de cajas de cerezas, inferior a las cerca de 95 millones de cajas que esperaba el mercado, producción potencial principalmente golpeada por las condiciones climáticas que afectaron a la temporada, como un invierno más cálido a lo normal que no permitió acumular frío, y una primavera más fría a lo habitual acompañada de abundantes lluvias.
“Se perdió la capacidad de producir entre 12 a 14 millones de cajas”, añade Alcaíno, señalando que el salto podría ser “muy grande respecto a los producido este año que pasó, pero no es tan grande desde la capacidad productiva que había”.
De acuerdo a los cálculos de Claudio Vial, gerente general de la exportadora Ranco Cherries, la estimación para la presente temporada se ubica en 114,7 millones de cajas, muy por encima de las 82,7 millones alcanzadas la campaña pasada, lo que significa un salto de 37%.
En cifras brutas, la exportadora apunta a un total de producción de 573.530 toneladas, a diferencia de las 413.981 toneladas producidas en la campaña 2023/24, datos presentados en el Cherry & Kiwi Conference que organizó Abud y Cía.
Donde Vial pone una alerta, eso sí, es que se espera que los volúmenes de Santina se doblarían esta campaña, pasando desde las 86.537 toneladas a 175.353 toneladas, algo que sin duda podría impactar en sus precios.
“La buena noticia es que la Santina que viene se distribuye en más semanas, y hemos visto una proliferación de estructuras y techos para poder adelantar también parte de la cosecha, pero aún así el ‘peak’ va a seguir estando en la semana 50 y 51”, detalla Claudio Vial.
CAPACIDAD INTERNA, ¿PREPARADA?
La pregunta que salta a la vista, es cómo se dará el salto desde 82 millones de cajas a 115 en una sola temporada.
De acuerdo a Manuel José Alcaíno de Decofrut, la capacidad de proceso se ve bastante bien porque se han hecho las inversiones en línea con el crecimiento de superficie, y además porque el año pasado “sobró una capacidad de proceso enorme, y aquellos que tenían frigorífico no les fue tan bien porque habían crecido en su capacidad de proceso y su superficie, pero con la caída en la producción estuvieron bajo su capacidad de proceso”.
Claudio Vial de Ranco Cherries señala en su análisis que en capacidad instalada, actualmente en Chile hay 2.800 vías para procesar cerezas, cifra que sigue creciendo.
La problemática, entonces, más que una cuestión de procesos, vendría más bien por parte de la mosca de la fruta.
Actualmente hay 3 zonas productoras de cereza en cuarentena: Ovalle, parte de la Región Metropolitana, y Chimbarongo (Región de O’Higgins). El servicio sanitario chino establece un radio de 27 kilómetros del lugar de detección, por lo que según estimación, cerca de 1.000 vías de procesos están en zonas cuarentenadas en estas zonas, lo que sin duda generará un desafío.
“En estos momentos, tenemos un 20% de los huertos y un 30% de las líneas en zonas cuarentenadas, por lo que sí va a tener que entrar fruta de zonas libres a plantas en zonas cuarentenadas, es inevitable. Habrá que armar este puzzle, que es difícil (…), será necesario que entre fruta a zonas cuarentenadas por un tema de capacidad instalada”, explicó Vial.
Ante esta cuadratura del círculo que habrá que realizar, y que requerirá en extremo coordinación y anticipación por parte de los productores y exportadoras, Vial asegura que la capacidad instalada para los procesos, si bien ha crecido en conjunto a los huertos productivos, estima que “la cosa va a estar ajustada”, ya que calcula que cada vía tendrá que procesar en torno a 53 toneladas.Una caja de cereza equivale a 5 KILOS, pero eso no significa que no haya otros formatos: actualmente también hay exportadoras que comercializan otros tamaños, como el de 2,5 kg.
Toda esa fruta de zonas cuarentenadas o que ingrese a zonas reguladas para ser procesada, tendrá que realizar tratamiento de frío, protocolo que obliga a que la fruta esté 15 días a una temperatura de 0,5°C.
Esta logística por buscar lugares acordes a zonas libres o dentro del radio de detección, sin duda implicará nuevos costos que podrían encarecer los procesos, que de acuerdo al presidente de Decofrut elevarían los costos en mil o dos mil dólares por contenedor que permita tratamiento de frío.
“Toda la fruta que se iba a embalar y que hoy está ubicada en zonas afectadas, va a significar capacidad de embalaje que se podría perder”, comenta Alcaíno, añadiendo que “se genera una dinámica distinta, porque puede ser que queden plantas con sobrecapacidad, porque están en una zona cuarentenada, y mucha fruta que antes iba a otras plantas tendría que ir a ellas”.
“Esto va a enredar el proceso, de todas maneras”, sentencia.
MOSCA DE LA FRUTA, UN DOLOR DE CABEZA
Ivan Marambio, presidente de Frutas de Chile, señaló que para muchos productores de cereza, las capturas y protocolos asociados a la mosca de la fruta es algo inédito, y eso implica “estar abiertos a un mundo nuevo que se nos viene”.
“Los exportadores tradicionales, que son multiproducto, han tratado toda su vida con la mosca, pero para la actividad cerecera es algo nuevo, y en los volúmenes que estamos hablando es una locura, porque en tres semanas podemos estar hablando de procesar 40 o 45 millones de cajas”, comenta el líder gremial.
Se espera que los volúmenes de Santina se doblen: pasarían desde las 86.537 toneladas de la campaña 2023/24 a 175.353 toneladas en este curso.
En este contexto, Marambio señala que un contenedor de zonas libres de mosca demora 30 minutos en despacharse, mientras que un contenedor de zona cuarentenada podría demorar hasta 2 horas, lo que implica un nuevo esfuerzo para la industria.
“Vamos a necesitar mucha gente, entre frigoristas y más personal del SAG, ante esta nueva presión que se suma a la bien engranada logística que tenemos.
Por eso creo que tenemos que prepararnos para lo peor y esperar lo mejor. No hay que relajarse, estamos a tiempo, pero es una temporada en la que hay que estar con los dientes apretados”, señala el representante de Frutas de Chile.
Desde el sector público, la subsecretaria de Agricultura del Gobierno, Ignacia Fernández, señaló sobre el desafío de procesar cerezas ante los problemas de mosca de la fruta que están conscientes de que esta campaña “será un desafío logístico”.
Consultada por Redagrícola, la autoridad de la cartera agrícola señaló que “el SAG ya ha estado trabajando en esta situación. De hecho, hemos tenido varias reuniones con los gremios para realizar un seguimiento al trabajo que se está realizando”, destacando que dispondrán en los puntos de supervisión, de control y despacho, una mayor cantidad de fiscalizadores del servicio “para hacernos cargo ante el efecto de una mayor demanda logística”.
Fernández recalcó que “no puede haber retrasos importantes, ya que tienen un gran volumen de producción. Queremos que el Estado sea un aliado para facilitar las cosas y no un entorpecedor adicional de un proceso que sabemos que tendrá complicaciones”.
DESAFÍOS EN POSCOSECHA
Para Jessica Rodríguez, experta en poscosecha y cofundadora de la consultora Trío Kimün, la capacidad de procesos en Chile ha crecido a un ritmo que otorga cierta tranquilidad, por lo que los desafíos estarían más bien en la fruta misma.
“Quien realmente nos va a causar retos y desafíos es Lapins”, comentó Rodríguez a Redagrícola, añadiendo que “es tal el volumen de Lapins que tenemos, que por la razón que sea, que puede ser manejo, clima, si se desplaza, nos va a dejar problemas”.
La experta señala que mientras esta variedad, una de las más plantadas en Chile, “esté bien distribuida, vamos a andar bien; lo más probable es que no vamos a ser tan eficientes de estar procesando en 24 horas la fruta, lo más probable es que hayan esperas de procesos de dos y hasta tres días en algunas semanas, pero todo va a depender de cómo Lapins se superponga con otras variedades”.
Esta variedad de media estación, conocida popularmente entre productores como “la caja pagadora”, al ser autofértil y productiva, alcanzó las 176.878 toneladas para exportación la campaña pasada -de un total de 413.981 toneladas de cerezas exportadas-, siendo la principal variedad del país, y esta nueva campaña se estima que supere las 193 mil toneladas.
“El año pasado fue genial, porque como faltaba Santina, se nos distribuyó muy bien. Y ahí va a estar el reto esta temporada”, comenta Rodríguez, frente a las estimaciones de que Santina este año doblaría su producción.
Otro punto que destaca la experta es que actualmente la capacidad instalada y los problemas de procesos que podría generarse por zonas cuarentenadas, es que podrían generarse esperas a proceso de 2 días, algo que no es bueno para la fruta por su condición de poscosecha, y remarca que incluso es probable que mucha fruta quede para un tercer día por los posibles embotellamientos que se puedan presentar en las plantas de proceso, aunque asegura que la parte industrial “sabe lo que hay que hacer en estos casos y se va a preparar para el peor escenario”.
Respecto a los desafíos que impone el tratamiento de frío que exige China para exportación de fruta en zonas cuarentenadas por mosca de la fruta, Rodríguez señala que es positivo y “le hace bien a la fruta, porque es la mejor temperatura para alargar y mantener una buena poscosecha, y va a asegurar que todos hagamos el trabajo bien”, apuntando a la uniformidad de que todos los productores de zonas cuarentenadas, y aquellos que decidan procesar en zona reguladas, envíen su fruta con el tratamiento de 0,5°C por a lo menos 15 días.
La complicación que ha estudiado la experta es que esas temperaturas a veces no se cumplen en los contenedores, ya que suele suceder que la temperatura del aire es muy distinta en la puerta del contenedor (donde ha registrado una temperatura mayor), versus lo que se registra en otros espacios del mismo container.
“Ahí hay un desafío: este año hay que hacer muy bien las cosas para maximizar la eficiencia del frío en los contenedores”, y así no tener que cumplir con nuevas medidas que exija la autoridad sanitaria china en destino, como completar el tiempo de tratamiento de frío no completado, lo que sumaría antigüedad a la fruta y sería muy malo a nivel comercial, de acuerdo a Rodríguez.
Otro de los retos que aparecerán en esta campaña será por un lado el calibre, ya que los mercados asiáticos no quieren fruta chica y es algo que puede presentarse en temporadas con cargas de fruta alta, según la experta, y por otro lado también prevé que pueda presentarse una firmeza deficitaria o muy desuniforme, algo que también puede darse en una campaña de altos volúmenes.
“Si los productores hacen bien los manejos, vamos a tener buenas cargas, buenos calibres y buena firmeza”, trabajo que demostrará -o no-, si las labores de manejo se hicieron de forma correcta inmediatamente después de la cosecha de la temporada anterior.