Todas las compañías que componen la industria del sector han trabajado a lo largo de los años en ofrecer seguridad alimentaria.
México es potencia mundial dentro de la industria automotriz, pero en la industria alimentaria y de bebidas, también lo es. Se estima que esta actividad económica genera el 7.6% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
México es el décimo productor en el sector alimentario a nivel mundial, y de acuerdo con cifras oficiales emplea a 6 millones de mexicanos, representando el 17.6% del empleo manufacturero en la República Mexicana.
En los próximos años, se estima que la industria alimentaria y de bebidas en México va a tener un crecimiento promedio anual del 3%. En este sentido, el sector incluye una gran variedad de productos, desde verduras y frutas, hasta productos procesados, bebidas envasadas y enlatados.
Todas las compañías que componen a este sector, han trabajado a lo largo de los años en ofrecer seguridad alimentaria, es decir, garantizan que todos los alimentos y bebidas sean seguros pero también saludables para el consumo.
Por el gran trabajo que han realizado estas compañías mexicanas, es cómun ver a estas empresas ofertando sus productos en otros países. Por ejemplo, Bimbo tiene presencia en 34 países con más de 100 marcas, mientras que Gruma se comercializa en 110 naciones, en 4 continentes.
En tanto, Femsa y Sigma Alimentos están presentes en 18 países; Lala se ubica en 6; Arca Continental, en 5; Grupo Herdez, en 21, y por su parte La Costeña, en 59; sólo por mencionar a algunas compañías del sector. Pero, además de impactar favorablemente en lo social y en lo económico, tanto en México como en otros países, también se han enfocado en la implementación de acciones de sostenibilidad ambiental en las naciones donde tienen presencia como son: el cuidado del agua, la reducción (y reciclaje) de residuos, uso de envases reciclables, el limitar o eliminar el uso de plásticos, el uso transporte sostenible, reutilización del papel, el cuidado de la flora, la fauna, el ahorro de energía y el uso uso de energías limpias, entre otras.
Una muestra es el caso de Sigma Alimentos que, como parte de su estrategia integral de sostenibilidad, implementó acciones para evitar la utilización de 7 mil 880 toneladas de plástico virgen para la elaboración de sus empaques y embalajes de los últimos 4 años.
Entre otras, redujeron el 13% de espesor de los empaques rígidos de su marca San Rafael; disminuyeron en un 25% el uso de plástico en empaques de Yoplait, mientras que en Estados Unidos produjeron empaques con 80% de materiales reciclados en productos de su marca Fiorucci.
Por su parte, Grupo Herdez en su Informe Anual Integrado 2021, comunica que el 69.2% del consumo de su energía provino de fuentes limpias, esto es 41.5% de energía Eólica, y 27.7% mediante Cogeneración. Es imposible enumerar todas las acciones de sostenibilidad que implementan las empresas mexicanas de esta industria aquí y en otros países, siendo muchas de sus estrategias alineadas a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU.
Sin embargo, las empresas de este sector aún enfrentan diferentes retos, algunos de ellos son mejorar el aprovechamiento de los recursos naturales y, la innovación en los procesos productivos para reducir costos y mejorar en competitividad.
La industria alimentaria y de bebidas se ha enfocado en hacer adecuaciones a sus instalaciones y ya muchas compañías implementan un enfoque alineado a los principios de la sostenibilidad.
Para las empresas, es una necesidad la implementación de proyectos de gestión global de instalaciones eficientes, con un correcto programa de operación y mantenimiento en los equipos de soporte; operaciones que se convierten en la base para programas de eficiencia energética. Además, estos programas implican un beneficio en la reducción de costos, así como un incremento en la vida útil de los equipos de soporte.
La correcta gestión de los equipos de soporte (aire acondicionado o HVAC, sistemas contra incendios, instalaciones hidrosanitarias, instalaciones eléctricas, etc.) aseguran una operación continua en la fabricación de productos.
Si a esto se añade el uso de energías alternativas más limpias y económicas, cómo lo son, sistemas de cogeneración eficiente, se logrará reducir la huella de carbono y el impacto ambiental, obteniendo reducciones importantes de costos energéticos y económicos.
Algunas empresas ya implementan estas acciones, pero aún hay muchas más que necesitan ponerlo en marcha.