El balance del complejo soja entre enero y junio es negativo debido a la menor cosecha y la caída de los precios sumados a la incertidumbre generada en torno a los cambios de reglas de juego que se vienen discutiendo y que podrían generar problemas en la comercialización. Aquí un resumen de los números:
La industrialización de soja alcanzó 1.772.102 toneladas, un 7,2% menos que las industrializadas en el primer semestre del 2018. La capacidad utilizada cayó del 86% del año pasado al 76% de este año
Por el despacho de soja y sus productos industrializados ingresaron US$ 1.712,20 millones. La caída del ingreso de divisas respecto del mismo período del año anterior fue del 26%. La caída en el volumen de exportaciones de granos al natural y subproductos industrializados fue del 14%
El futuro es muy incierto
La aprobación del proyecto de reforma tributaria sin modificaciones en lo relacionado a la devolución del IVA a las agroindustrias exportadoras vuelve a demostrar la inseguridad jurídica que evita que en el país se puedan realizar las inversiones que se necesitan para apuntar a un verdadero desarrollo económico sostenible.
Para el Gobierno y para el Congreso, es lo mismo exportar granos en estado natural que productos industrializados a partir de la soja; yendo a contramano de lo que hacen casi todos los países que buscan atraer industrias para agregar valor a sus materias primas.
La industrialización de materias primas agrícolas es un generador de desarrollo económico sostenible, que dinamiza la economía local y emplea mano de obra paraguaya.
Esta reforma tributaria representará una fuerte barrera contra el crecimiento del modelo industrial y un contrasentido de grandes proporciones. Mientras el mundo reclama cada vez más alimentos,
Paraguay renuncia a fabricarlos para limitarse a ser un proveedor de materias primas, para que otros países puedan generar estos alimentos para cubrir las demandas globales.
No existe ningún argumento técnico en la eliminación de la devolución del IVA a industrias que dan trabajo a miles de paraguayos y generan beneficios para el Paraguay, consideramos que esto se redujo simplemente a una decisión netamente política, para recaudar fácil y rápidamente, con visión cortoplacista y para esconder la debilidad del Estado para controlar la evasión o la economía informal.
La eliminación de la devolución del IVA termina gravando con un impuesto a las operaciones de exportación de los derivados del procesamiento de las oleaginosas, lo que resta competitividad a las industrias locales que deben competir por acceso a mercados que también gravan a la importación de sus productos.
Esta pérdida de competitividad terminaría traduciéndose en reducción en el procesamiento, que afectaría de manera negativa a toda la mano de obra nacional empleada, así como a todos los negocios relacionados a esta importante actividad industrial.