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Esta sueca neuquina crea bebidas con magia y fermento: gaseosas, espumantes y hasta perfumes

Ingredientes Internacional

Romina Jeanette Eriksson creó Bebidas mágicas, un emprendimiento nacido en la pandemia en el que elabora y enseña a hacer bebidas fermentadas. Con kombucha, kéfir de agua, madre de jengibre e hidromiel prepara tragos. La rompe con “Bebidas mágicas”, emprendimiento que nació primero como un taller de bebidas ancestrales durante la pandemia y que ahora atrae y engancha con sus combinaciones increíbles.


La conocimos días atrás en El Bolsón. Vive en Neuquén capital y la identifica el estilo de vida nómade. ¿Qué hace una sueca por estos lares? “Mi mamá es neuquina y mi papa sueco.

Cuando se separaron yo me quedé con ella y nos venimos a Neuquén. Viví acá hasta el 2015 cuando obtuve mi título y me mudé a Santiago de Chile, buscando nuevas oportunidades. Allá estudié para bartender y de barra y participé en torneos. Me fue muy bien pero con el paso del tiempo sentía que debía hacer un cambio.

Ya habían pasado 6 años viviendo en el país trasandino cuando ocurrió el estallido social. Era muy difícil salir a la calle , mucho estrés y represión militar; entonces decidí volver a Argentina y llegué un mes antes de la pandemia. Tengo casi toda mi familia en Neuquén: tíos, primos y mi abuela”, cuenta.

“Me gusta vivir acá aunque tengo sed por conocer otros países. Me encanta viajar, suelo ir seguido al sur -Bariloche, El Bolsón y San Martín de los Andes. Me gusta el desafío de ir a distintas provincias y regiones en búsqueda de oportunidades, quedarme por temporadas, semanas o meses”, admite.

“Fermentar la cultura” es su lema y “animate a experimentar” es su invitación constante.

Vayamos al punto. ¿Qué estudiaste? “Me recibí como técnica superior en laboratorio clínico. También realicé un curso de bartender en Santiago de Chile, soy autodidacta. El estudio me brindó más conocimientos administrativos y me abrió puertas en nuevos lugares y la práctica me pulió. Llevo 13 años dedicada a mi profesión”.

¿De qué va tu emprendimiento? “Bebidas mágicas” nace en plena pandemia cómo un taller de bebidas ancestrales, relata. “Comencé haciendo salsas picantes mientras estudiaba varios cursos online.

Luego de dos años de experimentación quise darle un enfoque educativo y transmitir mis conocimientos en talleres de bebidas probióticas y en coctelería para aficionados. Me gusta enseñar y armar cursos personalizados según la necesidad de la persona. Lo último que incorporé fue inglés gastronómico para estudiantes que residen en diversos países”.

Lleva más de 13 años trabajando en bares, hoteles y restaurantes. “Es un rubro complicado. El horario suele ser de noche/madrugada, con una alta carga de trabajo y con poca remuneración al servicio. Ser mujer no facilita el oficio. Así que aposté a tener mi propio espacio donde pudiese crear libremente”, dice con ánimo emprendedor.

Actualmente incorporó varias bebidas fermentadas como la kombucha, kéfir de agua, madre de jengibre e hidromiel en las recetas de tragos (con y sin alcohol). “Mi principal objetivo es compartir los fermentos al mundo permitiéndoles a las personas probarlas, ofreciéndoles nuevas experiencias e incorporando en su paladar texturas distintas a la industria de las gaseosas. Mi lema es: “Animate a experimentar”. Además, los beneficios que aportan son excelentes”.

¿Hablás de gaseosas probióticas? ¿Qué es eso? “Son bebidas gasificadas naturalmente mediante una fermentación que ocurre gracias a levaduras y bacterias. Se llama probiótico porque aporta microorganismos vivos que actúan en nuestro intestino mejorando su flora y por ende, mejorando el funcionamiento del mismo. Aportan muchos beneficios como la reducción del estrés y la ansiedad, regulan el estado anímico y suelen desinflamar el estómago. Dependiendo del cultivo (kombucha/kéfir/madre de jengibre) estos beneficios pueden variar; son todos buenos”.

En la previa de la entrevista Romina hablaba de champagne kombucha. “Primero hay que entender qué es la kombucha. Se trata de una bebida fermentada por una colonia de bacterias y levaduras que viven en simbiosis. Es a base de té, azúcar y un scoby (también conocido como el hongo del té), es como un disco gelatinoso que se forma en la superficie del té. Se trata de una bebida con muy poca graduación alcohólica, pues no debe superar el 0,5% volumen.

Me pareció interesante crear un espumante a base de kombucha. En otras palabras, quise lograr una bebida con más graduación pero a su vez mantenido un margen «5%vol.». En este experimentar conseguí levaduras específicas para hacer champagne y las combiné con una de mis kombuchas. El resultó fue increíble, además de ser riquísimo, podías tomar varios vasos sin sentirte hinchado o con acidez y generaba un estado de felicidad similar a tomar una bebida alcohólica. Una maravilla”.

¿Qué importancia le das al té al preparar tus bebidas? Las infusiones son muy importantes, recalca. “La combinación de hierbas medicinales con té base (negro, rojo, verde) es un pilar fundamental para crear bebidas con fines específicos, como por ejemplo, usar manzanilla por sus propiedades calmantes, o jengibre por ser un gran aporte al sistema inmunológico. Por supuesto que el uso de plantas medicinales en un té requiere ser medido con cautela y tener consciencia de que hay plantas que no todos podemos o debemos consumir”.

En un momento de la charla Romina saca un frasco de perfume y me rocía la mano, previo permiso. “Ahora lo podés saborear”, me invita. Exquisito. “Algo que amo hacer es experimentar. Desde que comencé a fermentar cualquier idea que se me ocurre la pongo a prueba. Un día me pregunté ¿cómo sería un perfume comestible? ¡Debo fermentarlo!.

Siempre busco nuevas formas de incorporar elementos que jueguen en la coctelería, que sean de fácil acceso, de bajo costo, sin agregados químicos, sin azúcares en exceso y con múltiples usos. Este perfume lo probé en la piel como en el cabello. Además de brindarme un aroma delicioso me dejó el pelo brilloso y suave. En los tragos queda muy bien”.

“Algo que aprendí gracias a la investigación constante y cito a Sandor Kratz es que la palabra cultura y cultivo proceden el verbo latino colere, que significa “cultivar”. Nuestro cultivo de la tierra y sus criaturas (animales, plantas, hongos y bacterias) es esencial para la cultura. Es por esto que incorporé el término “fermentar cultura” como parte de mi slogan.

Busco recuperar la fermentación y generar una educación didáctica, partiendo de la parte neurosensorial. La conexión que existe entre nuestros sentidos y el cerebro debe ponerse en práctica para involucrar sabores que nos permitan romper la dependencia limitadora del ‘solo soy un consumidor’”.

Estamos sentados al aire libre, mirando el Piltri, que ocupa todas las miradas en El Bolsón. Cerveza en mano, comparte: “mi desafío de ahora en más es hacer conocida está tendencia de fermentos que ya es muy popular en otros países como Estados Unidos, Chile y España, y que en Argentina recién empieza a verse.

También deseo trabajar en conjunto con fábricas que quieran expandir su producción de fermentos, incorporar nuevos proyectos y generar una cultura sobre el consumo de bebidas. También aspiro a reforzar lo educativo ofreciendo talleres y charlas de bebidas fermentadas”.

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