En muchas culturas del mundo, las vísceras animales han sido durante siglos parte fundamental de la alimentación cotidiana. Hoy, este tipo de consumo no solo representa una revalorización de prácticas alimenticias ancestrales, sino también una forma inteligente y sostenible de aprovechar al máximo los recursos que ofrece la naturaleza.
En los últimos días, el consumo de tripas —especialmente de res o cerdo— ha cobrado notoriedad por sus beneficios nutricionales, lo cual es completamente cierto. Sin embargo, es importante saber que no son el único órgano que aporta valor a nuestra salud: el abanico de vísceras comestibles es amplio y diverso.
De acuerdo con el portal especializado WebMD, los órganos comestibles de animales incluyen el hígado, corazón, riñones, intestinos, cerebro, lengua, páncreas, panza y más. Estos alimentos, también conocidos como vísceras, ofrecen múltiples beneficios nutricionales, aunque no están exentos de ciertos riesgos si no se consumen adecuadamente.
Nutrientes poderosos, historia y sostenibilidad
Según la revista Gastronómica, existe un renovado interés por el consumo de vísceras, especialmente en la alta cocina de países como Estados Unidos. Este fenómeno responde no solo a su valor nutricional, sino también a una tendencia global hacia el aprovechamiento integral del animal, reduciendo el desperdicio y fomentando una alimentación más consciente y sostenible.
Desde el punto de vista nutricional, las vísceras se destacan por su densidad de nutrientes. Son ricas en vitaminas del complejo B —especialmente B1, B2 y B12—, así como en minerales esenciales como el hierro y el zinc.
La vitamina B1 (tiamina), presente en altas concentraciones, está asociada a un menor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
La vitamina B2 (riboflavina) ayuda a proteger al cuerpo frente a ciertos tipos de cáncer.
La vitamina B12 es clave para la salud cardiovascular y la formación de glóbulos rojos.
El zinc, por su parte, fortalece el sistema inmunológico y mejora la cicatrización de heridas.
Además, el hierro de las vísceras es altamente biodisponible, lo que significa que el cuerpo lo absorbe con gran facilidad, ayudando a combatir la fatiga y la anemia.
Precauciones necesarias
Pese a sus virtudes nutricionales, las vísceras también presentan algunas desventajas. Su alto contenido de colesterol puede ser problemático para personas con enfermedades cardiovasculares o trastornos lipídicos. Por ello, los expertos recomiendan consumirlas con moderación y siempre dentro de una dieta equilibrada.
Redescubriendo sabores y tradiciones
Incluir vísceras como hígado, corazón, riñones o intestinos en la alimentación diaria no solo ofrece beneficios para la salud, sino que también conecta con una herencia culinaria rica en sabor y significado. Este redescubrimiento no solo nutre el cuerpo, sino también la cultura y el respeto por el ciclo alimentario.
Consumidas con conocimiento y equilibrio, las vísceras pueden ser una fuente poderosa de nutrientes y una opción sostenible en tiempos donde la salud y el medio ambiente exigen nuevas formas de alimentarnos.