En las sierras de Cáceres, Ávila y Toledo, en el centro-oeste de España, se conserva un legado genético y cultural de enorme valor: la raza caprina Verata. Esta especie autóctona, representativa de la Comarca de la Vera, ha trascendido las fronteras del país por su doble aptitud productiva —carne y leche— y su papel clave en el equilibrio ambiental y la economía rural.
Pero su relevancia no se limita al ámbito local: su modelo de producción extensiva y sostenible ofrece valiosas lecciones para la industria alimentaria de América Latina, una región con enorme potencial caprino aún por desarrollar plenamente.
La Verata se cría bajo sistemas extensivos, adaptándose a terrenos de difícil acceso y aprovechando recursos naturales que, de otro modo, quedarían subutilizados. Este tipo de ganadería resulta esencial para mantener la vitalidad económica de zonas rurales, a la vez que contribuye al control de la biomasa vegetal, ayudando a prevenir incendios forestales y a regenerar ecosistemas. Su estiércol actúa como fertilizante natural, cerrando un ciclo productivo que une eficiencia y sostenibilidad. En un momento en que América Latina busca consolidar su compromiso con la producción agroecológica y el desarrollo rural sostenible, el modelo de la Verata se presenta como una inspiración real y adaptable.
La industria alimentaria española ha sabido transformar la producción de esta cabra en un sello de identidad y calidad. La carne de cabrito Verato, apreciada por su alto contenido proteico, bajo nivel graso y sabor suave, se ha posicionado en el mercado gourmet, respondiendo a una demanda global de alimentos saludables, trazables y de origen ético. De igual forma, la leche Verata, reconocida por su densidad y aroma característico, da vida a productos emblemáticos como el Queso Ibores, con Denominación de Origen Protegida (DOP), que combina tradición artesanal con altos estándares sanitarios e industriales.
Estos avances demuestran que las razas autóctonas, lejos de ser un vestigio del pasado, pueden convertirse en la base de una industria moderna, competitiva y sostenible. En América Latina, países como México, Argentina, Chile y Brasil poseen condiciones geográficas y culturales similares para la expansión de la producción caprina. En regiones semiáridas o montañosas, donde otros tipos de ganadería resultan menos viables, el modelo Verato podría inspirar políticas de fomento rural, proyectos de exportación de productos lácteos diferenciados y estrategias de conservación genética.
Además, la creciente demanda de productos caprinos en mercados internacionales abre oportunidades para crear cadenas de valor compartidas entre España y América Latina. Intercambios tecnológicos, programas de mejora genética y proyectos de cooperación agroindustrial podrían impulsar un nuevo escenario de colaboración iberoamericana basado en la sostenibilidad alimentaria.
No obstante, la Verata enfrenta el desafío de su conservación genética, ya que se encuentra en peligro de extinción. Su rescate, impulsado por instituciones españolas, evidencia la importancia de combinar ciencia, tradición y políticas públicas para proteger recursos zoogenéticos estratégicos. En este sentido, América Latina podría aprender de la experiencia española, aplicando modelos de conservación y producción integral que fortalezcan la biodiversidad y la soberanía alimentaria regional.
En síntesis, la cabra Verata representa mucho más que una raza caprina: es un modelo de equilibrio entre productividad, ecología y cultura. Su legado ofrece a América Latina una ruta clara hacia un futuro agroalimentario más sostenible, competitivo y alineado con las exigencias de los consumidores modernos. La conexión entre ambos mundos hispánicos podría convertir a esta raza, y a su filosofía productiva, en un símbolo compartido de innovación rural y calidad alimentaria.






      






