Pablo Campino, miembro del Comité Técnico de Chileprunes y ejecutivo de Pacific Nut, hace referencia a un auspicioso comienzo de temporada, gracias a las positivas precipitaciones, adecuadas horas de frío, y un buen periodo de poda y disponibilidad de mano de obra.
Un conjunto de factores, que en otros años no han sido de los mejores, han llevado a que el periodo de floración de los ciruelos europeos en Chile arranque de muy buena manera este 2022. Así se desprende de las palabras de Pablo Campino, miembro del Comité Técnico de Chileprunes y jefe de Programa de Ciruelas D'Agen en Pacific Nut Company Chile.
De partida, señala, a diferencia de los últimos tres años, este otoño e invierno, las precipitaciones han sido positivas y los campos están con humedades óptimas en los suelos. “Llovió lo que corresponde, muy similar a un año normal; con matices según el valle estamos hablando de 250 mm – 300 mm, en la época que corresponde, pues recordemos que el año pasado, en algunas zonas, cayeron 100 mm en enero, que nada aportan, sino todo lo contrario”.
Paralelamente, se tiene una buena reserva de nieve a nivel cordillerano, lo que asegura el suministro de agua para el verano, asegurando su disponibilidad para un buen término de la temporada. También funcionó bien en este comienzo de ciclo la poda de invierno, disponiendo de abundante mano de obra para el trabajo en huertos. Los dos años anteriores, por diversas razones, entre otras la pandemia, hubo escasez de mano de obra y huertos que, en definitiva, no se podaron de la mejor manera, llevando a altas producciones, en desmedro del calibre.
Otro tema relevante, que ha causado mucho daño en el pasado y que ahora no lo fue, han sido las heladas. Sobre todo, aquellas que se han dado, por ejemplo, en 2016, en la zona de la VI Región (zona al sur de la capital, Santiago) y que, junto a La Región Metropolitana, poseen sobre el 90% de la superficie cultivada de ciruelo europeo.
A nivel país, la superficie cultivada con ciruelo europeo alcanza las 12.450 hectáreas, siendo Chile el principal exportador mundial de ciruela seca. Pablo Campino indica que otro factor positivo de la temporada ha sido la buena acumulación de horas de frío, es decir, de temperaturas bajo los 7°, entre mayo y comienzos de agosto, lo que permite que el inicio de la floración se dé en los tiempos precisos, la primera semana de septiembre, y de manera compacta y pareja.
Años pasados, ha habido días con temperaturas de -2° en la mañana y tardes con 28° a 30° durante el periodo de floración, generando daños por heladas o por deshidratación de tubos polínicos, en desmedro de la producción. Lo que viene ahora es esperar que el clima siga acompañando en el periodo de cuaja y desarrollo de fruta para lograr producciones de calidad y con volúmenes que acostumbra la industria, señala el experto del comité técnico de Chileprunes.