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Restricción federal al THC sacude a la industria del cáñamo

Estados Unidos Ingredientes

La industria estadounidense del cáñamo enfrenta su mayor incertidumbre regulatoria desde la aprobación de la Ley Agrícola de 2018. El nuevo proyecto de gastos federales para 2025 incluye una disposición que limitaría a 0,4 miligramos de THC por envase cualquier producto derivado del cáñamo, una cifra extremadamente baja que pondría en riesgo miles de artículos hoy presentes en el mercado: bebidas infusionadas, gomitas, aceites, tópicos, vaporizadores y alimentos funcionales.

De aprobarse, este límite equivaldría, en la práctica, a eliminar casi todo el catálogo comercial de cannabinoides legales de baja potencia.

Una industria que creció rápido… quizá demasiado

Desde 2018, la legalización del cáñamo industrial—definido como cannabis con menos del 0,3% de THC en peso seco—desencadenó una oleada de innovación en productos no intoxicantes o de baja potencia. La flexibilidad normativa permitió el surgimiento de nuevos ingredientes, como el delta-8 THC o el HHC, que encontraron un espacio comercial en gasolineras, tiendas de conveniencia y comercios especializados. Estimaciones sectoriales indican que más de 300.000 empleos dependen directa o indirectamente de esta cadena, que abarca agricultores, laboratorios, manufactureros, transportistas y minoristas.

El mercado estadounidense del cáñamo y sus derivados superó los 28.400 millones de dólares en 2024, con tasas de crecimiento anual superiores al 15%. Además, los estados obtuvieron más de 1.500 millones de dólares en recaudación fiscal, una cifra que podría desplomarse si la nueva disposición entra en vigor.

¿Qué regula realmente la propuesta?

El borrador incluido en el Further Consolidated Appropriations Act, 2025 prohíbe “fabricar, distribuir o vender productos que contengan más de 0,4 mg de THC por envase”. No se trata del contenido por porción ni por concentración relativa: el límite aplica al envase completo, lo que afectaría incluso a gomitas con microdosis, bebidas con trazas naturales del cáñamo o productos tópicos con compuestos residuales derivados de la planta.

Para efectos comparativos, varias bebidas infusionadas con cáñamo contienen entre 2 y 5 mg de THC por botella, y las gomitas más suaves comercializadas hoy rondan 1 a 2 mg. Con la nueva regla, el 95% de estos artículos se volvería automáticamente ilegal.

Tensiones políticas y razones de fondo

El impulso regulatorio responde a crecientes preocupaciones de fiscales estatales sobre el aumento de cannabinoides sintéticos y productos psicoactivos accesibles a menores. Más de veinte estados solicitaron al Congreso un marco federal uniforme ante intoxicaciones asociadas a productos mal etiquetados, ausencia de controles sanitarios y rápida expansión del mercado gris.

Liderado por el senador Mitch McConnell—impulsor histórico del cáñamo industrial—el bloque republicano sostiene que el vacío legal permitió el desarrollo de “sustancias intoxicantes fuera de la intención original de la ley”. Organismos médicos y asociaciones de salud pública apoyan un límite nacional que reduzca riesgos en poblaciones vulnerables y mejore la trazabilidad.

Sin embargo, voces como el senador Rand Paul advierten que la disposición “aniquilaría” la industria, afectando sobre todo a agricultores que dependen del cultivo para diversificar ingresos. Su enmienda para eliminar la cláusula fue rechazada en noviembre de 2025, aunque el texto sigue en negociación.

Riesgos económicos y repercusiones inmediatas

La U.S. Hemp Roundtable estima que más del 90% del inventario actual quedaría fuera del mercado. Los fabricantes tendrían que reformular completamente sus líneas, invertir en tecnologías de extracción que eliminen casi todo el THC o retirar productos en masa. Minoristas perderían surtido, y cientos de pequeñas empresas podrían desaparecer en menos de un año.

Consumidores y comercios, además, enfrentarían una transición caótica si no se establecen plazos y lineamientos claros por parte de la FDA y la DEA.

El futuro de la enmienda dependerá de las negociaciones presupuestarias. Mientras tanto, la industria del cáñamo estadounidense aguarda definiciones que determinarán si enfrenta una simple reestructuración… o una crisis sin precedentes.

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