Con la caída de ventas en el mercado interno en casi todas las categorías, salvo en las salchichas, la gente de Paladini tenía mucha motivación para salir a exportar y de inmediato le llovieron pedidos en una categoría como la carne de cerdo en la que Argentina, lejos de exportar; compraba sobre todo en Brasil.
Pero las dramáticas inundaciones que castigaron a las zonas productivas brasileñas, provocaron que el vecino Uruguay, con un consumo de 20 kilos de carne de cerdo por habitante y por año, abriera sus puertas. Así las cosas, Argentina exportará por primera vez carne de cerdo enfriada y sin hueso a Uruguay. Y Paladini, a la sazón la mayor empresa del sector, está explorando e iniciando tratativas también en Brasil.
En el caso de Uruguay son cortes que cotizan unos US$ 2.500 la tonelada y se prevé un volumen de 50.000 toneladas, un negocio de unos US$ 125 millones.
El país vecino ya habilitó a otras tres plantas, además de la rosarina Paladini de la familia del mismo nombre. Están La Piamontesa, de Córdoba y La Pompeya y Tutto Porkys, de la provincia de Buenos Aires. Todas, de capital nacional.
En el caso de Paladini y aunque reconocen que una de las limitaciones es el costo argentino, están dispuestos a seguir conquistando mercados.
Se afirma que la carne de cerdo argentina es muy valorada gracias a la calidad genética. Y hay otro hecho: el país no utiliza ractopamina como anabólico, a diferencia de otros países, lo que mejora la reputación de la carne de cerdo made in Argentina.
Gustavo Bonvechi, gerente general de Paladini, señaló: “El acuerdo con Uruguay nos permite mostrar a otros mercados los productos de primera calidad que elaboramos en Argentina, y representa una oportunidad para continuar expandiendo nuestro negocio”.
Para abastecer la demanda, Paladini cuenta con dos centros de producción intensiva de cerdos con 12.000 madres. Uno se encuentra en Villa Amelia, en las cercanías de Rosario, y otro en La Toma, en San Luis.
Marcelo Díaz, gerente comercial de Paladini, contó a Clarín que en una primera etapa venderán matambrito, bondiola, panceta, paleta y tocino, entre otros, a la industria uruguaya que elabora fiambres.
Luego buscarán hacer pie con sus productos con marca. En paralelo y lejos de competir, los criadores de ambos países avanzaron a través de la Federación Porcina Argentina y su homóloga uruguaya en cooperar para mejorar la producción en las dos orillas del Río de la Plata.