El consumo excesivo de estos alimentos podrían producir enfermedades cardiovasculares, alteración de la función renal, cáncer de colon y de mama, entre otros.
El Concytec dio a conocer los alimentos ultraprocesados que la mayoría de personas (niños, jóvenes y adultos) acostumbran a incluir en sus dietas diarias obviando o sin saber que sus efectos pueden llegar a ser perjudiciales para la salud.
Entre los que figuran en la lista se encuentran los embutidos (chorizo, hot dog, jamonada, entre otros), los cereales en hojuelas, las barras energéticas, galletas, pasteles, hamburguesas, pizzas congeladas y muchos más.
NOVA, el sistema usado internacionalmente que toma en cuenta el grado de procesamiento industrial de los alimentos, los clasifica de la siguiente manera: en el primer tipo están los alimentos sin procesar o mínimamente procesados tales como: las frutas frescas, secas o congeladas; las verduras, granos y leguminosas; nueces; carnes, pescados y mariscos; huevos y leche fresca.
Los alimentos de esta categoría conservan la mayor cantidad de sus propiedades nutricionales al no experimentar ningún proceso industrial.
Un segundo tipo están los alimentos procesados los cuales se elaboran al agregar grasas, aceites, azúcares, sal y otros ingredientes a los alimentos mínimamente procesados con el fin de hacerlos más duraderos y, por lo general, más sabrosos. Aquí se incluyen los panes y quesos sencillos, pescados, mariscos, carnes saladas y curadas, frutas, leguminosas y verduras en conserva.
Un tercer tipo son los alimentos ultra procesados. Estos productos se caracterizan porque tanto el producto como algunos de sus ingredientes pasan por varios procesos industriales. Muchos vienen listos para consumirse o para calentar y, por lo tanto, requieren poca o ninguna preparación culinaria.
Esta categoría requiere de mucha atención pues allí se encuentran los alimentos más sabrosos como son las papas fritas en paquete, snacks empaquetados ya sean salados o dulces, helados, chocolates y caramelos, panes, bollos, galletas, pasteles, tortas y postres empaquetados, cereales endulzados, barras “energizantes”; mermeladas y margarinas, gaseosas y bebidas “energizantes”, bebidas azucaradas a base de leche, incluido el yogur y los néctares de fruta. Asimismo, están la leche de fórmula para lactantes y otros productos para bebés.
Se recomienda un bajo consumo a continuación cuatro consideraciones importantes a tomar en cuenta:
Tienen una muy mala calidad nutricional: Los procesos productivos a los que son sometidos tanto los ingredientes como el producto ocasiona que vayan perdiendo las propiedades nutritivas dejando un producto muy vistoso pero muy poco nutritivo.
Son extremadamente sabrosos y adictivos: Los productos ultraprocesados están hechos para saciar antojos; son exageradamente sabrosos, generadores de hábito y, a veces, llegan a ser casi adictivos porque poseen un rico olor, sabor, color, textura además de que son duraderos en el tiempo.
Esto, sin embargo, puede transtornar no solo el aparato digestivo sino también el cerebro, órgano que controla el apetito y por ende se incrementarían las ganas exageradas de comer conllevando al sobrepeso u obesidad.
Son erróneamente vistos como saludables: Muchas veces se les agrega vitaminas extra, que son sintéticas dándoles la apariencia de saludables o que pueden mejorar la salud o algunas dolencias, sin ser comprobado científicamente.
Contribuyen al desarrollo de algunas enfermedades. Lo alarmante es que cada vez hay más estudios que relacionan una dieta con alto contenido de alimentos ultraprocesados con enfermedades cardiovasculares, alteración de la función renal, cáncer de colon y de mama, entre otros.
No está comprobado que sean los causantes pero si existe un mayor riesgo de que quienes los consuman puedan padecer dichos males.
Finalmente, se recomienda a la población cuidar su salud, reducir el consumo de los alimentos ultraprocesados y priorizar una dieta variada con alimentos de buena calidad, naturales y nutritivos.